Cuando llega la hora del desayuno, el organismo lleva entre 10 y 12 horas sin recibir ningún alimento. Por ello, es importante comenzar el día con un desayuno completo que asegure el aporte de nutrientes que los niños y adolescentes necesitan para no tener déficits de glucosa durante la mañana que puedan repercutir de forma negativa en su rendimiento físico y escolar.
La incorrecta y extendida costumbre de salir de casa en ayunas da lugar a bajos rendimientos en clase, genera desequilibrios en los hábitos alimentarios de los niños y niñas y, en consecuencia, en su estado nutricional. Además, si los pequeños desayunan es más fácil que mantengan su peso dentro de unos límites saludables, pues el hecho de repartir las calorías del día en cuatro o cinco comidas, ayuda a que no haya una ingesta excesiva en ninguna de ellas y a no picar entre horas.
Se levanta y no tiene hambre
Conviene amoldarse a los gustos de los más pequeños sin ceder a todos sus caprichos
Es frecuente que a primera hora de la mañana los pequeños no tengan hambre ni ganas de sentarse a la mesa para comenzar a ingerir alimentos. Por este motivo, conviene que se levanten con tiempo y dediquen un rato a asearse, vestirse o preparar la mochila, para así generar sensación de hambre.
La presentación del desayuno también juega un papel importante, por lo que los padres tendrán que poner de su parte y levantarse con tiempo para preparar un desayuno sencillo pero apetecible. Si además desayunan con los pequeños, aún mejor. Conviene intentar amoldarse a sus gustos, lo que no significa ceder a todos sus caprichos, sino hacer que la hora del desayuno sea un momento agradable para ellos.
Los secretos de un buen desayuno
Un desayuno completo ha de contener diferentes grupos de alimentos. Por un lado se encuentran los farináceos, un grupo de alimentos en el que se incluyen el pan (de barra, molde o tostado), los cereales, las galletas? todos ellos ricos en hidratos de carbono, la «gasolina» que el organismo necesita para ponerse en marcha.
Los lácteos también han de estar presentes en la hora del desayuno. Tanto leche como yogures o queso, aportarán buenas cantidades de proteínas, calcio y vitaminas, si bien se puede recurrir a la leche de soja u otras leches vegetales que también son una buena fuente de calcio. La fruta es el tercer elemento que ha de contener un buen desayuno. Entera o en brochetas, formando parte de una macedonia o una compota, y en zumo (sobretodo si se toma con la pulpa), la fruta es fuente de vitaminas, minerales, azúcares y fibra.
Si se desea, y considerando la composición del resto de comidas del día, se puede completar el desayuno con otros alimentos como jamón york o serrano, pavo, huevos? todos ellos ricos en proteínas de buena calidad.
Algunas ideas
Preparar un desayuno equilibrado y apetecible para los pequeños puede ser más sencillo de lo que parece. Hay que tener en cuenta que el desayuno contenga alimentos del grupo de los farináceos, de los lácteos y fruta, si bien las formas de presentarlos y combinarlos pueden ajustarse tanto a los gustos de los pequeños como al tiempo del que disponga quien los prepara. Estas son algunas opciones:
- Desayunos dulces: Zumo de kiwi y fresas. Pan tostado con mantequilla y mermelada, o con queso suave y dulce de membrillo. Vaso de leche sola o con cacao. Frutas en papillote . Cereales con yogur. Vaso de leche sola o con cacao. Macedonia de frutas con yogur. Bizcocho cremoso de manzanas y almendras, magdalenas o galletas.
- Desayunos salados: Batido de frutas. Bocadillo de pechuga de pavo y queso suave. Cuajada. Sándwich de jamón y tomates gratinados. Fruta. Yogur. Zumo de manzana. Pan con tortilla de quesito o emparedados de huevo.
Si no se consigue que acepten este tipo de desayunos, conviene que tomen un almuerzo consistente. El objetivo es que coman lo suficiente antes del mediodía para que no lleguen a la comida con hambre excesiva y se den un atracón. Así pues es posible realizar un buen desayuno y un almuerzo más ligero o viceversa, teniendo en cuenta que no falte ninguno de los tres grupos de alimentos en los que se basa un buen desayuno: farináceos, lácteos y fruta.