Las tasas de lactancia materna en España están muy lejos de acercarse a una situación idónea. Y esto no es un asunto menor o un tema “de bebés y mamás”, sino algo que perjudica a toda la sociedad, dado el papel que ejerce la lactancia en la protección de enfermedades maternoinfantiles. También es una cuestión que preocupa mucho, y con razón, a la Organización Mundial de la Salud (OMS). En el presente artículo se aborda la baja cifra de niños amamantados de forma exclusiva hasta los seis meses, se pone de relieve el papel de la lactancia materna en la salud y se detalla la importancia de que los gobiernos la promocionen.
«La lactancia materna es ampliamente reconocida como la mejor opción para la alimentación infantil y se considera un elemento crítico para la salud pública, y no solo una cuestión de elección de estilo de vida». Con estas palabras comienza una interesante investigación publicada el 22 de junio de 2015 en la revista Public Health Nutrition.
Lactancia exclusiva a los seis meses: menos del 30%
El trabajo científico, en el que ha participado el reputado doctor João Breda (Oficina Regional de la OMS para Europa), constata que las tasas de lactancia materna exclusiva a los seis meses son muy bajas. Se entiende como «lactancia materna exclusiva» no incorporar alimentos diferentes a la leche materna en la dieta del bebé, sean sólidos o líquidos, y eso incluye al agua. Si el niño consume, en su caso, vitaminas, minerales o fármacos, se considera que sigue siendo amamantado de forma exclusiva.
Pues bien, en el caso de España, solo el 28,5% de los bebés son amamantados de manera exclusiva hasta los seis meses, una cifra un poco superior a la media europea, que asciende al 25%.
Importancia de la lactancia exclusiva hasta los seis meses
En el artículo ‘Bebés: ¿hasta qué edad conviene que tomen solo leche materna?‘ se justificó que dar el pecho de forma exclusiva durante más de cuatro meses puede disminuir en un 72% el riesgo de hospitalización por infecciones de las vías respiratorias inferiores durante el primer año de vida del pequeño. También se indicó que un niño amamantado de manera exclusiva hasta los seis meses presenta un riesgo cuatro veces menor de sufrir neumonía en comparación con otro que reciba lactancia materna exclusiva solo hasta los cuatro meses.
Estos, y otros aspectos sanitarios, justifican la postura de la OMS de recomendar que la lactancia materna exclusiva se prolongue hasta los primeros seis meses de vida y que la lactancia continúe hasta como mínimo los dos años de edad. Es un consejo que apoya la comunidad científica internacional, que la observa como una prioridad de salud pública.
Lactancia materna, un tesoro poco valorado
Si bien es preocupante la baja cifra de bebés amamantados de forma exclusiva hasta los seis meses, más alarmante aún es la constatación, como aparece en el texto de Public Health Nutrition antes citado, de que solo el 28% de los pequeños europeos son amamantados, de media, al llegar al año de edad.
Es alarmante porque entre los beneficios de la lactancia materna para la salud infantil se encuentra un menor riesgo de padecer afecciones agudas, tales como infecciones gastrointestinales, otitis media, asma, enfermedades respiratorias o el síndrome de la muerte súbita. Pero también protege de enfermedades crónicas como diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares e incluso obesidad, una dolencia cada vez más frecuente y responsable de entre el 10% y el 13% de las muertes en Europa.
Asimismo, amamantar se asocia a beneficios para la madre, dado que la protege de la diabetes tipo 2 así como de los cánceres de ovario y mama, tal y como ha constatado una revisión sistemática de la literatura recién publicada en la revista científica Acta Paediatrica. Supplementum (diciembre de 2015).
A todo lo anterior hay que sumar beneficios medioambientales, económicos e incluso psicológicos, ya que existen pruebas que relacionan la lactancia materna con la inteligencia infantil.
Menos de un 6% de los hospitales en España son «amigos de los niños»
Por todo lo anterior resulta imprescindible que las autoridades sanitarias tomen cartas en el asunto. Algo que, en el caso de España, no parece materializarse, dado que solo el 5,7% de los hospitales de nuestro país son «baby-friendly» (amigos de los niños), tal y como se lee en el artículo del doctor Breda y sus colaboradores, antes citado. Esta denominación es una acreditación que otorga la Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia (IHAN), que hasta 2009 se denominó «Iniciativa Hospital Amigo de los Niños». Esta acreditación se da cuando el centro sanitario no acepta sucedáneos de leche materna gratuitos o a bajo costo, ni tampoco biberones o pezoneras, y ha puesto en marcha diez medidas concretas para apoyar la lactancia exitosa, disponibles en la página web de la OMS.
Es cierto que los requisitos de IHAN son estrictos y que el proceso de evaluación es largo y costoso, por lo que es posible que haya hospitales que, aún no cumpliendo sus exigencias, estén cerca de hacerlo. Y también es cierto que, gracias a IHAN, muchos centros sanitarios, aunque no tengan su acreditación, han mejorado mucho su atención a bebés y madres. Pero de lo que no cabe duda es de que si menos del 10% de los hospitales españoles tienen la acreditación de IHAN, la baja calidad asistencial con respecto a la lactancia materna es más norma que excepción, según declaran expertos en el tema, como el pediatra Luis Ruiz.