Los síntomas de la enfermedad celíaca y de la intolerancia al gluten (cuyo nombre correcto es sensibilidad al gluten no celíaca) se alivian de forma muy efectiva con una dieta sin gluten. Parece fácil y, quizá por ello, no son pocas las personas que, ante la duda de si son celíacas o no, eliminan el gluten de su alimentación sin consultar con un especialista. Sin embargo, es importante identificar de forma adecuada a las personas que padecen estas dolencias. La mera sospecha no basta: la dieta sin gluten no es fácil de seguir y puede ser desequilibrada sin un correcto asesoramiento sanitario. Para evitar imprudencias, el diagnóstico de la enfermedad celíaca y de la sensibilidad al gluten no celíaca deben realizarlo médicos acreditados, mientras que el asesoramiento alimentario debe correr a cargo de dietistas-nutricionistas.
Aunque se estima que la enfermedad celíaca afecta a una de cada cien personas, hay muchos individuos no diagnosticados. Por eso cobra importancia saber qué síntomas nos deben motivar para ir al médico. Aunque la denominación «enfermedad celíaca» es la correcta, según apuntan tanto la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica como la Organización Mundial de Alergia, en ocasiones se usa la acepción «intolerancia al gluten». Esta expresión también se ha empleado, de forma inapropiada, para hacer referencia a una nueva entidad llamada «sensibilidad al gluten no celíaca».
Problemas con el gluten, ¿qué síntomas nos deben alertar?
¿Qué síntomas indican que podemos padecer enfermedad celíaca? En 2009, el National Institute for Health and Care Excellence (NICE) publicó una rigurosa guía titulada ‘Reconocimiento y valoración de la enfermedad celíaca’. Se elaboró por un equipo multidisciplinar, en el que se incluyó a gastroenterólogos, dietistas-nutricionistas, inmunólogos y hasta a asociaciones de pacientes. La guía recomendó que los médicos ofrecieran al paciente la posibilidad de realizarse un test sanguíneo como primer paso para detectar la enfermedad celíaca, si este tenía familiares de primer grado (padres, hermanos o hijos) con la enfermedad o si sufrían alguna de las siguientes condiciones:
- Enfermedad tiroidea autoinmune.
- Dermatitis herpetiforme.
- Síndrome del colon irritable.
- Diabetes tipo 1.
El test también debe proponerse, según la guía NICE, a quienes tengan alguno de los siguientes síntomas:
- Diarrea crónica o intermitente.
- Retraso en el desarrollo o falta de crecimiento (en niños).
- Síntomas gastrointestinales persistentes o inexplicables, como náuseas y vómitos.
- Fatiga prolongada («estoy cansado todo el tiempo»).
- Dolor abdominal recurrente, cólicos o distensión abdominal.
- Pérdida repentina o inesperada de peso.
- Anemia por deficiencia de hierro sin explicación, u otra anemia no especificada.
El test sanguíneo, además de confirmarse mediante una biopsia intestinal, debe realizarlo un médico acreditado y un laboratorio acreditado. Es decir, no tienen validez ciertos test disponibles en algunos puntos de venta. Los «diagnósticos alternativos», como los denomina la Sociedad Británica de Gastroenterología, deben evitarse a toda costa, ya que la enfermedad celíaca es una dolencia con serias implicaciones para la salud y con una exclusión de por vida de los alimentos con gluten. El artículo ‘Síndrome de intestino permeable, ¿otro timo dietético?‘ muestra un claro ejemplo de ello.
Cuando hay sospechas de enfermedad celíaca en bebés, es importante tener en cuenta que el test sanguíneo no debe hacerse, según la guía NICE, antes de que se haya incorporado el gluten en su dieta. En el artículo de EROSKI CONSUMER ‘Alimentos con gluten en bebés, ¿cuándo incorporarlos en su dieta?‘ se discute sobre cuándo debe darse este paso.
Diagnóstico de la enfermedad celíaca en adultos: mediante biopsia
El test sanguíneo no diagnostica la enfermedad. Si es resultado del test es positivo, el médico remitirá al paciente a un especialista en medicina gastrointestinal para que efectúe una biopsia intestinal, que, en la mayor parte de casos, confirmará o descartará la enfermedad celíaca. Así, el diagnóstico se debe ratificar mediante la biopsia intestinal, algo que no siempre se hace bien, según mostraron estudios publicados en 2011 y 2012.
Si las pruebas sanguíneas son negativas, pero el médico todavía sospecha (por los síntomas clínicos), se le aconseja que derive al paciente a un especialista en gastroenterología para que haga una evaluación adicional. Un resultado negativo en la prueba sanguínea significa que es poco probable que la enfermedad celíaca esté presente, pero no es imposible que lo esté (o que lo esté en un futuro).
En 2008, el Ministerio de Sanidad señaló que «la biopsia intestinal sigue siendo el patrón oro para establecer el diagnóstico». Es una afirmación que también han suscrito dos importantes guías clínicas, publicadas en febrero y en mayo de 2013 por sendas entidades de referencia: la Organización Mundial de Alergia y el Colegio Americano de Gastroenterología.
Diagnóstico de la enfermedad celíaca en niños: biopsia ¿sí o no?
Es posible que la biopsia no sea necesaria en menores de edad en determinados casos que siempre debe valorar el médico especialista en gastroenterología. La dietista-nutricionista Maria Manera amplió este tema en el artículo ‘Nuevos diagnósticos de la enfermedad celíaca‘, donde hizo referencia a la postura adoptada en 2012 por la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición (ESPGHAN). Una posición que suscribieron en octubre de 2013 dos entidades sanitarias británicas implicadas en la enfermedad celíaca (Arch Dis Child), pero que más tarde descartó la Sociedad Británica de Gastroenterología (Gut, 2014). El debate científico que existe al respecto ha quedado reflejado en posteriores investigaciones coordinadas por Guandalini (J Pediatr Gastroenterol Nutr, 2013) y Schirru (Eur J Gastroenterol Hepatol, 2014).
Diagnóstico de la sensibilidad al gluten no celíaca
Como se ha indicado, existe una nueva entidad, la «sensibilidad al gluten no celíaca», que en ocasiones se denomina, de forma inapropiada, «intolerancia al gluten», tal y como concluyó un consenso internacional recogido en la revista Gut, en enero de 2013.
Cuatro meses después, en mayo de 2013, el Colegio Americano de Gastroenterología (CAG), publicaba una guía clínica de referencia sobre los trastornos relacionados con el gluten, donde explicó que la sensibilidad al gluten no celíaca es una condición en la que los individuos, aunque no padecen enfermedad celíaca, presentan síntomas parecidos a los que provoca dicha dolencia cuando ingieren gluten. Tales síntomas son muy similares, y no es posible distinguir, tan solo en base a ellos, si la persona padece una u otra dolencia.
La sensibilidad al gluten no celíaca no parece tener una fuerte base hereditaria ni estar asociada a un mayor riesgo de trastornos autoinmunes o graves secuelas intestinales. El médico debe realizar diversas pruebas para diferenciar entre los dos desórdenes. El CAG insiste en que el diagnóstico de la sensibilidad al gluten no celíaca debería considerarse solo después haber descartado la existencia de enfermedad celíaca mediante pruebas adecuadas.
En todo caso, es necesario conocer y estudiar mejor esta condición «antes de dar mensajes contradictorios y de establecer dietas injustificadas«, según señalaron en marzo de 2013 la doctora Victoria María Díaz y sus colaboradores, en un artículo titulado ‘¿Puede ser el gluten perjudicial en pacientes no celiacos?’.