En España hay más de 11,5 millones de personas en riesgo de pobreza o exclusión social. Según Cáritas, en la actualidad, la pobreza en España es “más extensa, más intensa y más crónica que nunca”, una situación que ha empeorado desde el comienzo de la crisis económica. En este marco, los alimentos constituyen un valioso recurso que debería gestionarse y consumirse con el máximo cuidado y responsabilidad. Sin embargo, datos procedentes de un estudio de la Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios (HISPACOOP), de la que Eroski forma parte, señalan que cada hogar tira 76 kilos de alimentos a la basura cada año. Conscientes de esta preocupante situación, son muchas las entidades que intentan ponerle remedio. El presente artículo muestra algunas de las iniciativas del momento que luchan contra el desperdicio de alimentos, y ofrece ideas prácticas para remediar la situación, tanto en el sector profesional como en casa.
Desperdicio de alimentos: nueva guía para el sector de la hostelería
La Fundación Alícia y la Oficina de Medio Ambiente de la Universidad Autónoma de Barcelona, con el apoyo de la Agencia de Residuos de Cataluña, acaban de presentar una guía con recomendaciones para reducir el derroche alimentario en el sector de la restauración. Dejar que se pierdan más de 1.300 millones de toneladas de comida en su camino desde el campo hasta nuestros platos es un problema ético que necesita urgente solución. Además, supone un inconveniente económico para muchos empresarios, puesto que se calcula que entre el 4% y el 10% de la comida que se compra en restaurantes, caterings y comedores de colectividades termina en la basura. El objetivo de los consejos que incluye dicha guía es evitar esta gestión poco eficiente (y costosa) de los alimentos en favor de una más rentable desde el punto de vista económico, pero también más responsable y sostenible.
Puntos que se pueden mejorar para evitar tirar la comida
El primer paso para reducir el desperdicio de alimentos es descubrir cuáles son los puntos críticos de su manejo y gestión
Según los autores de la guía, existen aspectos relacionados con medidas legales o con normativas que afectan al derroche de alimentos en los establecimientos de restauración; unos aspectos sobre los que se debe actuar, como la elaboración, distribución y comercio de alimentos, la conservación y las fechas de duración mínima de los productos o la gestión de residuos. Sin embargo, el primer paso para reducir el desperdicio de alimentos es conocer la situación de partida de uno mismo, es decir, realizar una auditoría para descubrir qué puntos son los más críticos (compras, conservación, cocinado, limpieza…), qué alimentos se tiran con más frecuencia y qué personas son las más involucradas, entre otros.
Uno de los aspectos claves que desarrolla la guía es la planificación adecuada de las compras y, con el objetivo de mejorar en ese sentido, cita múltiples acciones: desde un análisis de qué comprar, hasta cuáles son las cantidades justas o los mejores proveedores. El almacenaje, con una adecuada preparación del espacio y de la recepción de mercancías, así como la organización en la despensa, los frigoríficos y los congeladores es el punto crítico previo a la preparación de alimentos. En este momento final, la justa medida de unas raciones adecuadas es clave, así como disponer de recursos para aprovechar la comida sobrante.
Alimentos que sobran: nuevas ideas solidarias
Las ideas, consejos y guías sobre cómo evitar el despilfarro son útiles e imprescindibles. Sin embargo, es inevitable que en la cocina de los restaurantes y empresas dedicadas a la restauración colectiva haya excedentes. Con la finalidad de aprovechar dichos alimentos nacen proyectos solidarios, como «Barcelona comparte la comida», un ejemplo de hasta qué punto la difícil situación actual despierta colaboraciones inéditas. La iniciativa de la ONG Nutrición Sin Fronteras consiste en recoger los alimentos excedentes de grandes hoteles de la ciudad para ser distribuidos entre los comedores sociales. La tarea de la ONG es organizar la recogida, la evaluación nutricional e higiénica y el transporte adecuado desde el hotel o entidad colaboradora hasta el comedor social cercano. Desde el inicio del proyecto, se han distribuido una media de 80 comidas una vez por semana.
Consejos para no desperdiciar comida en el hogar
Los productores, los distribuidores y el sector de la restauración son los causantes de la mayor parte del derroche alimentario que se produce. No obstante, los consumidores de a pie también debemos asumir nuestra parte de responsabilidad. Y qué mejor que hacerlo con unos consejos que pretenden minimizar la cantidad de comida que tiramos cada día a nuestro cubo de la basura:
- Planifique la compra: elabore un menú semanal y una lista de la compra de acuerdo con la planificación alimentaria hecha. Es mejor no comprar lo que no está escrito en la lista y evitar ir a la tienda con hambre, para evitar las tentaciones innecesarias.
- Compre las frutas y verduras por piezas, ajustándose a la cantidad justa que necesita.
- Compruebe la fecha de caducidad para evitar comprar alimentos que se pueden echar a perder en poco tiempo.
- Evite que la comida se estropee de forma innecesaria: verifique que el frigorífico está a la temperatura adecuada (entre 1 y 5° C) y sitúe los aliementos que caducan primero delante de los otros.
- Almacene los productos de acuerdo a las instrucciones del envase.
- Sirva raciones y cantidades pequeñas de comida, para después repetir si es necesario.
- Aproveche los restos en la comida del día siguiente, como ingredientes para la cena, congelándolos, etc.
- Congele todo aquello que no tenga previsto comer, como el pan o los alimentos ya cocinados.