Desde la aparición de las primeras crisis alimentarias en la Unión Europea (vacas locas o fiebre aftosa), se inició un intenso trabajo para garantizar un suministro de alimentos más seguro desde la granja a la mesa. Se han puesto en marcha numerosas herramientas, como la publicación en el 2000 del Libro Blanco de la Seguridad Alimentaria o la creación dos años después de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA). Y se ha hecho especial hincapié en el análisis de riesgos, un concepto hasta entonces desconocido, pero que poco a poco ha ido ganando terreno en el campo de la seguridad alimentaria. Pese a los avances conseguidos, todavía hoy existe cierta incertidumbre acerca de aspectos como la evaluación y la gestión del riesgo alimentario, algo sobre lo que la EFSA intenta poner fin. El artículo explica cuáles son las principales diferencias entre ambos términos y algunos casos prácticos.
En el campo de la seguridad alimentaria, la gestión del riesgo consiste en estudiar medidas que minimicen o reduzcan los peligros y determinar cuáles son las medidas más eficaces que deben adoptarse. En la Unión Europea, el trabajo en este campo distingue dos acciones distintas: por una parte la evaluación de los riesgos y, por otra, la gestión. El objetivo es conseguir que los alimentos que llegan al consumidor sean inocuos, de calidad y no causen daño. Para ello, es necesaria la colaboración de un equipo multidisciplinar, en el que participen expertos en seguridad alimentaria, autoridades nacionales de salud, administraciones públicas, la UE y organizaciones internacionales. Según la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN), la gestión de los riesgos alimentarios incluye la evaluación del riesgo, la selección de medidas para prevenir o reducir el riesgo y garantizar un nivel alto de protección de la salud.
Evaluar frente gestionar riesgos
La gestión del riesgo es un proceso muy distinto al de la evaluación. Esta última se establece cuando puede estar presente un riesgo y, si es así, cuál puede ser el alcance o la magnitud del riesgo. En cambio, en el proceso de gestión de riesgos, se usa la información recopilada en la evaluación, junto con otras consideraciones (viabilidad técnica, costes económicos y sociales, entre otros), para tomar decisiones sobre la necesidad o viabilidad de implementar medidas.
Evaluación de riesgos. Se refiere al asesoramiento científico y el análisis de datos. Incluye la identificación del peligro, es decir, cuáles son los agentes biológicos, químicos o físicos perjudiciales; la caracterización del factor de peligro; la determinación de la exposición; y la caracterización del riesgo. En el caso de la UE, la EFSA es la principal responsable del asesoramiento del riesgo.
Gestión del riesgo. Tras realizar la evaluación, los gestores del riesgo emplean la información como base para tomar decisiones y abordar las cuestiones planteadas. En la UE, esta función la llevan a cabo las autoridades de la Comisión Europea y el Parlamento Europeo. Ambos desarrollan las políticas en función de lo que dictamina la EFSA.
Además de la evaluación y la gestión del riesgo es importante tener en cuenta otro concepto, el de la comunicación del riesgo. Transparencia y claridad son dos palabras clave sobre las que debería fundamentarse este apartado para conseguir la confianza del consumidor. La manera cómo llega la información es fundamental para determinar su impacto y eficacia, y no solo debe explicar el riesgo, sino contextualizarlo de manera clara y ofrecer cuáles son las medidas que se adoptan (retiradas de productos, inspecciones y controles y aplicación de leyes y normativas). Por encima de todo, debe evitarse la confusión al consumidor.
Casos prácticos
De acuerdo con la legislación europea, todos los aditivos aprobados antes de 2009 deben ser reevaluados en 2020. Según ejemplifica la EFSA, los pasos que se darían en este caso serían:
- 1. Los gestores del riesgo priorizan cuáles son los aditivos alimentarios que deben ser reevaluados antes.
- 2. La EFSA lleva a cabo una minuciosa y exhaustiva evaluación de los riesgos para cada uno de los aditivos. Esto incluye una evaluación de la exposición del consumidor a los aditivos a través de la dieta.
- 3. Tras la evaluación de la EFSA, los gestores de riegos pueden autorizar, o no, la comercialización de determinadas sustancias de los aditivos o revisar los niveles máximos autorizados en los alimentos.
La EFSA también evalúa los organismos modificados genéticamente (OMG) y los gestores del riesgo deciden si autorizan o no un determinado OMG. Otras sustancias que son evaluadas son los pesticidas como neonicotinoides, materiales en contacto con los alimentos y aditivos para piensos.