Estamos familiarizados con la palabra estrés. La mayoría de nosotros piensa que estrés es sinónimo de preocupación (pérdida de empleo, fallecimiento de alguien querido…). Sin embargo, para el cuerpo, la palabra estrés tiene un significado mucho más amplio; es sinónimo de cambio. Cualquier cosa que cause un cambio en nuestra vida causa estrés. No importa si es un cambio bueno o malo, ambos son estresantes. Aún los cambios imaginarios son estresantes: si teme que no tendrá suficiente dinero para pagar la renta, si le preocupa la posibilidad de que le despidan de su trabajo, si cree que le darán un aumento; todo eso es estrés.
El estrés puede causar enfermedades Las células cerebrales se comunican entre sí mediante mensajeros químicos. Cuando la persona está expuesta a niveles altos de estrés ésta comunicación comienza a deteriorarse. Cuando éstos mensajeros fallan la persona comienza a sufrir síntomas tales como: insomnio, dolores generalizados, depresión, angustia, etc… A ésta condición se le llama sobre-estrés y puede ser la causa de enfermedades. Cargar con demasiado estrés es como manejar el coche con solo la reserva de gasolina, dejar el tostador prendido, o manejar un reactor nuclear mas allá del nivel permitido. Tarde o temprano algo dejará de funcionar adecuadamente. Numerosos estudios han relacionado el sobre-estrés con afección gastrointestinal (úlceras, cólicos, diarreas, gastritis…), cerebral (fatiga, dolores, llanto, depresión, insomnio, ataques de angustia…), cardiovascular (presión alta, taquicardia o palpitaciones irregulares…), inmunitario (resistencia disminuida a las infecciones…), piel (enrojecimiento, eccemas…). Recientemente se ha descubierto que el sobre-estrés causa cambios físicos en el cerebro. La fatiga, llanto, depresión, angustia, e insomnio típicos son causados por una disfunción química cerebral.
Mensajeros químicos cerebrales Existen ciertos químicos vitales que llevan los mensajes entre las células cerebrales. En esencia, éstos químicos permiten que las células nerviosas cerebrales se comuniquen entre sí. En un día típico dentro del cerebro, trillones de mensajes se mandan y se reciben. Los mensajes que son positivos, son llevados por los «mensajeros alegres «. Otros mensajes son sombríos y depresores y son llevados por los «mensajeros tristes». La mayor parte de los centros nerviosos reciben ambos tipos de mensajes. Mientras ésta transmisión esté en balance todo funciona con normalidad. Cuando existe demasiado estrés en el cerebro, los mensajeros alegres comienzan a atrasarse en sus entregas. En la medida que continúa el estrés, los mensajeros alegres comienzan a fallar. Esto causa que centros importantes del cerebro reciban tan solo mensajes tristes. La persona ha entrado en un estado de desbalanciamiento químico cerebral conocido como sobre-estrés.
La dieta ayuda a combatir el sobre-estrés – Mantenga su nivel de glucosa estable. Una consideración dietética importante es evitar las variaciones en la glucemia (nivel de glucosa en sangre). Para ello, no deben faltar de la alimentación diaria alimentos ricos en hidratos de carbono complejos tales como: pan, arroz y otros cereales, pasta, patatas, legumbres. Estos alimentos, están compuestos por móleculas de glucosa de enlaces fuertes, y estos enlaces son descompuestos por el cuerpo de manera más lenta, lo que permite que la glucosa se libere paulatinamente.
– Distribuya la alimentación en varias tomas. Comer menos pero con mayor frecuencia también ayuda a mantener estable la glucemia. – Tome alimentos ricos en triptofano. La producción cerebral de serotonina, uno de los mensajeros alegres, es muy sensible a la dieta. El aumento se debe a una mejor absorción del aminoácido triptofano. Las fuentes dietéticas más importantes son: carnes rojas, pescados, leche y derivados, huevos, nueces, almendras, plátano y lechuga. En el organismo, la síntesis y liberación de serotonina dependen de la relativa proporción de hidratos de carbono y proteínas consumidos con la dieta. Al ingerir una mayor proporción de hidratos de carbono cambia el patrón de los aminoácidos plasmáticos aumentando la utilización cerebral de triptofano y por lo tanto la síntesis y liberación de serotonina. – Incluya diariamente al menos una ensalada al día y dos frutas frescas. Estos alimentos constituyen las principales fuentes de vitamina C. Las necesidades de esta vitamina aumentan en caso de estrés de cualquier tipo. Además, este nutriente estimula las defensas, lo cual resulta muy conveniente en caso de estrés. – Valore la posibilidad de tomar un suplemento de vitaminas y minerales. Puede que su cuerpo precise un aporte extra de estos nutrientes, en forma de suplemento que puede adquirir en cualquier farmacia. Asegúrese de que no lleva añadido sustancias excitantes (ginseng, cafeína…), ya que le puede provocar un efecto contraproducente. Mantenga el tratamiento varios meses para que su organismo pueda recargar las reservas de estos nutrientes. – Reduzca e incluso elimine de su dieta sustancias tóxicas y excitantes como las bebidas estimulantes, bebidas alcohólicas, cafeína, tabaco… Los productos estimulantes, excitan pero no nutren, y aunque momentáneamente pueden proporcionar una cierta ayuda, su uso continuado acaba produciendo desgaste nervioso, agotamiento y falta de adaptación al estrés.