El comienzo del verano brinda la oportunidad de comer cerezas frescas y jugosas. Al ser de las frutas más dulces, siempre se las ha considerado piezas con muchas calorías y su consumo se ha evitado en determinadas dietas, en especial, en caso de diabetes y obesidad. Pero tras un análisis dietético serio, se puede asegurar que las citadas son afirmaciones sin fundamento: el contenido de azúcares naturales de las cerezas -y, por ende, de calorías- no es superior al de frutas tan comunes como manzanas, mandarinas o peras. Además, las cerezas son beneficiosas para la salud de la piel, mejoran el tránsito intestinal y son buenas para la tensión arterial. En este artículo se listan ocho razones fundadas para incluir a las cerezas en la dieta… y disfrutarlas.
Cerezas: ricas y sanas
Comer un puñado de cerezas (10 unidades, 50 gramos) durante su temporada natural es una oportunidad de proveer al organismo de más ácido fólico (muy interesante en el embarazo y la infancia), más fibra, fotoquímicos antioxidantes y minerales como el potasio y el magnesio.
A continuación, se recogen ocho motivos por los cuales se anima a degustar las cerezas, mejor frescas y al natural, aunque también como ingrediente de ensaladas, macedonias, zumos, granizados o en forma de un original y refrescante gazpacho.
1. Fruta dulce apta para diabéticos. Las cerezas, junto con el plátano, las uvas y los higos, han estado durante muchos años desterradas de la dieta de las personas con diabetes. Hoy se sabe con absoluta certeza que todas las frutas tienen cabida en la dieta de un diabético. La clave para disfrutar del sabor y las propiedades nutricionales de la fruta está en ser comedido con la cantidad: la ración media de fruta oscila entre 150 y 180 g y un poco menos para las más calóricas, de 100 a 120 gramos. En el caso particular de las cerezas, 100 g proporcionan 10 g de azúcares, una cantidad similar a la de multitud de frutas, como el kiwi, la nectarina, la mandarina, la naranja, la manzana o la pera.
2. Calorías, las justas. Las calorías, junto con los azúcares, son el motivo principal de preocupación de quienes están a dieta y se privan de las cerezas, a la vez que se decantan por otras frutas. Las calorías en las frutas tienen su origen, en mayor medida, en el contenido en azúcares. Sin embargo, se ha constatado que las cerezas no son más calóricas que muchas otras frutas, por lo que un puñado de 10 cerezas (50 gramos) aportan tan solo 24 calorías y multitud de fitoquímicos antioxidantes, variedad de vitaminas y de minerales.
3. Antioxidantes para una piel nutrida y cuidada. Las cerezas son frutas que destacan por su riqueza en antioxidantes, compuestos que tiñen de rojo su pulpa y su piel. Los antioxidantes hacen una labor intensa en el cuidado de la piel: por un lado, ayudan a mantener la tersura y nutrición; y, por otro, contrarrestan los efectos dañinos y de envejecimiento prematuro de los rayos del sol sobre la dermis. Comer un puñado de cerezas cada día, en el tiempo que dure la temporada, es bueno para nutrir la piel y prepararla para el sol del verano.
4. Tallos de cereza: diurético natural. Los tallos de las cerezas, tomados en infusión o en polvo, tienen un efecto diurético, según han probado distintas investigaciones. Su ingesta se asocia a un aumento leve del volumen de orina. No obstante, los estudios coinciden en señalar que su uso atenderá a la recomendación de un especialista, una vez que se haya demostrado la necesidad de aumentar la diuresis y no haya situaciones que puedan agravarse, en caso de urolitiasis, cálculos o piedras en el interior de los riñones o de las vías urinarias (uréteres, vejiga).
5. Cerezas para combatir el sueño. Las cerezas contienen melatonina, además de triptófano y serotonina, según informa el grupo de investigación en Neuroinmunofisiología y Crononutrición de la Universidad de Extremadura (UEx). Estos compuestos están relacionados con la mejora de los ciclos de sueño y vigilia y con la sensación de relajación. Esta es la razón científica que ha llevado al equipo de expertos de la UEx a evaluar el efecto en el descanso y en el sueño del consumo de diferentes cultivos de cerezas del Valle del Jerte, en Extremadura. A partir de estos conocimientos, la UEx ha patentado una bebida elaborada a base de concentrado de cereza. El producto todavía está en fase experimental, con idea de mejorarlo para su futura comercialización como alimento funcional o nutracéutico.
6. Ácido fólico para las embarazadas. Un puñado de 150 g netos de cerezas proporciona unos 50 microgramos de ácido fólico, lo que contribuye en un 10% a satisfacer las necesidades vitamínicas durante los meses de embarazo. Un zumo, batido o crema de cerezas mezcladas con fresas o frambuesas y zumo de naranja multiplica por tres el contenido de ácido fólico y puede ser un tentempié refrescante que acompañe al desayuno o al bocadillo del almuerzo o de la cena. En macedonia, con frutas tropicales como el mango o la papaya, se consigue una buena dosis de folatos.
7. Cerezas para la hipertensión. El consumo de diuréticos, fármacos comunes en el tratamiento de la hipertensión arterial, tiene como efecto secundario una mayor eliminación de potasio, que se pierde por la orina. Si las pérdidas no se compensan con una adecuada ingesta, se corre el riesgo de sufrir su carencia. El déficit de potasio puede provocar debilidad de los músculos, taquicardia, sed y falta de apetito. Las cerezas son, junto con el plátano, el melón, la uva y los albaricoques, las frutas que más potasio contienen.
- 8. Cerezas para una rápida recuperación muscular. Las cerezas y las guindas, entre otros frutos rojos, por su riqueza en antocianinas antioxidantes, se proponen como frutas idóneas para acelerar la recuperación muscular de los atletas tras una dura sesión. Los resultados llegan de la mano de investigadores de la London South Bank University (Reino Unido), que publicaron el estudio en Medicine and Science in Sports and Exercise. Los atletas recibieron un complemento antioxidante a base de zumo de cereza ácida dos veces al día, una semana antes y dos días después de un intenso entrenamiento. La recuperación de los atletas después de tomar este complemento fue significativamente más rápida, en comparación con quienes ingirieron otros productos sin el mismo contenido de fitoquímicos del zumo de cereza. Por ello, comer frutos rojos ricos en antioxidantes puede disminuir el daño oxidativo en los músculos y permitir una recuperación más rápida.
El sabor dulce de las cerezas en plena estación, el llamativo color rojo, el jugo que desprenden al masticarlas y la facilidad con que se llevan en un táper son razones más que suficientes de este noveno motivo, que anima a incluir un puñado de cerezas en la dieta infantil.
Sin lugar a dudas, esta nutritiva fruta supera en el aspecto nutricional a cualquier merienda azucarada compuesta por bollos, bizcochos, galletas o magdalenas. Además, es el complemento idóneo para un bocadillo en caso de que comer solo fruta sea insuficiente para calmar el apetito en el almuerzo o la merienda.