En verano, es normal llevar a los niños a lugares donde hay mucha gente, como la playa, parques o grandes superficies comerciales. Los múltiples estímulos que el niño recibe en estos espacios facilitan que se distraiga y pueda perderse. Solo durante el pasado verano, Cruz Roja atendió cerca de 2.500 peticiones de padres por menores extraviados en lugares públicos. Hablar con el niño reduce el riesgo de que se pierda. También funciona vestirle con prendas llamativas en la playa o anudar un globo de gas en la muñeca para los centros comerciales.
Durante la temporada de verano, cuando los niños están de vacaciones, se realizan muchas actividades que implican llevarles a sitios públicos donde hay mucha gente. Estos lugares son los más propicios para que los pequeños se pierdan. La multitud de estímulos, sumada a la curiosidad desenfrenada de los menores (y falta de desarrollo de su sentido de la orientación), alimentan este tipo de riesgos.
Por eso, es importante extremar las medidas para evitar que el niño se pierda. El extravío de un pequeño es una situación angustiosa y que puede llegar a ser traumática, tanto para el menor como para el o los adultos que lo acompañen.
Vestir al niño con prendas llamativas en la playa ayuda a localizar al pequeño en caso de extravío
La edad de mayor riesgo para que se produzcan estos extravíos suele comenzar alrededor de los dos años, cuando el niño ya tiene suficiente autonomía para desplazarse y la curiosidad le lleva a distraerse y sentirse atraído por cualquier estímulo. Y se prolonga hasta los cinco o seis años, edades a las que el pequeño comienza a orientarse y aprende a hacer preguntas.
Consejos para evitar que los niños se pierdan
1. Hablar con el pequeño.
Hay que hablar con el niño para explicarle que es muy importante que no se separe del adulto con el que va. También es bueno contarle dónde van a ir, qué harán, etc.
Se debe hacer ver al pequeño que, en caso de que descubra que se ha perdido, debe quedarse quieto en el lugar donde esté es esencial, ya que, si se pone a andar, podría alejarse aún más y agravar la situación de ansiedad del pequeño. Enseñarle que, en todo caso, lo que debe hacer es acercarse a un policía, al dependiente de una tienda o a un bañista, si se está en la playa o en la piscina, e informar al adulto de que se ha perdido, es otra buena propuesta para evitar que la angustia se prolongue.
Si el niño tiene edad suficiente, se puede acordar con él un lugar de encuentro al que acudir en caso de que se pierda.
2. Siempre de la mano.
Cuando se esté en movimiento, se debe llevar al niño de la mano y prestar atención para evitar que se suelte. Puede que en algún momento quiera acercarse a ver algo que le llame la atención. En todo caso, el adulto debe desplazarse junto a él.
3. Prendas llamativas en la playa.
En la playa, se debe tratar que el pequeño lleve puesta una prenda lo suficientemente llamativa como para poder distinguirle a una buena distancia. Puede ser un bañador (o un gorro) con colores fosforitos o muy vivos.
No hay que regañar al niño al encontrarle, sino hablar acerca de lo ocurrido un tiempo después
4. Pulseras o tarjetas identificativas.Otra opción válida para la playa y, en general para cualquier lugar multitudinario, es colocar al menor una pulsera de la que cuelgue una pequeña etiqueta con el número del teléfono móvil de su responsable. Este número también se puede apuntar en la mano del niño con un rotulador cuya tinta resista el desgaste del agua.
Fuera de la playa o de la piscina, cuando no hay riesgo de que el pequeño se moje, se puede guardar una tarjeta con los datos del adulto en el bolsillo o entre las prendas del niño.
5. Globo de gas en la muñeca para los centros comerciales.
En los centros comerciales y lugares similares, una alternativa es comprarle un globo de gas y atárselo en la muñeca. El globo, salvo que haya alguna promoción o similar que haga que muchos niños porten el mismo objeto flotante, será una señal siempre visible y efectiva para identificar el lugar donde se encuentre el pequeño.
Si pese a haber tomado las precauciones correspondientes, el niño se pierde, la premisa debe ser mantener la calma. Puede ser difícil, porque el extravío de un pequeño suele ser una situación de angustia, pero hay que procurar hacerlo.
De inmediato, se debe alertar a las personas que puedan haberse cruzado con el niño: bañistas en la playa o la piscina; personal de seguridad, en centros comerciales o grandes almacenes; otros adultos, si se trata de una salida al parque o al campo. Para ello, es muy práctico tener una foto del pequeño. Gracias a los teléfonos móviles, casi todos los padres hoy en día llevan consigo varias fotos de sus hijos.
Si el niño se ha perdido durante un traslado o un paseo, se ha de retroceder el camino andado y prestar atención a los lugares donde el pequeño puede haberse detenido, distraído o desviado su ruta.
Y siempre, más aún si el pequeño lleva el número de teléfono del adulto en la ropa, en una pulsera o escrito sobre su piel, se debe estar pendiente del móvil, para responder de inmediato si la llamada es de alguien que ha encontrado al menor.
Cuando, finalmente, se halle al niño, no es buena idea regañarle. Es cierto que ha sido una situación angustiosa pero también lo ha sido (y sobre todo) para el menor. Reprenderle solo contribuiría a que el pequeño se sienta peor. Mejor idea es abrazarle, hacer algo juntos que le relaje (jugar, dar un paseo, etc.) y después, cuando ambos estén tranquilos, hablar de lo ocurrido para procurar que no se repita.