Detrás de cada aborto pervive una historia personal y un proceso doloroso denominado duelo gestacional. Entre los momentos más delicados tras un embarao fallido está la fecha en la que la mujer debería haber salido de cuentas. Pero ¿por qué surge la depresión tras la pérdida del bebé? Según los especialistas, no siempre se produce, pero sí la propician factores como la falta de apoyo del entorno y el estado anímico en el que nos encontremos. El siguiente artículo desvela las características del duelo gestacional, las situaciones y los momentos que pueden acrecentarlo y los factores que favorecen una depresión tras el aborto.
Duelo gestacional tras el aborto
Hasta dos de cada diez embarazos acaban en aborto espontáneo en España
Entre el 10 y el 20% de los embarazos son fallidos y acaban en abortos espontáneos, según los datos de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia. La pérdida involuntaria de un bebé durante su gestación implica algunos efectos físicos tanto para la madre como para su pareja. Pero sobre todo deriva en un dolor psicológico, de mayor o menor intensidad según las circunstancias, para la mayoría de las parejas que la sufren y, en especial, a la mujer. Este dolor es «natural», apunta Mónica Álvarez, psicóloga y terapeuta de familia especializada en duelo gestacional y perinatal.
Siempre que hay una pérdida, la persona pasa por una serie de etapas «que entran dentro del proceso normal. Se denomina duelo«, señala Álvarez. La tristeza, la ira, la culpa, el dolor emocional y no querer asumir lo que ha ocurrido es parte de este proceso natural de duelo tras el aborto.
Otros sentimientos que invaden a aquellas mujeres que han experimentado una gestación fallida son la ansiedad, la apatía y incapacidad de disfrutar. Son sentimientos «a nivel psicoemocional» que pueden afectar (no necesariamente todos a la vez) a la mujer tras la pérdida. «Da igual la edad gestacional», matiza Álvarez, «el duelo puede ser tan intenso, o más, que si se hubiera perdido cualquier otro familiar cercano». Lo que para los demás es algo que no ha existido, «para la madre que lo ha llevado en su vientre ha sido real desde el minuto cero de la concepción, e incluso antes, desde que se toma la decisión de ser padres», añade la psicóloga.
Los momentos delicados tras la pérdida del bebé
La fecha en que la mujer habría salido de cuentas es un momento crítico tras un aborto
La psicóloga familiar reconoce que el primer año tras la pérdida suele ser el más duro, ya que «se vive con mucha intensidad» todo lo que acontece en relación al embarazo y al deseo de la maternidad. En el caso de las pérdidas gestacionales, no obstante, existe una complejidad adicional, señala Álvarez. «La mujer espera con cierto anhelo la fecha en que hubiera dado a luz, como si se resistiera a darse cuenta de que el embarazo se fue», explica la terapeuta.
Lo esperable es que cuando comience el segundo año tras el aborto, y ya haya pasado la fecha en que la mujer habría salido de cuentas, «las emociones estén más asentadas y se vivan de nuevo todos los hitos desde una nueva distancia y madurez», comenta Álvarez. No obstante, hay determinados momentos (aniversario de la pérdida y del comienzo del embarazo) o circunstancias (embarazo posterior u otro hijo, entre otras) que pueden reactivar el duelo. Esto forma parte del proceso.
¿Por qué surge la depresión tras la pérdida?
«En principio, el duelo tras la pérdida no siempre deriva en depresión, explica Álvarez. Pero, como con cualquier otra herida, puede ocurrir «si no se trata de forma adecuada o si no se dan las circunstancias precisas» para poder recuperarse.
Estos son los factores que pueden propiciar que aparezca una depresión tras el aborto.
Factor social: en opinión de la especialista, es determinante, puesto que la respuesta habitual tras una pérdida gestacional es hacer como si no hubiera pasado nada, echar tierra sobre el asunto. «Y esto no es sano», advierte Álvarez.
Apoyo del entorno: la mujer puede no encontrar en su entorno el apoyo que ella precisa para expresar lo que siente. Es habitual que las personas que la rodeen desconozcan los mecanismos necesarios en este tipo de duelos. «Es habitual que familiares y amigos metan prisa a la pareja para que vuelvan a ser los mismos de siempre cuanto antes», señala Álvarez. Sin embargo, reconoce la psicóloga, «nunca se vuelve a ser el mismo».
Duelos previos: la experiencia y la forma en la que se hayan superado otros duelos (si se hizo con éxito) ayudan a vivir la nueva pérdida con mayor conciencia y madurez. Siempre es más fácil recorrer un camino que se conoce. «Aunque, a veces, el duelo previo se reactiva con la nueva pérdida», apunta la psicóloga,.
Estado emocional anterior: en algunos casos, la pérdida gestacional pone al descubierto un estado emocional insatisfactorio anterior o patologías que, «aunque hayan estado controladas, al añadirles un estresante más, dejan de sostenerse», concluye la terapeuta.