Las aplicaciones para móvil o “apps” (abreviatura de la palabra inglesa “applications“) son hoy, sin duda, el pan nuestro de cada día. Y nunca mejor dicho. Dado que también está de moda la nutrición, las apps han irrumpido con fuerza en el campo de los hábitos alimentarios, tal y como refleja el reciente análisis de EROSKI CONSUMER. ¿Cuáles son las ventajas e inconvenientes de llevar la dieta en el móvil? El presente artículo revisa de forma sucinta la capacidad de las apps de promover cambios de comportamiento en relación a la nutrición, y hace alusión a una interesante aplicación recién desarrollada por dos universidades españolas, que se centra tanto en los nutrientes como en los contaminantes químicos ambientales presentes en la dieta.
Aplicaciones nutricionales: al alza
El auge de los teléfonos inteligentes es meteórico. Para la mayoría de los ciudadanos de los países desarrollados, la tecnología móvil es parte integral de la vida cotidiana y, dentro del avance, destacan las apps. Tanto es así, que el término ‘app‘ fue denominado ‘palabra del año‘ en 2010 por parte de la American Dialect Society. Algunos juegos, como el archiconocido Angry Birds, se han convertido en todo un fenómeno de masas. Pero las apps van mucho más allá de lo lúdico.
Ahora irrumpen con fuerza en el campo de la salud. Un estudio realizado en 2012 por el Centro de Investigación Pew indicó que dos de cada diez propietarios de teléfonos inteligentes han instalado una aplicación para gestionar su salud, cifra que, a buen seguro, ha aumentado en 2013 y seguirá haciéndolo de ahora en adelante. No obstante, hay pros y contras con respecto a su utilidad real que es preciso considerar a la hora de tomar una decisión informada.
Apps para mejorar nuestra dieta: las ventajas
Diversas razones apuntan a los potenciales beneficios de estas aplicaciones. Entre ellos, destacan los siguientes:
Debido a su amplia implementación y su bajo coste, desde una perspectiva de salud pública tienen un gran potencial a la hora de promover cambios de comportamiento en los hábitos de vida, y eso incluye a la alimentación saludable. En este sentido, toda aplicación que promueva, apoye o ayude a planificar una dieta sana (mejor si se combina con actividad física), debe ser considerada, ya que puede contribuir la disminución de la mortalidad.
- Los principales usuarios de teléfonos inteligentes son adultos jóvenes (de entre 18 y 35 años), un grupo de población diana a la hora de abordar la prevención de enfermedades crónicas relacionadas con la alimentación, como la obesidad, la diabetes, el cáncer o las cardiopatías.
- Su comodidad de uso inclina la balanza, de nuevo, a su favor. Son, en general, fáciles de entender y utilizar, y su diseño suele ser atractivo para el usuario. Todo ello apunta hacia un gran potencial para mejorar el comportamiento alimentario de un gran número de individuos.
- En algunas ocasiones permiten un seguimiento de verdaderos profesionales sanitarios.
Apps para mejorar nuestra dieta: los perjuicios
El análisis de EROSKI CONSUMER -‘Aplicaciones para el control de peso‘-, antes mencionado, refleja que dichas apps, pese a que incluyen información sobre la nutrición y la actividad física, en su mayoría se basan en métodos de conteo de calorías y no siempre reflejan las prácticas para el control de peso establecidas por las entidades de referencia. Además, puede interpretarse de manera equivocada que sustituyen al imprescindible consejo o asesoramiento de profesionales sanitarios (médicos, dietistas-nutricionistas o psicólogos).
Muy pocos estudios han revisado la capacidad de dichas aplicaciones para mejorar la salud pública, tal y como revela una investigación publicada por Hedben y colaboradores en la revista JMIR Research Protocols. Esta es una limitación importante: en salud pública primero hay que demostrar que algo «funciona» y no genera efectos adversos antes de implementarlo. Otras limitaciones, citadas por dichos investigadores son las siguientes:
- El contenido de las aplicaciones de salud no siempre es fiable al 100%, ya que a menudo es creado por personal no experto.
- El uso de estas aplicaciones por los usuarios tiende a ser irregular y de corta duración. Los cambios de comportamiento, como es el caso de los hábitos alimentarios, requieren un compromiso a largo plazo.
- Existen innumerables aplicaciones. Esta fragmentación, que puede tener un efecto positivo (la competencia puede generar la mejora global de los diferentes servicios que se ofrecen), también podría ser perjudicial. Por una parte, ello dificulta encontrar la aplicación correcta. El investigador Gary Anthes señaló en su artículo ‘La invasión de las apps para móviles’ que dar «un paseo por las apps es como visitar un mercadillo urbano, donde hay productos de primera calidad pero donde también abundan los productos de bajo precio y de dudoso valor». Por otra parte, sería preciso que existieran auditorías externas que valorasen todas las aplicaciones existentes, ya que la población podría utilizar apps no adecuadas.
- Muchas apps se dirigen a un público concreto: adultos de entre 18 y 35 años. No se sabe si grupos de población diferentes al de adultos jóvenes se desenvuelven bien con esta clase de aplicaciones.
Una de las características que permiten confiar en una app es conocer quién la avala. Es el caso de la aplicación para móviles recién creada en base a la herramienta RIBEFOOD, de la que EROSKI CONSUMER se ha hecho eco en textos publicados en 2007 y 2010. Esta nueva app se ha desarrollado de forma conjunta por parte de los grupos TecnATox, vinculado a la Universidad Rovira i Virgili (URV) en Reus (Tarragona), y CERETOX, de la Universidad de Barcelona.
La app, denominada RIBEFOOD-2013, es de descarga gratuita en plataformas digitales (AppStore y Google Play), así como también en smartphones. Permite establecer los riesgos para la salud derivados de la exposición dietética a varios contaminantes químicos ambientales, tales como metales pesados, dioxinas y furanos, PCBs, hidrocarburos aromáticos policíclicos, hexaclorobenceno, etc.
La herramienta, además, proporciona información tanto sobre el contenido nutricional de la dieta como de los contaminantes ingeridos a través de ella, dependiendo de cada alimento específico, de la frecuencia de su consumo, y del tamaño de las raciones. Asimismo, permite detectar una ingesta no admisible o intolerable de los contaminantes incluidos en la app.