Agua, bebidas ‘light’, sin cafeína, con vitaminas, isotónicas, azucaradas, con excitantes o refrescantes edulcoradas, entre otras, son algunos ejemplos de bebidas que han invadido las neveras de los españoles incrementando espectacularmente su consumo año tras año. Pero no todas las bebidas del mercado son aptas para todos los públicos. Por este motivo, se ha editado una guía de recomendaciones según la edad o el estado de salud.
La base: agua para todos
Científicos procedentes de distintos centros de investigación de EE.UU. han observado una implicación existente entre el incremento en el consumo de bebidas y el exceso de energía que este hábito comporta, pudiendo ser uno de los factores que influye en el aumento de los índices de obesidad. Con el objetivo de clarificar los beneficios y los riesgos para la salud de los líquidos que tomamos, han elaborado ‘The Beverage Guidance Panel’, una guía de recomendaciones para aprender a beber saludablemente, concepto fundamental a la hora de plantearse unos buenos hábitos alimentarios.
Hidratarse de forma incorrecta puede empeorar la circulación sanguínea, disminuir la capacidad de trabajo y provocar confusión mental
Por el contrario, hidratarse de forma incorrecta puede empeorar la circulación sanguínea, disminuir la capacidad de trabajo y provocar confusión mental.
Los clásicos: café y té
El aprovechamiento de las virtudes terapéuticas del café o del té es una práctica milenaria que nunca ha dejado de tener vigencia. De hecho, según la nueva imagen gráfica propuesta por investigadores americanos, estas dos bebidas constituyen, consumidas en su justa medida, el segundo nivel dentro del esquema de bebidas recomendadas. El té, estimulante ligero con un tercio menos de cafeína que una taza de café, contiene una interesante cantidad de antioxidantes, además de diversos micronutrientes, asociados a un descenso moderado en el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas, aumento de la densidad ósea y reducción del riesgo de litiasis renal (piedras en el riñón).
Las sustancias excitantes como la cafeína y la teína no son un problema en el adulto sano, ya que a día de hoy se ha comprobado que un consumo moderado de café y té (tres tazas diarias de bebida no concentrada) no se asocia a problemas cardiovasculares, hipertensión o hipercolesterolemia. Sin embargo, la edad afecta al nivel de sensibilidad que tiene el organismo frente a este tipo de sustancias; los ancianos pueden sufrir trastornos del sueño y en los niños su consumo está totalmente desaconsejado. El efecto de la cafeína durante el embarazo sigue estando sujeto a controversia, ya que los resultados de numerosos estudios son contradictorios.
Ni siquiera instituciones médicas de reconocido prestigio como el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos y la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva tienen todavía una posición oficial sobre la cafeína durante la gestación. Por prudencia muchos obstetras aconsejan que se limite su consumo durante el embarazo y, si se hace, que sea de manera comedida, sin superar las 2-3 tazas al día de café o té suave, no concentrado.
Refrescos a medida
Las bebidas con sabor dulce y pocas calorías conocidas como ‘Diet’ o ‘Light’ son preferibles a sus homólogas con azúcar, ya que hidratan sin un aporte innecesario de energía extra. En la actualidad se está investigando sobre el efecto que tienen algunos edulcorantes como el aspartamo en el aumento del deseo de dulce en las personas que consumen estos refrescos con regularidad. Según un informe elaborado por la Dirección General de Industria Agroalimentaria y Alimentación del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), en España las bebidas de cola ‘light’ son las que experimentan un mayor crecimiento.
Cada vez son más los consumidores habituados a su sabor, lo que explica que paulatinamente se va incrementando su consumo. Las bebidas para deportistas, como las isotónicas, están concebidas para reponer la energía y los minerales perdidos durante la práctica de ejercicio físico. Por esta razón su consumo habitual sólo es recomendable para quienes practican deporte intenso, ya que contienen importantes cantidades de azúcar. Los zumos de frutas, que ocupan el tercer puesto como bebidas más consumidas en España, aportan cantidades significativas de vitaminas y minerales a la dieta, pero en menor proporción y con mucha menos fibra que la fruta. Los expertos recomiendan no tomar más de un tercio de la ración diaria de fruta en forma de zumos.
El consumo habitual de bebidas azucaradas está ligado a problemas como caries dental, aumento de peso y diabetes tipo II
Los zumos de vegetales de hortalizas o mezcla de hortalizas y frutas son otra alternativa que ofrece el mercado. Aportan menos calorías aunque conviene saber su contenido en sodio, que puede ser un impedimento para quienes sufren hipertensión arterial. Además, desde el punto de vista nutritivo no son equivalentes a una de las dos raciones diarias recomendadas de verduras y hortalizas.
La última opción: bebidas azucaradas
Estas bebidas presentan una alta densidad energética sin aportar ningún otro nutriente a la dieta más que el propio azúcar. En este grupo se incluyen tanto los refrescos con y sin gas como los zumos comerciales azucarados o néctares. Su consumo habitual y desmesurado está ligado a problemas de salud como caries dental, aumento de peso y diabetes tipo II.
En este grupo entrarían también las comúnmente llamadas bebidas energéticas, pero que por su composición se deberían denominar más bien bebidas ‘estimulantes’. Se parecen a cualquier refresco con burbujas, ya que comparten como ingredientes básicos el agua carbonatada y el azúcar. Su principal peculiaridad es que incorporan cafeína y vitaminas y, que en algunos casos, añaden también taurina, inositol, minerales, extracto de guaraná y otros componentes con diversos efectos a nivel metabólico. Lo que más distingue a estas bebidas es su contenido en cafeína, que alcanza hasta los 340 miligramos por litro y que duplica al de las bebidas refrescantes, de cola si bien resulta equiparable al de una taza de café.
En los hogares españoles los refrescos de cola son los de mayor presencia en la nevera, habiéndose constatado un consumo más elevado entre los jóvenes en época de verano. En las cantidades que se están consumiendo hoy en día, tanto los refrescos como los zumos comerciales son un vehículo fácil y rápido de ingesta de energía, por lo que favorecen el aumento de peso. En los países industrializados el agua, el té y el café constituyen el 70% del total del volumen de líquidos que se toman en un día y, sin embargo, sólo significan el 2% del total de calorías de la dieta.
Con todo, el consumo habitual de refrescos puede llegar a suponer el 21% del total de calorías diarias ingeridas. Tomando como ejemplo una persona sana con una necesidad media de unas 2.000-2.200 Kcal, la contribución de las bebidas que sugiere la novedosa guía tendría que ser de un 9% (unas 200 Kcal) provenientes de la leche semidesnatada o desnatada y tan solo un 5% (alrededor de 100 Kcal), del resto de bebidas.