Los aros de montaje son utensilios muy utilizados en la cocina profesional y cada vez más, también, en la doméstica. Son unos moldes abiertos por ambos lados de forma circular, de diferentes tamaños de diámetro y altura, elaborados en acero inoxidable, aluminio o PVC. Tienen la función de dar forma a los alimentos que se introduzcan en su interior.
Hace años que se emplean en pastelería para distintas elaboraciones, tanto para preparaciones en horno como para helados y mousses frías. Pero con la revolución de la nueva cocina y el traspaso de decoraciones propias de pastelería a las recetas saladas y viceversa, una de las muchas herramientas que pasaron esta frontera han sido los aros de montaje.
Un toque de originalidad
Al delimitar los ingredientes en una zona concreta del plato da un aspecto visual de ligereza
La utilidad del aro estriba en que delimita el producto en una zona muy concreta del plato. En las presentaciones se consigue un efecto visual de ligereza. Uno de los trucos es quitar el aro en el momento justo de servir, en el último instante. Así se presenta un plato en el que parte de los ingredientes forman un conjunto elevado dentro de la composición de la receta y del plato. Si no se emplease este tipo de molde, su elaboración sería difícil.
Las preparaciones en las que más se emplean los aros de montaje son ensaladas y ensaladillas frías o templadas, en platos de verduras asadas, para delimitar guarniciones, en mousses y cremas gelatinizadas, en platos con huevos y en la formación de platos con diversas láminas y capas.
En la cocina, los límites a la imaginación los marca el buen gusto y la experiencia y experimentación. Hay que animarse a probar las diversas formas de presentación que ofrecen estos moldes.