El orinal es un elemento importante en la vida del bebé: comenzar a usarlo le da mayor autonomía y representa una etapa importante de su crecimiento y desarrollo. Por lo general, ocurre entre los dos y tres años de vida, pero no hay recetas estrictas que se puedan seguir para ayudarle en este paso. Este artículo reúne cinco pasos para que el niño abandone el pañal y utilice el orinal: saber que el menor está en condiciones de colaborar, aprovechar el ejemplo de su padre o sus hermanos mayores, emplear un orinal adecuado, sentar con frecuencia al pequeño sobre él y tener paciencia, no enfadarse.
¡Adiós al pañal!
El momento en el que el bebé deja los pañales y comienza a usar el orinal es una etapa clave en su desarrollo. Por lo general, se produce entre los dos y tres años de edad, aunque en ciertos casos se puede originar algo más tarde, sin que esto represente necesariamente un problema.
Para lograr este objetivo, los pequeños precisan, desde luego, la ayuda de sus padres. No hay fórmulas mágicas que hagan que el niño aprenda a usar el orinal de un día para el otro, pero sí sugerencias que suelen servir. A continuación se agrupan en cinco pasos.
1. Saber que el niño puede colaborar
El primer paso esencial es estar seguros de que el pequeño ya puede colaborar. La Asociación Española de Pediatría explica que esto se nota por tres motivos. Uno de ellos es la preparación física del niño: ya camina bien sin ayuda, puede subirse y bajarse los pantalones y tiene una buena coordinación en el movimiento de las manos. Otro elemento es la capacidad de obedecer indicaciones: que se siente, se levante, imite una acción, etc. Pero también es importante que el bebé tenga un mínimo control de su vejiga, lo cual se advierte cuando orina bastante de una vez y no poca cantidad de forma muy frecuente, cuando se mantiene seco durante al menos dos o tres horas y cuando sus gestos o posturas revelan que está a punto de orinar.
Los pediatras creen que es mejor esperar a que el niño deje el pañal, si vive una situación de cambios como el nacimiento de un hermano o una mudanza
Si estas habilidades no están del todo desarrolladas, estos expertos recomiendan retrasar el aprendizaje del uso del orinal. Los pediatras también creen mejor esperar si el niño vive una situación de cambios «como el nacimiento de un hermano, una mudanza, una enfermedad o el comienzo de la guardería».
Y otro factor para tener en cuenta es la estación del año. Es mucho mejor comenzar en una época de clima agradable, cuando la ropa que se lleva es mucho más ligera, que en temporadas más frías.
2. Aprovechar el ejemplo
«Al principio le dejaremos que acompañe a los padres al retrete, lo que le ayudará a ver todo más natural y quizá quiera imitarles», apuntan estos especialistas. Víctor Bolívar, pediatra y miembro de la Sociedad Española de Pediatría y Atención Primaria, añade que, por este mismo efecto de imitación, «también es más fácil controlar la orina en el bebé que tiene hermanos mayores«. En este caso, otra ventaja es que los padres ya estarán más habituados en el uso del orinal. Y en el caso de los gemelos, dice Bolívar, «hay que enseñarle a cada uno a su ritmo».
3. Usar un orinal adecuado
El orinal debe ser grande, sólido y con la base rígida. Los expertos incluso recomiendan comprarlo con la colaboración del niño, un incentivo más para su empleo. Se debe colocar en una habitación agradable, con temperatura adecuada y sobre un suelo lavable o protegido.
Otra opción es un reductor de la taza del inodoro. En este caso habrá que conseguir también un mueble firme y seguro para que el pequeño utilice como escalón y apoyapiés.
En cualquier caso, se debe procurar que el menor se sienta cómodo con el recipiente que se use.
4. Sentar al niño sobre el orinal
La manera de crear el hábito es sentar al niño en el orinal pasada una media hora después de cada comida y cada dos o tres horas, el resto del día. Si es necesario, conviene ofrecerle abundantes líquidos, para que tenga más ganas. Pero no hay que dejarle sentado allí más de cinco o diez minutos: se aburriría o se dedicaría a jugar con el orinal, lo cual afectaría al proceso de aprendizaje.
Hay que procurar, en el momento se sentar al pequeño en el orinal, estar con él a solas y sin juguetes, ordenadores u otros elementos que pudieran distraerle. Bolívar destaca que, para comenzar, a veces es útil sentarle en el orinal después de que hayan mojado el pañal. «Este recurso ayuda a que el niño relacione sus necesidades fisiológicas con el orinal», asegura.
Luego, durante el día, se sustituirá el pañal por unos calzoncillos o unas bragas, para que se dé cuenta de cuando se haya hecho encima. Al igual que con el orinal, será mejor si el menor ha participado en la elección de esta prenda.
5. Tener paciencia y no enfadarse
Como en todo aprendizaje, el niño cometerá fallos. Hay que tener paciencia con él y nunca enfadarse ni, mucho menos, regañarle. Con tranquilidad hay que explicarle para qué sirve el orinal y animarle a utilizarlo. Se le cambiará la ropa y se le insistirá en lo bien que está seco y limpio.
Los especialistas destacan además el valor de recompensar al pequeño con palabras, abrazos y caricias sus esfuerzos por aprender. Bolívar sugiere incluso «tardar un poco, las primeras veces, en tirar de la cadena, ya que al niño le podría parecer contradictorio que su aplaudida obra desaparezca tan rápidamente, con lo que le ha costado».
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