Las amoladoras son herramientas muy versátiles, ya que la gran variedad de discos y accesorios que existen en el mercado amplían sus funciones y permiten realizar con ellas tareas muy diversas, como cortar materiales, afilar herramientas y lijar o decapar superficies. Este artículo enumera los tipos de amoladoras, los trabajos que se llevan a cabo con ellas y las medidas de seguridad indispensables para su uso.
Tipos de amoladoras
La amoladora es una máquina herramienta que poco a poco se ganó un lugar entre las preferidas de los aficionados al bricolaje, sobre todo gracias a su versatilidad y su capacidad para realizar muchas tareas diferentes. Existen varios tipos de amoladoras, que dependen de su tamaño y forma de uso, en función de los cuales se adaptan mejor a determinados trabajos.
Salvo que cuente con un espacio para usar como taller, lo recomendable para el aficionado es una amoladora portátil
El mecanismo de esta herramienta (también llamada muela) es simple: cuenta con un motor que hace girar un husillo o eje, al cual se acoplan diferentes discos u otros accesorios. Según el material y las características de ese disco, la amoladora desempeña funciones diferentes.
Las amoladoras se pueden dividir en tres grupos:
Amoladoras portátiles. Son las más comunes y usadas, en general, por profesionales y personas con más experiencia. Emplean discos grandes, superiores a 20 centímetros de diámetro. Se utilizan sobre todo para pulir o decapar superficies amplias, para cortar piezas grandes, etc.
Miniamoladoras. Son, como su nombre indica, herramientas más pequeñas. El diámetro de sus discos no supera los 12 o 13 centímetros. Si bien es apropiada para diversas tareas específicas (como cortar o quitar rebabas en piezas de dimensiones reducidas) también se aconseja su uso a personas sin mucha experiencia en la realización de tareas de bricolaje o trabajos en casa.
Amoladoras de sobremesa. Son máquinas grandes, de uso destinado de forma casi exclusiva a profesionales. A diferencia de los dos tipos anteriores de amoladoras, que son máquinas portátiles, estas se fijan a la mesa o banco y es la pieza que se necesita trabajar la que se sostiene con las manos y se acerca al disco.
Lo más probable es que el aficionado opte por los modelos portátiles, salvo que cuente con suficiente espacio en casa como para acondicionar un ambiente y lo convierta en taller. Convendrá que comience con una miniamoladora, para habituarse a su manejo y conocer las tareas que puede realizar con ella, y luego, si lo necesita, adquiera una amoladora normal para las tareas específicas que requieran un disco de mayor tamaño.
Trabajos que se realizan con una amoladora
Según el tipo de accesorio que se acople en su husillo, la amoladora puede hacer las veces de fresadora, lijadora, pulidora o ranuradora. A continuación, se detallan los trabajos que se pueden realizar con ella, aunque la amplia variedad de accesorios que existen multiplican las posibilidades de uso de esta máquina herramienta.
Cortar: existen discos con bordes afilados, destinados a tronzar, ranurar o cortar objetos. Se emplean en especial sobre piezas de cerámica, metal, madera, piedra, etc. El material y la rugosidad del disco y la velocidad de giro dependerán del tipo de material que se desee cortar.
La gran variedad de accesorios existentes multiplican las posibilidades de esta herramienta
Decapar: para ello se emplean discos con cepillo de metal, el cual puede ser de dos tipos: estar en el borde exterior del disco o en su cara frontal. Permite decapar tanto superficies metálicas como de madera. Para este material, se debe tener mucho cuidado de trabajar a velocidades no muy altas y no ejercer demasiado presión con la herramienta, ya que la madera es blanda y las cerdas de metal podrían arruinar la superficie.
Lijar: los discos con lija de distinto grano permiten lograr la terminación necesaria para superficies de diversos materiales, desde madera hasta cemento. Este tipo de trabajos también exigen una máxima presición, en particular cuanto más grande sea la superficie a pulir.
Afilar: ciertas herramientas de carpintería y jardinería (tijeras, tenazas, cinceles, cuchillas, brocas, etc.) se pueden afilar por medio de una amoladora y un accesorio apropiado, es decir, una piedra de afilar. Para esta tarea son más recomendables las amoladoras de sobremesa, pero también se puede realizar con una portátil, siempre que se asegure con anterioridad la fijación de la herramienta que se ha de afilar a través de una morsa o elemento similar.
Quitar rebabas: con la amoladora también se quitan las rebabas y todo material sobrante que pueda quedar en cualquier pieza tras un corte u otro trabajo que se realice sobre ella. Al igual que la mayoría de las tareas anteriores, esto vale para metal, cerámica, madera, etc.
Manejar una amoladora exige respetar una serie de medidas de seguridad para reducir la posibilidad de inconvenientes. Su uso correcto no conlleva mayores riesgos, pero si no se toman esas precauciones pueden ocurrir accidentes. Las principales son las siguientes:
Utilizar discos y accesorios del tamaño apropiado para el tipo de amoladora que se emplee.
Asegurarse de que todas las partes estén limpias antes de empezar a trabajar y de que las piezas estén montadas y fijadas de manera correcta.
Mantener la concentración en todo momento sobre el trabajo que se está realizando. Cualquier distracción puede acarrear consecuencias graves sobre el material que se trabaja o sobre el propio cuerpo de la persona que maneja la herramienta.
Llevar la indumentaria y protección necesarias: gafas de seguridad, guantes reforzados, mascarilla autofiltrante, tapones en los oídos, ropa ceñida al cuerpo sin hilos sueltos y el cabello recogido.
Nunca usar la amoladora como taladro, ya que, si bien su sistema de funcionamiento está basado en el mismo concepto (un eje rotatorio), sus velocidades de giro son muy distintas.
Desenchufar de la red eléctrica o quitar la batería del aparato, siempre que se ha de cambiar el disco o accesorio o manipular cualquier otra de sus partes.