Perder peso con una dieta estricta. Volver a los hábitos anteriores. Recuperar el peso perdido. Pesar más que antes de comenzar. Volver a la dieta estricta. Estos cinco pasos son la base de un aciago ciclo llamado “efecto yoyó” (en inglés, weight cycling), un fenómeno muy conocido en el ámbito de la dietética. Su fama, sin embargo, no responde a los halagos que (no) recibe por parte de los profesionales sanitarios, sino más bien a sus probados efectos negativos sobre el control de peso corporal y, más todavía, sobre la salud en general. De hecho, un nuevo estudio ha confirmado los temores de los expertos en obesidad a este respecto. A continuación se plantean tres razones de peso para huir del efecto yoyó.
Dietas mágicas para adelgazar y efecto yoyó: por qué evitarlos
De entre los pacientes que acuden a los dietistas-nutricionistas, existe un grupo conocido como los ‘dieters‘. Este anglicismo hace referencia a personas cuyos hábitos de alimentación suelen ser desequilibrados y que de forma periódica realizan regímenes de todo tipo. Los siguen para «compensar» los excesos a los que someten su cuerpo de forma habitual, pero sobre todo con el objetivo de perder los kilos de más que se han acumulado en su cuerpo de forma insidiosa. Pese a que hay muchas razones para desaconsejar esta práctica, es importante considerar las tres que se exponen a continuación.
1. Las dietas estrictas no son eficaces
Cuanto más se fuerza el motor de un coche, más se deterioran sus componentes. Así que «pisar a fondo» a menudo hará que el coche cada vez funcione peor. Algo así sucede con el control de peso corporal si sometemos a nuestro organismo de manera regular a las desaconsejables dietas estrictas. A más regímenes severos, más difícil será controlar la aguja de la báscula, porque el metabolismo «se resiente» y responde cada vez peor a cualquier estrategia dietética.
Quien cae en la trampa del efecto yoyó tiene más riesgo de ganar peso que quien jamás ha hecho «dieta»
Un documento elaborado por la Red Escocesa Intercolegiada sobre Guías de Práctica Clínica señaló en 2010 que quien cae en la trampa del efecto yo-yó (ganancia de peso tras una disminución inicial, seguida por un nuevo comienzo del ciclo) tiene más riesgo de ganar mucho peso a los 4-6 años que quien nunca ha hecho «dieta» alguna. Es decir, recuperamos el peso, y nos llevamos unos kilos «de premio»; nada recomendable.
2. El efecto yoyó pone en riesgo la salud
El efecto yoyó provoca una rápida disminución de peso. Es necesario conocer la opinión al respecto de la prestigiosa American Obesity Treatment Association que, en su ‘Carta de derechos del paciente‘, detalla que «los pacientes tienen derecho a saber que perder peso con rapidez puede causar graves problemas de salud». Entre dichos problemas se encuentra la hipertensión, pero también los cálculos biliares, e incluso un mayor riesgo de morir de forma prematura, según recoge una importante guía de prevención y tratamiento de la obesidad.
Un nuevo estudio, publicado en The Journals of Gerontology, confirma que el efecto yoyó es arriesgado para la salud. El estudio se centró en mujeres postmenopáusicas, un colectivo muy proclive a realizar regímenes debido a la ganancia de peso con los años. Tras 17 meses de seguimiento, los investigadores constataron que la ganancia de peso tras la pérdida inicial se traduce en aumentos del colesterol, los triglicéridos, la glucosa y la insulina. La conclusión del estudio ha sido que «en mujeres posmenopáusicas, incluso una recuperación parcial del peso después de una pérdida deliberada se asocia con un incremento del riesgo cardiometabólico». Daniel Beavers, primer firmante del estudio, subrayó que, en las mujeres que habían recuperado peso tras perderlo, algunos factores de riesgo fueron peores que antes de dicha pérdida.
3.No se puede controlar el peso sin aprender a comer bien
Aunque parezca obvio, muchos dieters‘ no son conscientes de que, así como para aprender a ir en bicicleta hace falta montarse en una bicicleta, y no en un patinete, para aprender a comer de forma saludable (requisito fundamental para el control de peso), es necesario alimentarse de forma saludable. Cualquier rutina necesita un mínimo plazo para tener éxito y es por ello que la constancia es una de las claves para interiorizar cualquier hábito de salud.
Seguir una dieta estricta, un régimen severo o, peor, una dieta milagro para perder peso en poco tiempo no solo es inútil para adelgazar con éxito, sino que además puede impedir la adquisición gradual de los cambios en el comportamiento alimentario necesarios para el éxito a largo plazo en la pérdida de peso, tal y como reconocen el Comité de Nutrición de la Asociación Americana del Corazón o el Sistema Nacional de Salud de Estados Unidos. Deseducar no educa, como es lógico. Es necesario tener presente que, como indican los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, el peso saludable «no es una dieta, es un estilo de vida».