Estos días de temperaturas más elevadas se invierten, sobre todo, para el descanso de las actividades cotidianas. Es habitual que en vacaciones se abandonen algunos hábitos mantenidos durante el resto del año y, en especial, la práctica regular de ejercicio físico, aunque también hay quienes aprovechan el tiempo para mantener su actividad física o incluso incrementarla. De cualquier manera, como resultado, es frecuente que en esta época se planifiquen excursiones de un día, ya sea para disfrutar de la cultura, de la naturaleza o la gastronomía, entre otros focos de interés.
En el caso de que el plan elegido sea pasar el día en la montaña, por ejemplo, es importante llevar una buena comida para llevar de excursión, empezando por realizar un desayuno consistente que incluya un producto lácteo, fruta y cereales. Además puede acompañarse de mermelada, dulce de membrillo, mantequilla o margarina, e incluso fiambres para afrontar la jornada con la energía que el cuerpo necesita.
Un tentempié para llevar en la mochila
Para la excursión no hay que olvidar llevar siempre agua suficiente y alguna bebida isotónica comercial o casera -que se prepara con agua, zumo de naranja o de limón, azúcar, sal y bicarbonato- para evitar la deshidratación y la pérdida de electrolitos, y de esta forma prevenir ese estado de fatiga extrema conocido popularmente como pájara y mantener el cuerpo bien hidratado.
Estas bebidas isotónicas se aconsejan en caso de ejercicio físico moderado e intenso, por lo que no serían necesarias en un corto paseo. Algo muy importante es beber frecuentemente antes de sentir la sensación de sed, ya que éste es un síntoma que alerta de que la deshidratación ya ha comenzado.
Para que las fuerzas no flaqueen y se pueda continuar la marcha sin excesivo sobreesfuerzo, es recomendable respetar las cinco comidas del día o aumentarlas hasta seis para hacerlas más ligeras, que no sobrecarguen en exceso nuestro estómago y se pueda continuar a buen ritmo. Del mismo modo, también conviene tomar algún tentempié que incluya fruta y alimentos ricos en hidratos de carbono como son los cereales (en forma de pan, galletas o cereales) o frutos secos, altamente energéticos y ricos en componentes antioxidantes. Estos alimentos junto con la bebida son imprescindibles en la mochila durante todo el día y constituyen la mejor comida para una excursión.
¿Qué hay para comer?
En cuanto a las comidas principales, si no se van a realizar en un establecimiento -bar o restaurante-, lo mejor es llevar alimentos que no necesiten cocción o que ya estén cocinados. Lo más recomendable es incluir un picnic a base de sándwich o bocadillo, alguna conserva y, en caso de llevar ensalada, la mejor elección es tener todos los ingredientes limpios, preparados y cortados para aliñar en el momento. Como postre, una opción ideal suele ser la fruta, aunque se puede incluir algún lácteo que no necesite frío para su conservación. Es recomendable llevar la cantidad justa que se piensa comer para evitar sobras y exceso de peso en la mochila.
En este tipo de jornadas, es mejor prescindir de las tortillas caseras. Son alimentos sumamente delicados, ya que a veces no terminan de cuajarse en su interior y si hasta el momento de su consumo pasan varias horas a temperatura ambiente los microorganismos aprovechan para multiplicarse. Las tortillas son uno de los alimentos que más se asocia salmonelosis. Esta enfermedad se manifiesta con síntomas digestivos -náuseas, diarreas, dolor abdominal- que en ocasiones se achacan a otras causas -agua contaminada o calor, entre otros- y que en realidad pueden surgir por haber comido tortilla en mal estado durante la excursión.
Las agujetas se producen a raíz de la rotura de fibras del músculo. Aunque su origen no está del todo claro, lo que es muy probable es que si no se está acostumbrado a la práctica de ejercicio físico se sufrirán al día siguiente, con una duración corta de dos o tres días. Dicen los expertos que el único remedio efectivo es el descanso o la práctica de más ejercicio físico muy suave, y que de poco sirve el remedio casero de agua con azúcar. El frío es un buen antídoto para bajar la inflamación y, puesto que en las agujetas se produce este síntoma, a veces basta con echar agua fría, o bien sumergir la articulación o la zona afectada en una palangana con agua y algo de hielo.