Las gomas de alimentación de gas butano de cocinas, calentadores y estufas deben estar siempre en perfecto estado, ya que pueden provocar explosiones o intoxicaciones en caso de fuga. Para evitarlo, se debe revisar la fecha de caducidad de las gomas y las posibles deformaciones o desgastes de las mismas. En ambos casos, se debe sustituir la pieza por otra del mismo tipo y longitud.
Sustitución de la goma, una operación sencilla
Un aspecto fundamental para evitar una fuga de gas butano es comprobar la fecha de caducidad de la goma. Este dato está impreso en la misma e indica el momento a partir del cual es necesaria su reposición. Si ésta ha caducado, se debe sustituir por otra. Del mismo modo, el cambio es imprescindible cuando la goma tiene deformaciones o está desgastada.
Antes de cambiar la goma de una bombona de butano hay que cerrar la llave de paso del gas. Después se sueltan las abrazaderas con un destornillador, se retira el tubo usado y se engarzan las abrazaderas sobre la nueva goma, que ha de ser del mismo tipo y longitud que la anterior.
Una vez sujeta la pieza, se aplica vaselina en el interior de la misma. A continuación, se coloca la nueva goma en la toma de la bombona y se fija con la ayuda de las abrazaderas.
Si se ha detectado una fuga de gas, hay que desconectar el regulador y ventilar la habitación. En ningún caso se debe manipular la válvula.
Una óptima ventilación del lugar en el que se encuentra la instalación de gas es fundamental para que, en caso de escape, el gas pueda «salir». El gas butano es más pesado que el aire, por lo que en caso de fuga desciende y, por tanto, los espacios de ventilación deben situarse en las zonas inferiores.
En este punto conviene recordar que está prohibido tener más de dos bombonas de gas butano en casa, salvo que la tercera sea móvil y esté en el interior de una estufa, debido al gran peligro de explosión que puede generar el hecho de acumular tal cantidad de gas en una vivienda.
Según se establece en el Real Decreto 1085/1992 de 11 de septiembre, por el que se aprueba el Reglamento de la Actividad de Distribución de Gases Licuados del Petróleo, todos los titulares de contrato de suministro de GLP envasado (butano) tienen la obligación de revisar la instalación. Para ello, pueden solicitar los servicios de un instalador autorizado o de las agencias distribuidoras de la empresa suministradora. Cualquier usuario que reciba la visita de un instalador de gas no está obligado a aceptar el servicio, ya que tiene derecho a elegir otra empresa autorizada.
La factura se debe guardar junto con las piezas sustituidas, ya que en caso de reclamación sirven como prueba
En estas revisiones, el técnico autorizado debe sustituir en plazo todos los elementos de la instalación (entre ellos las gomas) que tengan fecha de caducidad. Otros, como el regulador y las abrazaderas, aunque no caducan, se pueden deteriorar, por lo que también deben sustituirse.
Puesto que el pago de esta revisión corresponde al usuario, antes de iniciar la misma, conviene que solicite información sobre las tarifas que deberá abonar y compararlas con las de otras empresas.
La empresa que revise la instalación debe entregar al propietario de la vivienda un “Certificado de revisión periódica”, además de una factura detallada del trabajo realizado. Esta factura se debe guardar junto con las piezas sustituidas, ya que en caso de reclamación servirán como prueba del servicio recibido.