La comida rápida puede causar asma, rinoconjuntivitis (ojos irritados y llorosos) y eccema. La alimentación influye en gran medida en el desarrollo de estas condiciones, que van en aumento entre los niños y adolescentes de los países occidentales. El consumo de comida rápida con una frecuencia de varias veces por semana se sospecha como un hábito pernicioso en tanto que aumenta el riesgo de sufrir estas dolencias. Al mismo tiempo, un bajo consumo de fruta fresca se suma al efecto negativo, pues limita el aporte dietético de nutrientes protectores como ciertas vitaminas y antioxidantes. A continuación se explica la relación entre la comida rápida y estos problemas de salud y se proponen ideas caseras para transformar la comida rápida en comida sana.
Comida rápida y problemas de salud: sospechosa relación causa-efecto
Algunos alimentos pueden aumentar o disminuir el riesgo de desarrollar asma, rinoconjuntivitis y eccema, según afirman los investigadores del Estudio Internacional de Asma y Alergias en la Infancia (ISAAC), que dirige el Departamento de Pediatría de la Universidad de Auckland, en Nueva Zelanda.
En este estudio, en su fase 3, se ha explorado el impacto de la ingesta de alimentos por medio del análisis de la frecuencia de consumo y la prevalencia de los síntomas. Para ello se ha contado con la participación de más de 500.000 niños (6-7 años) y adolescentes (13-14 años) de 50 países diferentes -entre ellos, España- y se ha coordinado el seguimiento desde distintos centros de investigación y de salud pública.
Tanto para niños como para adolescentes, se constató que el consumo de frutas tres o más veces por semana tenía un efecto protector en el asma grave. En contrapartida, se estableció un vínculo entre el consumo de comida rápida tres o más veces por semana y el aumento del riesgo de asma grave (39% más de riesgo entre adolescentes, y un 27% riesgo superior entre los niños de 6-7 años) de eccema y de rinoconjuntivitis severa. En opinión de los investigadores, si la relación entre la comida rápida y la prevalencia de síntomas de asma, rinoconjuntivitis y eccema es causal, los resultados tendrán una gran relevancia para la salud pública, dado el creciente consumo de comida rápida entre niños y adolescentes.
Cómo transformar la comida rápida en comida sana
La composición de ciertos platos de comida rápida (rica en grasas, grasas saturadas, grasas trans, sodio y azúcares) deprime el sistema inmune, lo que hace más propenso al organismo a desarrollar trastornos e infecciones. A esto se suma que el consumo de comida rápida desplaza la ingesta de alimentos protectores como las frutas, cuyos nutrientes (vitamina C, vitamina A, antioxidantes) han demostrado prevenir dichos trastornos y aumentar las defensas.
El asunto cambia cuando se identifican aquellos platos de comida rápida más gustosos para los niños y se adecuan con recetas caseras hasta convertirlos en una receta sana más del menú semanal. La selección de alimentos naturales, integrales y en la medida de lo posible de cultivo ecológico, traslada a la mesa unos platos suculentos, con sabores auténticos y libres de colorantes, conservantes, potenciadores del sabor u otros tantos aditivos que conforman muchos platos de comida rápida.
- Las salsas y los condimentos.
- El ketchup es uno de los condimentos que más gustan a los niños. La elaboración casera de esta salsa permite modular el gusto dulce al jugar con la cantidad de azúcar añadida, y la convierte en un condimento antioxidante dada la elevada cantidad de tomate utilizada para su confección.
- Una mayonesa más ligera y sana es la que se elabora con leche desnatada en lugar de con huevo. Aún así, los condimentos típicos de la comida rápida se han de reservar para aderezar los platos en contadas ocasiones, pues la educación del gusto por lo natural es muy saludable, y los primeros pasos se deben dar en el hogar.