Las jarras de agua con filtro tienen como objetivo limpiar el agua antes de consumirla. Pero, ¿en realidad son eficaces para garantizar su inocuidad? La eficacia de este utensilio, según la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria de la Alimentación, el Medio Ambiente y Trabajo francesa (ANSES), plantearía ciertas dudas. Uno de sus informes revela que el uso de estas jarras no descarta que puedan liberarse diversos contaminantes en el agua potable o incluso que pueda alterarse la calidad microbiológica. El artículo explica cuáles son los pros y contras de filtrar el agua y si es mejor optar por el agua embotellada.
Las jarras de agua con filtro se utilizan precisamente para eso, para filtrar el agua del grifo. El fin de este objeto es que se filtren sustancias no deseadas como el cloro. Pero debe tenerse en cuenta que, en la actualidad, el agua del grifo es potable en España, por tanto puede consumirse sin problema. Antes de llegar a las casas, el agua sigue un largo camino en el que desempeñan un papel importante los controles, la vigilancia y los análisis que garantizan su potabilidad para minimizar posibles riesgos microbiológicos o químicos. El objetivo es que el agua cumpla con una calidad sanitaria apta. Por tanto, el uso de artículos como las jarras con filtro no sería necesario, excepto en casos donde la calidad del agua puede mejorar.
Se estima que estas jarras mejoran la calidad del agua en términos de sabor y olor y eliminan el sabor a cloro o reducen la concentración de sustancias como el plomo. Sin embargo, según un informe de la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria de la Alimentación, el Medio Ambiente y Trabajo francesa (ANSES), esto debería revisarse, teniendo en cuenta que de la misma manera que suprimen sustancias no deseadas también es posible que se deshagan de sustancias que sí conviene mantener y que son beneficiosas. Para la ANSES, estos utensilios pueden ser responsables de la disminución del pH o de una alteración de la calidad microbiológica del agua, lo que significa que se convierte en un medio favorable para la proliferación de microorganismos patógenos, sobre todo si se almacena el agua a temperatura ambiente durante un tiempo.
Pros y contras de filtrar el agua
Las jarras de filtro están destinadas al tratamiento del agua potable, no a tratar agua que no es potable
Si bien el informe de la ANSES garantiza que no hay un riesgo para la salud de los consumidores derivado del empleo de jarras con filtro, sí concluye que su utilización puede conducir a la liberación de diversos contaminantes (iones de plata o amonio) en el agua de bebida, además de los problemas ya citados. Debe considerarse, recuerda la agencia francesa, que las jarras de filtro son dispositivos destinados al tratamiento de agua en el hogar para consumo humano. No están diseñadas para hacer que el agua no potable pase a serlo. Lo puntualizan muy bien. Por tanto, deberá tenerse en cuenta que su uso es sobre todo para mejorar las cualidades organolépticas del agua o para eliminar algunos metales como el plomo. Pero estudios hechos por la Dirección General de Competencia, Consumo y Represión de Fraudes (DGCCRF), también francesa, demuestran que se pueden liberar sustancias indeseables en el agua.
Para asegurar un empleo eficiente de las jarras de agua con filtro, la ANSES hace una serie de recomendaciones:
Leer las instrucciones de uso, limpieza de la jarra y sustitución regular del filtro en contacto con el agua.
Guardar la jarra con el agua en la nevera y consumirla dentro de las 24 horas después de la filtración.
Prestar atención a los consejos de los fabricantes.
Los expertos afirman que se encuentran con ciertas complicaciones al determinar los riesgos reales de estos objetos, ya que hay una gran diversidad de materiales utilizados, de sistemas de filtración y una falta de conocimiento preciso de la composición de los filtros. También recuerdan un punto muy importante: que los materiales, tanto de jarras como de botellas y filtros, cumplan con los reglamentos relativos a los componentes que entran en contacto con los alimentos.
¿Agua del grifo o embotellada?
Cualquiera de las dos opciones, tanto el agua del grifo como la embotellada, son válidas desde el punto de vista de la calidad y la seguridad. Siempre que el agua de distribución siga las normas y aplique las condiciones que establecen las autoridades sanitarias respecto a la estabilidad biológica de la red de distribución, las ventajas sanitarias son similares.
Sí debe tenerse en cuenta que en el caso del agua del grifo el origen es diverso, ya que puede proceder de ríos, lagos o acuíferos. Esta diversidad hace que el agua tenga una composición muy variable y, por tanto, requiera de técnicas distintas de tratamiento para que el resultado sea un agua con las mismas garantías de seguridad.
El agua embotellada también es un producto de alta calidad que sigue estrictos controles en todos y cada uno de los eslabones de producción. El objetivo es envasar el agua de manera que queden garantizadas sus características originales de composición y pureza y que llegue al consumidor siguiendo todas las normas de calidad y seguridad alimentarias. El del agua embotellada es uno de los sectores más reglamentados, tanto en el ámbito europeo, como estatal y autonómico. En el ámbito europeo, el sector de las aguas de bebida envasadas ha creado la ‘Guía de Buenas Prácticas’ a partir de la que se establecen los requisitos de autocontrol que se basan en la metodología del Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control (APPCC), una herramienta con la que las industrias del sector garantizan la seguridad del agua a través de los autocontroles en todas las fases: captación, conducción, envasado y almacenamiento.