Diciembre puede ser una pesadilla para las personas que tengan alguna limitación en su alimentación. Puede ser un tormento tanto para las que están tratando de conseguir un peso saludable, como para las que por problemas de salud se ven obligadas a realizar restricciones más severas, en especial en el caso de los dulces, como pueden ser las personas con diabetes. La oferta de turrones, mazapanes, mantecados y todo el abanico de dulces navideños cada vez se pone antes a la venta: ¡están desde principios de noviembre! Y, por supuesto, no faltan en los encuentros y celebraciones, más abundantes aún en esta época que durante el resto del año. Pero ¿y las versiones sin azúcar de estos dulces? ¿Son una alternativa saludable? En el artículo se analiza esta cuestión.
Los dulces navideños, elaborados básicamente con frutos secos, grasas y azúcar, son muy concentrados en energía; es decir, contienen muchas kilocalorías en porciones muy pequeñas. Aunque su perfil graso puede ser saludable (en el poco probable caso de que solo lleven frutos secos o que los mantecados sean de aceite de oliva), las cantidades de azúcar que poseen los alejan de ser un producto saludable o aconsejable para consumir con frecuencia. Y sí, comerlos varias veces a la semana durante más de dos meses no es una ingesta moderada, ni siquiera para las personas con un peso saludable y sin problemas de salud.
Las versiones «sin azúcar» de los dulces navideños
Hace unos años aparecieron en el mercado las versiones «sin azúcar» de todos estos dulces, como alternativa saludable y adecuada para personas con algún problema de salud o tan solo preocupadas por su peso. Según la marca y el tipo de producto, hay fabricantes que han optado por sustituir el azúcar por edulcorantes sintéticos o por fructosa.
- Respecto a los edulcorantes, hoy se sabe que su consumo afecta de manera negativa a la microbiota intestinal, causa molestias digestivas (como flatulencias o diarrea, según la tolerancia individual) y no funciona bien en pérdida de peso ni en prevención de la diabetes. Además, los edulcorantes siguen acostumbrando al consumidor al sabor dulce. No son, por tanto, una solución.
- Por otro lado, reemplazar el azúcar por fructosa tampoco aporta ventajas reseñables. Se sigue tratando de un azúcar añadido que se debe limitar. Aunque se argumenta que su índice glucémico es menor que el de la sacarosa (azúcar común), este hecho no lo convierte en una alternativa saludable ni es una opción mejor para las personas diabéticas, para las que el consejo sigue siendo reducir el consumo de cualquier azúcar añadido. La ingesta de fructosa añadida se relaciona también con menor salud cardiovascular y aumento de grasa hepática, peso y grasa visceral.
En cuanto a las calorías, tampoco aportan ninguna ventaja reseñable. La diferencia calórica entre el producto normal y la versión «sin azúcar» es ínfima; basta con ver los etiquetados para comprobarlo.
En cambio, sí hay diferencias muy notables en el precio. Según qué marcas, las versiones sin azúcar pueden ser hasta un 50% más caras. Y si se tiene en cuenta que el azúcar está lejos de ser el único problema de estos productos, no parece que las versiones «sin azúcar» presenten ningún tipo de ventaja.
Su elevado valor calórico y la frecuente adición de grasas de mala calidad los hacen dulces para consumir de manera muy esporádica y en raciones pequeñas, lleven o no sacarosa. Y aunque el dulce estuviese fabricado con edulcorantes (como sucede en muchos chocolates sin azúcar) para así reducir su aporte energético, tampoco se obtendría un producto saludable. La cantidad de polialcoholes que contienen estos alimentos no los convierte en «saludables», solo en «preferibles al azúcar».
Por tanto, la recomendación a nivel general, también aplicable a personas con diabetes o con exceso de peso, es huir de este tipo de productos y comprar solo una pequeña cantidad de dulces típicos, si es posible de buena calidad (con alto porcentaje de frutos secos y sin adición de grasas poco saludables para abaratar), tal vez en alguna pastelería donde los preparen de manera artesanal y tomarlos solo en las fechas señaladas, eligiendo una porción de nuestro favorito y disfrutándola.