Un gran reto para muchos padres es que sus hijos consigan tomarse un vaso de leche o una pieza de fruta. Pero, ¿dónde está el problema? En muchos casos la complicación es que a los niños no les agrada el sabor propio de estos alimentos. Otros no los comen porque la forma en la que se les ofrece la leche o la fruta no les atrae lo suficiente como para disfrutar comiéndolos.
Un refresco nutritivo
Los batidos de frutas caseros son una alternativa dulce, sabrosa y cien por cien nutritiva que anima a los pequeños a tomar frutas al tiempo que disfrutan de una deliciosa bebida para tomar a cualquier hora del día. Pueden servirse como postre, con el desayuno para empezar el día bien alimentados o como tentempié a media tarde. Las bebidas espumosas, de sabores variados y de colores vivos, atraen a los niños de tal forma que llegan a sentir curiosidad por probarlas.
Estos preparados admiten muchas posibilidades, entre ellas una combinación de frutas solas o mezcladas con agua, con zumo de frutas o con un lácteo (leche, yogur o helado). El azúcar o el sirope son ingredientes que se pueden añadir a los batidos y que proporcionan el sabor dulce que tanto gusta a los niños. Se pueden sustituir también por edulcorantes no calóricos para así mantener el sabor dulce sin excederse de calorías, o incluso prescindir de los mismos para que se acostumbren al sabor dulce natural de las frutas.
Por tanto, en función de los ingredientes que se empleen, el batido aportará más o menos calorías. Así por ejemplo, aquellos que se elaboran con helado o se endulzan demasiado van a tener más calorías que los que emplean yogur o leche como ingrediente principal, por lo que conviene decantarse por estos últimos como un paso importante en la educación alimentaria y del gusto de los niños.
Algunos consejos
Los batidos son un recurso nutritivo y sano para que los niños tomen fruta
Los batidos de fruta y lácteos se obtienen al mezclar y batir todos los ingredientes, y por esa razón muchos de ellos adquieren una consistencia espumosa y cremosa muy apetecible. De esta forma, los batidos reúnen el agua de la fruta, excelente para refrescar a los niños, las vitaminas y las sales minerales, si bien parte de la fibra de la fruta se pierde si no se aprovecha toda la pieza o se elimina la piel.
Si para elaborar el batido se añaden frutas ácidas o sus zumos, es mejor sustituir la leche por yogur porque con la acidez se corta la leche y, aunque la mezcla no resulta indigesta, le da al batido un aspecto poco apetecible. Es el caso de la naranja, el limón, la mandarina o el pomelo. Otras muchas frutas como el plátano, las fresas, los melocotones, las manzanas o las peras sí que permiten la mezcla con leche sin que se altere el aspecto.
Para elaborar un batido es tan importante una buena combinación de los ingredientes como cuidar la forma de presentarlos. El envase ideal es una copa o el vaso de cristal alto (o de plástico duro para los niños más pequeños) donde se sirven de forma habitual los refrescos. Si la copa o el vaso está bien frío o recién salido del congelador y éste se acompaña de una o varias pajitas, tomar el batido resulta todavía más agradable. Asimismo, se puede dar un toque especial añadiendo azúcar sobre los bordes de la copa, virutas de chocolate por encima del preparado, nata montada y coulis de fruta o mermelada.
La ventaja de ofrecer a los niños batidos de frutas es que se puede disponer de estos alimentos durante todo el año, adaptando el sabor del batido a la fruta de temporada. Septiembre, mes todavía estival, es uno de los meses del año en el que se puede encontrar en los mercados un gran número de frutas de temporada.
Conociendo qué frutas son las más aptas según la temporada, sólo queda pensar y echarle imaginación al asunto para elaborar recetas de batidos de diferentes sabores, texturas y colores. Éstas son algunas propuestas: