El aperitivo, ya sea con cañas, vino o vermú, forma parte de nuestra cultura gastronómica, al igual que el chupito de hierbas “digestivo”, los refrescos, los cubatas o los gintonics. Pero ninguna de estas bebidas tiene un perfil nutricional de interés ni son buenas opciones para hidratarse. La mejor elección, sin duda, es el agua. El problema es que, frente a las otras propuestas, parece aburrida. ¿Y qué tal cambiar su presentación para beber más sano? A continuación se dan cinco ideas para ofrecer el agua de una forma más atractiva.
No tiene color, ni sabor ni aroma a nada. Tampoco se sirve en un vaso de diseño ni en una copa especial. En nuestro entorno, basta abrir una botella de plástico o un grifo para obtenerla… Estas características tan poco glamurosas contribuyen a que perdamos interés en el agua y nos centremos en otras bebidas coloridas, sabrosas, bien puestas.
Y, sin embargo, son esas mismas características las que convierten al agua en la fuente idónea de hidratación. De todas las bebidas citadas, el agua es la única que se puede ingerir a raudales sin provocar dolores de cabeza, comas etílicos o picos de glucemia. Es más: el agua es la única que se puede beber sin miedo -ni asco-, si se queda la botella dentro de un coche al sol.
H2O: dos medidas de hidrógeno por una de oxígeno. Ese es el cóctel, la fórmula secreta de la fuente de la vida. Ahora bien, con tantas creaciones ricas, burbujeantes y visualmente atractivas, el agua parece poca cosa. Poner un simple vaso de agua entre copas con cócteles, mojitos o cañas es como pretender que destaque un disfraz casero de pirata en mitad del Carnaval de Río. ¿O no?
La solución más sencilla viene en botellín o en lata, acompañada con algo para picar que, a menudo, tiene mucha sal. Pero ¿y si se le aplica al agua un «cambio radical»? ¿Por qué no vestirla y presentarla de un modo más atractivo, como un miembro más del carnaval? Existen mil opciones para ello, y lo mejor es que todas son sanas.
Cinco ideas exprés para vestir el agua
- 1. Para empezar, se pueden elegir unos vasos originales o bonitos. El agua adopta la forma del recipiente, así que el recipiente hace mucho. Unos jarritos, unas copas, unos vasos artesanales, rústicos o con colores siempre llaman la atención.
- 2. También está la opción de añadir frutas y hierbas aromáticas, desde unas rodajas de naranja, lima o limón -para dar el toque cítrico-, hasta unas fresas, uvas o pequeños frutos del bosque, como arándanos y moras. Un rulo de piel de limón bien lavada, unas ramitas de hierbabuena o de menta le darán un punto especial.
- 3. Las burbujas aportan otra sensación al paladar y dan a la presentación un toque visual diferente. Para obtenerlas, basta con usar agua con gas o incluso añadirle unas gotitas de limón o de lima, pero solo un poquito, lo justo para dar una nota de sabor sin que quede muy ácido y, así, no haga falta agregar edulcorantes.
- 4. Los cubos de hielo son muy importantes. Además de mantener fría la bebida, pueden ser originales y vistosos, aportando color (pueden tener dentro trocitos de fruta congelada o granos enteros de pimienta).
- 5. Y, por último, cabe recordar que el té y las infusiones también son bebidas con agua que se pueden tomar bien frías, dando mucho juego en lo que a color y sabor se refiere.