Zumo de granada, ¿un nuevo alimento funcional?

Sus beneficios potenciales se asocian a la alta actividad antioxidante y antiinflamatoria de su contenido en polifenoles
Por Maite Zudaire 17 de noviembre de 2009
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Imagen: Jesus Solana

Comienza la temporada de la granada (“Punica granatum”), una fruta cuya composición nutritiva se estudia a fondo para analizar si su consumo habitual puede considerarse un apoyo extraordinario a la prevención de enfermedades degenerativas, dada su concentración en antioxidantes. Fruto de este interés, la producción y comercialización del zumo de granada aumenta en todo el mundo al suponerle un poder antioxidante superior incluso al del té verde.

Imagen: Jesus Solana

Tras realizar un rastreo por las bases de datos especializadas en investigación alimentaria y salud, se localizan todavía pocos estudios dedicados al conocimiento en profundidad de las características nutritivas y funcionales de la granada. No obstante, los resultados preliminares de investigaciones recientes, unidos a la seguridad, propiedades nutritivas y aceptación general del sabor de este alimento, son aspectos más que suficientes para promover su consumo, en especial en zumo.

Antioxidantes de color granate

La granada se caracteriza por una piel gruesa de color escarlata o dorada y un interior repleto de semillas que contienen una pulpa jugosa de color rubí. Parte de sus propiedades nutritivas son comunes a otras frutas, como su modesto valor energético (61 Kcal/100 g) y la abundancia de agua y de minerales como el potasio. Destaca sobre el resto por su contenido en polifenoles antioxidantes, taninos astringentes y antocianos, un tipo de pigmento (también antioxidante) que colorea la pulpa y le da el tono característico.

Su valor energético es modesto, pero destaca por el contenido en polifenoles antioxidantes

Los zumos de granada, arándanos y noni son las bebidas naturales que más recurren a mensajes del tipo «superpoder antioxidante» o «el mejor destruyendo radicales».

Estas alegaciones son frecuentes en alimentos comercializados en EE.UU. y en Japón, pero no están admitidas en el mercado europeo salvo que cumplan los requisitos establecidos en la normativa sobre declaraciones nutricionales y de propiedades saludables de los alimentos. La actividad antioxidante «in vivo» (en el organismo humano) de muchos alimentos no ha sido demostrada y gran parte de los compuestos antioxidantes naturales son metabolizados de esta forma a metabolitos que carecen de la capacidad captadora de radicales libres.

La Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) ha elaborado un informe sobre alimentos funcionales, sus características nutricionales y las acciones fisiológicas potenciales. El zumo de granada es uno de ellos.

Salud para la próstata

En la composición de la granada se han identificado variedad de sustancias antioxidantes, como los antocianos, los pigmentos colorantes y los polifenoles (sobre todo, los elagitaninos y la punicalagina). En las últimas investigaciones, los máximos beneficios potenciales del consumo de esta fruta, pero en especial los de su zumo, se asocian a la altísima actividad antioxidante y antiinflamatoria de los polifenoles.

El jugo tiene la mayor concentración de estas sustancias, si se compara con la de otras frutas como fresas, frambuesas y zarzamoras. Esto sucede porque cuando se elabora por prensado directo del fruto, los compuestos más complejos (polímeros) se rompen en otros más sencillos (monómeros) y biodisponibles. Los alegitaninos y, en mayor medida, la punicaliagina, pasan al zumo y lo enriquecen de manera extraordinaria en antioxidantes.

Los elagitaninos se hidrolizan a ácido elágico al absorberse en el torrente sanguíneo, que conserva la actividad antioxidante. La flora intestinal, a su vez, los transforma en derivados de la dibenzopiranona. Urolitina-A es el más representativo, con capacidad para ralentizar el crecimiento de las células cancerosas en el cáncer de próstata.

En un estudio clínico reciente del Center for Human Nutrition de la Universidad de California (UCLA), en EE.UU., la administración de jugo de granada a pacientes con este tumor supuso una disminución en la tasa del «antígeno prostático específico» (PSA, prostate-specific antigen), un marcador que muestra la progresión del tumor. Los autores señalan en su artículo, publicado en la revista médica ‘Clinical Cancer Research’, que el consumo de zumo de granada podría incrementar el periodo de estabilidad del cáncer de próstata.

A pesar de las presuntas propiedades beneficiosas atribuidas, la investigación en este aspecto apenas ha comenzado y queda mucho por esclarecer, como la caracterización completa de los elagitaninos y su biodisponibilidad en humanos, su aportación a la dieta, absorción, el metabolismo y el efecto detallado en personas sanas y enfermas.

No obstante, a partir de estos datos, se ha iniciado una investigación traslacional sobre el potencial preventivo de los elagitaninos de la fruta. Consiste en llevar a la asistencia médica, lo más rápido posible, todos los avances conseguidos mediante la investigación básica y clínica, con el fin de mejorar la prevención y el tratamiento de enfermedades como el cáncer de próstata o las patologías cardiovasculares, entre otras.

MÁS QUE UNA FRUTA DE POSTRE

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que los factores dietéticos representan aproximadamente el 30% del desarrollo de distintos tipos de cáncer en los países industrializados. Considera probable la reducción de algunos de ellos (cavidad oral, esófago, estómago, colorrectal) con cambios en la dieta orientados a un mayor consumo de frutas y hortalizas.

En CONSUMER EROSKI se publican cientos de recetas que incluyen ambas como ingredientes principales. Entre ellas destacan varias que emplean la granada no sólo como postre, sino también como ingrediente de ensaladas, salsas, vinagretas y zumos.

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