La nutrición podría ser un factor preventivo o causal de numerosas enfermedades, entre ellas, las degenerativas como el Parkinson. Los últimos avances protagonizados por distintos centros de investigación médicos, publicados en revistas de prestigio como ‘Neurology’, apuntan al papel protector preventivo de los flavonoides. Son sustancias presentes en alimentos de origen vegetal, fáciles de incluir de manera habitual en la dieta. Los autores de la investigación destacan alimentos de consumo tan cotidiano como las manzanas, las naranjas y su zumo, las uvas o el té verde, y otros más estacionales, como las bayas o frutas rojas, como fuente dietética importante de flavonoides antioxidantes.
La conclusión más llamativa de la investigación llevada a cabo por científicos de la Escuela de Salud Pública de Harvard, en Boston (Estados Unidos), es que la ingesta de algunos flavonoides puede reducir el riesgo de enfermedad de Parkinson, sobre todo, en los hombres. En las mujeres, el nivel de protección neuronal no es tan apreciable, pero también sucede. Los autores no descartan el papel protector de otros componentes de los vegetales, como variedad de vitaminas, oligoelementos y demás componentes antioxidantes.
Flavonoides, nutrientes neuroprotectores
Según informan los autores, los flavonoides, compuestos con una amplia distribución entre los vegetales y sus productos derivados (bebidas como el té verde o el vino tinto), tienen efectos protectores que van más allá de su reconocida acción antioxidante. La evidencia sugiere que en el área cerebral, donde se encuentran en bajas concentraciones los flavonoides, no es tanta su acción antioxidante, pero sí es relevante su interacción neuronal, con repercusión a distintos niveles: control de la supervivencia y la diferenciación neuronal; en la actividad moduladora relacionada con enzimas antioxidantes (superoxidodismutasa o SOD y la óxido nítrico sintasa o NOS, responsable de la síntesis de óxido nítrico, de protección vascular); y en la regulación de mecanismos de neuroinflamación.
Los cinco alimentos de consumo cotidiano ricos en flavonoides son el té verde, las frutas rojas, las manzanas, las naranjas y su zumo y el vino tinto
Ante estas propiedades, voces expertas sugieren que los flavonoides (flavononas, antocianinas, flavanoles, flaconas y polímeros) o sus metabolitos, que atraviesan la barrera hematoencefálica, podrían reducir el riesgo de enfermedad de Parkinson. En conclusión: una dieta con alto contenido de flavonoides podría tener un efecto neuroprotector.
Los investigadores facilitaron a los participantes cuestionarios sobre sus hábitos de consumo, con el fin de calcular la cantidad ingerida de flavonoides. Después, analizaron la asociación entre consumo de flavonoides y el riesgo de desarrollar enfermedad de Parkinson. Los autores analizaron el consumo de cinco alimentos cotidianos, que son fuente importante de flavonoides: té verde, bayas o frutas rojas, manzanas, vino tinto y naranjas (en fruta fresca y en zumo).
Antocianinas: abundantes en las frutas rojas
Las frutas rojas (fresas, frambuesas, arándanos, grosellas) son los alimentos más destacados en antocianinas
Durante los 22 años de seguimiento, se detectaron 805 personas que desarrollaron la enfermedad de Parkinson. Los resultados apuntan a que un mayor consumo de flavonoides totales se asoció de manera significativa con un menor riesgo de padecer Parkinson -hasta un 40% menos, sobre todo en hombres-, con respecto a quienes consumían menos estas sustancias. En el caso de las mujeres, no se daba una relación causal entre el consumo global de flavonoides y el desarrollo de esta enfermedad degenerativa. Sin embargo, tras examinar por separado el efecto de las distintas clases de flavonoides, el consumo regular de antocianinas, más abundante en las frutas rojas (fresas, frambuesas, arándanos, grosellas…), se asoció con un menor riesgo de enfermedad de Parkinson en ambos sexos.
Desde el Departamento de Epidemiología de la Universidad americana de Washington, Walter Kukull concreta los resultados en un alimento habitual de la dieta: la manzana. Se observó que los hombres que comieron cinco o más raciones semanales de manzanas (ricas en quercetina, un tipo de flavonoide) tenían un menor riesgo de enfermedad de Parkinson que quienes apenas probaron esta fruta. Esta asociación tampoco fue tan llamativa entre las mujeres, aunque al ser la manzana un alimento tan sano, bien podría seguirse el consejo de comer una manzana al día.
Esta reciente investigación, junto con los resultados interesantes y esperanzadores, deja en manos de la ciencia y la biología encontrar respuestas a cuestiones complejas, como una que explique la diferencia entre sexos en la capacidad para metabolizar los flavonoides, entre otras.
Es el mayor estudio prospectivo realizado en humanos que ha examinado la asociación entre la ingesta de flavonoides de los alimentos y el riesgo de desarrollar enfermedad de Parkinson. Estos descubrimientos, a falta de confirmarse, tal y como apuntan los autores, sugieren que los flavonoides, en concreto un grupo llamado antocianinas, podrían tener efectos neuroprotectores y resultar una forma natural y saludable de reducir el riesgo de desarrollar enfermedad de Parkinson.
Manzana, té verde, bayas, uva negra o cacao puro son algunos de los alimentos más ricos en flavonoides. Es sencillo y asequible que formen parte de manera cotidiana de la dieta, sin necesidad de recurrir a los preparados de extractos de flavonoides (de arándanos o de fresa), sino por medio de un consumo diario, bien de las frutas frescas o de estas como ingrediente de deliciosas recetas ligeras y nutritivas. La manzana es adecuada en ensalada con nueces y salsa de yogur, con una refrescante escarola, revuelta con aguacate y nueces (también con uvas), con cogollos y maíz o, incluso, con lentejas y apio.
El puré salado es una gustosa guarnición que acompaña y hace más jugosas las carnes, como el magret de pato, el pollo o el solomillo. En compota dulce, la manzana se cuece con ciruelas pasas o con otras frutas, como la pera, u hortalizas, como la zanahoria.
Más dificultad se tiene para comer con asiduidad bayas o frutas del bosque, al ser frutos tan delicados y de temporada corta. Las grosellas, fresas y frambuesas juntas en una tarrina constituyen un cóctel muy sano de antioxidantes. Es más fácil encontrar estas frutas desecadas, una mezcla muy nutritiva para añadir al muesli, a los yogures o a las ensaladas. También se preparan en infusión o se comercializan en forma de zumo. Son distintas propuestas para comer a diario alimentos ricos en flavonoides.