La formación de manchas blancas en las uñas es frecuente en la población infantil y entre las personas adultas. Estas manchas, comunes y recurrentes, se desarrollan desde la raíz de la uña y avanzan hacia el extremo de los dedos, al tiempo que crece la uña. Pese a que, en general, se las considera una señal de falta de calcio en la dieta, las razones son más complejas. El tipo de manchas, el blanqueo parcial o total y las formas determinan la importancia clínica. En lo relativo a deficiencias nutricionales, la falta de cinc puede ser el origen de estas manchas blancas. Cuando se diagnostica deficiencia de hierro, las uñas pueden tomar otro aspecto que responde al término clínico de coiloniquia y se identifica por la forma de cuchara que adquieren las uñas. A continuación se explican las principales causas de las manchas en las uñas y cuál es el papel de la dieta para erradicarlas.
El término médico que define la formación de manchas blancas en las uñas se denomina leuconiquia. Éstas se originan a consecuencia de pequeñas roturas en la base, llamada matriz, donde se crean las células de la uña. Las manchas blancas se forman al golpearse las uñas, muchas veces sin percatarse de ello. Pero también pueden deberse a otros orígenes con cierta importancia clínica, como síndromes hereditarios, o ser secundarias a una enfermedad o trastorno de salud, como la psoriasis, nefritis, úlcera péptica, colelitiasis o colitis ulcerosa, entre otros.
Respecto a la nutrición, la aparición de estas pequeñas manchas blancas puede revelar una ingesta deficiente de ciertos nutrientes. Contraria a la creencia popular, la realidad determina que la deficiencia en calcio no origina las manchas blancas en las uñas, sino la deficiencia de cinc.
Incluir alimentos ricos en los nutrientes involucrados en la formación de las uñas ayuda a corregir su fragilidad y debilidad
Un consumo insuficiente de otros nutrientes involucrados en la formación, crecimiento y desarrollo de los componentes de las uñas, como el hierro, la vitamina B6 (relacionada con el metabolismo del cinc) y la vitamina A, no influye de forma directa en la presencia de esas manchas, pero sí provoca mayor fragilidad y debilidad en las uñas, de modo que es más fácil que cualquier pequeño traumatismo deje huella.
La falta prolongada de hierro también puede quedar reflejada en las uñas y ser indicador de anemia ferropénica. En este caso, las uñas adquieren un aspecto en forma de cuchara y el proceso responde al término médico de coiloniquia. Éste también puede formar parte del síndrome de la uña-rótula, una enfermedad autosómica dominante caracterizada por diversas anormalidades orgánicas.
El papel de la dieta
Incluir en la dieta alimentos ricos en los nutrientes involucrados en la formación de las uñas es un primer paso para tratar de corregir una posible deficiencia y para solventar la fragilidad y la debilidad de estas. No obstante, cabe considerar que el origen de las manchas blancas en las uñas no siempre es dietético.
Germen de trigo y frutos secos: complemento de cinc.
El germen de trigo se puede consumir como complemento de cinc a una dieta completa y equilibrada. Se aconseja tomar de una a dos cucharadas pequeñas al día, solo o mezclado con agua, infusiones, zumos o añadido a las ensaladas. Una dieta rica en cinc debe incluir, además, frutos secos (en particular pistachos, pipas y semillas de sésamo), alimentos elaborados con cereales integrales -puede ser el pan, el propio arroz integral o un muesli para el desayuno-, mejillones, pulpo y carnes, donde este mineral sobresale en la carne de caballo.
Una zanahoria al día: alimento rico en vitamina A.
Una zanahoria cruda como aperitivo, como ingrediente de ensaladas o licuados, o cocinada como componente de multitud de recetas (cremas, guisos, legumbres o arroces) es un truco fácil para surtirse de vitamina A. En este caso, el organismo obtiene la vitamina A a partir del beta-caroteno, un pigmento colorante abundante en la zanahoria y que también da color naranja a variedad de frutas y hortalizas como la calabaza, las mandarinas, los melocotones y los albaricoques, entre los más representativos. Son también fuentes dietéticas de retinol o vitamina A los pescados grasos, los lácteos sin desnatar y las grasas lácteas (mantequilla y nata), las margarinas, la yema de huevo y el hígado.
Berberechos: fuente excelente de hierro.
Los berberechos y el marisco de concha en particular (almejas y mejillones) son alimentos que destacan por su contenido en hierro. Le siguen las carnes en general, los pescados y el resto de mariscos, todos ellos ricos en hierro hemo, de mejor y mayor asimilación en el organismo. En una dieta rica en hierro tampoco pueden faltar los frutos secos (pistachos, nueces o almendras), los desecados (orejones, uvas y ciruelas pasas o higos secos) y las verduras de hoja. En conjunto, el contenido en hierro de estos vegetales es elevado, incluso superior a las carnes, lo cual compensa que su tasa de absorción sea menor.
La piel, el cabello y las uñas están en constante renovación y, para ello, necesitan un aporte continuado de nutrientes. Se sabe con certeza que el déficit de ciertas sustancias en la dieta ocasiona alteraciones en su crecimiento y aspecto.
La piel humana muda por completo cada 28 días y se calcula que una persona produce unos cien kilos de células de epidermis a lo largo de su vida. Cada año, el cabello crece de media unos 125 milímetros y las uñas, a razón de medio milímetro por semana.
Además de los requerimientos descritos, el cabello, la piel y las uñas precisan del aporte adecuado de otros nutrientes más, como proteínas y variedad de vitaminas del grupo B.