Imagen: ARSLa ingestión de ácido fítico, sustancia natural de cereales, legumbres, frutos secos y semillas, es enormemente beneficiosa para el organismo humano, ya que previene la formación de cálculos renales y la aparición de cardiopatías, diabetes y ciertos tipos de cáncer como el de colon y mama.
El equipo de científicos de la Universitat de les Illes Balears, dirigido por el catedrático Félix Grases, lleva más de una década investigando las propiedades del ácido fítico. Según sus determinaciones, es una sustancia indispensable para una dieta humana sana y equilibrada. Los investigadores han comprobado que se encuentra acumulada en los líquidos biológicos del organismo (sangre, orina y líquido intersticial).
No obstante, el organismo humano no la fabrica, de manera que sólo se puede adquirir a través de la alimentación. Las reservas de fitatos bajan a niveles casi indetectables a los 10 días de no ser ingeridos. Por este motivo es imprescindible tomar regularmente alimentos que lo contengan como los cereales y sus derivados (sobre todo integrales), legumbres, frutos secos como la almendra, la avellana o el cacahuete, así como semillas (sésamo principalmente).
El peso específico de los efectos beneficiosos
Del ácido fítico se reconoce su capacidad para unirse a ciertos minerales, restando así el aprovechamiento de los mismos. Estas mismas interacciones del ácido fítico con minerales pueden ser, en algunos casos, beneficiosas. Por ejemplo, es capaz de unirse a metales tóxicos como el cadmio o el aluminio, que pueden producir graves problemas en el sistema nervioso, en el digestivo o incluso afectar a la fertilidad. Los fitatos hacen que los metales pesados sean eliminados por las heces sin que traspasen a la sangre desde el intestino.
Tiene también una reconocida capacidad antioxidante, gracias a la cual previene el desarrollo de daños celulares y cáncer. El exceso de hierro puede dañar a las células, y el ácido fítico tiene la cualidad de rodear al hierro e impedir que éste reaccione con el oxígeno y se formen los temidos radicales libres, causantes de enfermedades degenerativas, entre ellas diversos tipos de cáncer.
En el intestino grueso, la interacción entre el ácido fítico con algunos tipos de proteínas puede ser beneficiosa. Concretamente reduce la actividad de enzimas bacterianas implicadas en el desarrollo del cáncer de colon. Estas propiedades antitumorales también se basan en la capacidad de los fitatos para aumentar la actividad de las defensas conocidas como ‘natural Killer’ (NK) o células asesinas naturales, que se encargan de destruir e impedir el crecimiento de las células que producen tumores.
Los fitatos también pueden actuar como agentes hipolipidémicos, que reducen el nivel de grasas como el colesterol en la sangre, minimizando el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. El cobre es un mineral necesario para el desarrollo y el mantenimiento de la integridad cardiovascular. Existe una asociación significativa entre los niveles bajos de cobre en el organismo y el riesgo de hiperlipemia. El ácido fítico ayuda a que la absorción de cobre en el intestino sea la correcta, contribuyendo a que la cantidad ingerida de este mineral pueda llegar a los depósitos correspondientes y realizar allí su labor.
Hasta hace pocos años, los fitatos se han considerado de forma negativa debido a su capacidad para reducir la biodisponibilidad de minerales esenciales
Una propiedad ampliamente estudiada por los científicos de la Universitat de les Illes Balears es su acción inhibidora de la cristalización de sales cálcicas, tales como fosfatos y oxalatos, evitando la formación de depósitos minerales patológicos, como por ejemplo los cálculos renales (piedras en el riñón).
Dificultades en la absorción de nutrientes
El ácido fítico constituye la mayor reserva de fósforo de las semillas de cereales y legumbres, de las que forma parte entre un 1% y un 5%. Pese a ello, los humanos no podemos aprovechar al máximo este mineral de los alimentos, ya el aparato digestivo no contiene las sustancias necesarias (fitasas intestinales) para romper el ácido fítico y liberar el fósforo que se encuentra en su interior.
Desde el punto de vista nutricional, hasta hace pocos años los fitatos se han considerado de forma negativa debido a su capacidad de formar complejos con minerales esenciales como el cinc, el hierro, magnesio y calcio, lo que hace que disminuya la biodisponibilidad de estos nutrientes tan importantes para la salud. Para la mayoría de las personas, las dosis de fitatos presentes en su dieta no representan un problema, pero quienes ingieren grandes cantidades de cereales integrales deben tener en cuenta este aspecto. No obstante, los métodos de procesado de los cereales que requieren calor (cocción de pan, arroz o pasta) destruyen casi todos los fitatos, por lo que mejora la biodisponibilidad de estos minerales.
Hasta hace pocos años, el ácido fítico y otros compuestos (polifenoles, alcaloides, lectinas o saponinas, entre otros) se han considerado componentes naturales de algunos alimentos vegetales que obstaculizan el aprovechamiento nutricional y que producen efectos fisiológicos y bioquímicos adversos, pudiendo llegar a ser tóxicos en algunos casos.
Sin embargo, los datos obtenidos en multitud de estudios recientes apoyan la idea de que, en proporciones adecuadas, pueden tener un papel beneficioso para la salud. Actualmente son considerados compuestos activos capaces de ejercer un efecto biológico, ya sea en el propio intestino o fuera del mismo, una vez absorbidos. De hecho, se les reconoce como prebióticos, protectores del sistema circulatorio, reductores de la presión sanguínea, reguladores de la glucemia y la colesterolemia, anticancerígenos o mejoradores de la respuesta inmune. Por estos motivos, actualmente se les denomina factores nutricionalmente activos.