Los taninos son fáciles de identificar. La sensación de aspereza, sequedad y amargor que provocan tanto en la lengua como en las encías es muy característica. Se perciben, sobre todo, en la fruta verde, ya que a medida que ésta madura, su concentración disminuye o se enmascara por el sabor dulce sobresaliente. Los taninos se han identificado como sustancias con efectos beneficiosos para la salud, aunque también pueden disminuir la absorción de algunos nutrientes indispensables.
Imagen: Ian Ransley
Los taninos son compuestos fenólicos hidrosolubles de sabor áspero y amargo. Suelen acumularse en raíces y cortezas de plantas y frutos, así como en sus hojas, aunque en menor proporción. Se les considera sustancias antinutritivas porque, en elevadas concentraciones, pueden limitar la absorción de algunos nutrientes como el hierro. Pero los taninos tienen, además, propiedades astringentes y antiinflamatorias. Al ser capaces de secar y desinflamar la mucosa del tracto intestinal, resultan muy eficaces en el tratamiento de la diarrea. La misma actividad astringente y la vasoconstricción que producen, ayudan a la coagulación de la sangre -acción antihemorrágica local-. También son beneficiosos en el tratamiento de las hemorroides.
A estos compuestos se les atribuye una acción antioxidante ya que son capaces de atrapar los radicales libres. Un exceso de radicales libres puede provocar la aparición de enfermedades degenerativas, así como producir el envejecimiento prematuro de la piel como consecuencia de una excesiva exposición al sol.
Alimentos ricos en taninos
A pesar de sus propiedades beneficiosas, los taninos también pueden alterar la absorción de hierro y proteínas
Los alimentos en los que se encuentran estas sustancias presentan un sabor áspero y amargo. Los taninos se relacionan, sobre todo, con el vino tinto. Están presentes en el hollejo de la uva y son los responsables de parte de los efectos beneficiosos para la salud de esta bebida. Hoy en día, se sabe que cuando se consume vino tinto de forma moderada, gracias a estas sustancias, se puede evitar la aparición de enfermedades cardiovasculares.
Pero los taninos están presentes en otros alimentos como el té, el café, las espinacas, las pasas negras y algunas frutas como la granada, los caquis, el membrillo o la manzana. En la granada, la corteza y los tabiques internos son las partes del fruto con más cantidad de taninos. Con su corteza se preparan infusiones para tratar la diarrea. Su consumo está indicado en diarreas infecciosas, cólicos intestinales, flatulencia (exceso de gases) y estómago delicado.
En el caqui, la presencia de taninos, abundantes en la pulpa, disminuye con la maduración. En la manzana, los taninos aparecen cuando se deja oscurecer la pulpa rallada de una manzana pelada. Así presentada, sirve para tratar la diarrea. Sin embargo, cuando está cruda y con piel destaca por su riqueza en fibra, esencial para tratar el estreñimiento. Es una fruta con doble función.
En el té negro y en el té verde, la concentración de taninos, así como su poder astringente para corregir diarreas, aumentan al dejar reposar el té más tiempo una vez preparado. En este caso, la mayor concentración de taninos se aprecia por el sabor más amargo y la sensación de astringencia en la boca tras tomar un sorbo de esta infusión.
A pesar de todas sus propiedades, los taninos son considerados sustancias antinutritivas. Esto se debe a que una concentración elevada puede provocar que la absorción de algunos nutrientes se vea disminuida. En el caso de las proteínas, los taninos se combinan con ellas y alteran su absorción. En cuanto al hierro, cuando los taninos están en elevadas concentraciones, forman con este mineral complejos insolubles en agua que no pueden ser absorbidos en el epitelio intestinal. Para contrarrestar esta situación, conviene saber las combinaciones dietéticas que favorecen la absorción de hierro vegetal, como acompañar los alimentos con otros ricos en vitamina C: zumo de naranja, kiwi, piña o ensalada de tomate.