Los paneles de corcho son elementos muy prácticos para colgar en la pared fotos, papeles u otros objetos y así tenerlos siempre a mano. Si bien son habituales en las habitaciones infantiles y oficinas u otros ámbitos de trabajo, también se pueden integrar en la decoración de la cocina, el salón y otros espacios. Este artículo describe los usos y utilidades de los paneles de corcho, cómo crearlos muy originales y qué se puede colgar en ellos para sacar el máximo provecho, además de cómo sostenerlos en la pared.
Usos y utilidades de los paneles de corcho
Un panel de corcho es un elemento útil que por lo general se asocia con las habitaciones infantiles o de adolescentes para colocar fotos, cartas, entradas de conciertos y otros recuerdos. También tienen su lugar en las oficinas y otros ámbitos de trabajo, donde se usan para colgar notas y apuntes relacionados con las tareas que allí se desarrollan. Sin embargo, es posible acondicionar un panel de corcho (material que también se utiliza como aislante) para que no esté limitado a esos ambientes y se integre en la decoración de otros espacios.
En la cocina, los corchos son muy útiles para apuntar la lista de la compra o recetas para preparar alimentos
Una estancia donde los corchos han sabido hacerse un hueco es la cocina. Al igual que las pizarras y los blocs, los corchos son muy prácticos tanto para tomar apuntes sobre productos que se acaban y deben formar parte de la lista de la próxima compra, como para tener cerca distintas recetas para la preparación de alimentos. Pero además, pueden funcionar como chuletas recordatorias para cosas que se deben hacer o, ya por cuestiones decorativas, para tener cerca fotos, dibujos de los niños, etc.
Esta última faceta, la decorativa, es la que permite que los corchos también puedan estar presentes en el salón o en un dormitorio. Para tal fin, es posible personalizarlo con sencillas tareas manuales, como se explica a continuación.
Cómo crear paneles de corcho originales
Los paneles de corcho son muy fáciles de conseguir en el mercado, además de muy asequibles. Por lo general, se venden en formato rectangular y en diferentes tamaños, e incluyen un pequeño marco de tablillas de madera. Así es como se colocan normalmente en las habitaciones de los niños y en oficinas. Pero hay otras alternativas.
Una primera es adornar el marco, para dar un toque personalizado y más bonito a su aspecto. Para ello, se pueden emplear unas molduras de madera, con distintos dibujos o tallados. Estas molduras se pueden pegar sobre las tablillas de madera originales para garantizar que la estructura no pierda solidez, y luego, pintar o barnizar según el gusto personal.
Para el corcho se pueden reutilizar marcos de cuadros o espejos antiguos, o bien utilizar otros materiales como adornos
Otra opción algo más compleja, pero que permite dotar al panel de un acabado de mucha mayor calidad, consiste en reutilizar el marco de un cuadro o un espejo que hayan sido desechados. Además, si se trata de un marco ovalado o de alguna forma que no sea rectangular, el corcho ganará también en originalidad.
En estos casos, se debe desmontar el cuadro o espejo cuyo marco se ha de reutilizar. Luego, hay que tomar la medida y forma específicas que ha de tener el panel, con especial cuidado si no es rectangular. Después, se recorta esa forma en un panel de corcho. Para esta tarea, si el corcho fuera de muy poco espesor, podría valer un cúter, pero suele hacer falta una sierra pequeña. Por último, solo resta componer la estructura con el corcho recortado.
Una variante más, en esta misma línea, consiste en recortar el corcho de la forma y tamaño deseados y, después, crear el marco que se desee, por medio de materiales de sencillos, muy económicos o de uso cotidiano, como cartulina, goma EVA, tela, botones, etc. También con fragmentos pequeños de cristal de distintos colores o de un espejo se puede lograr un marco muy bonito. En estas tareas se debe usar el tipo de pegamento más idóneo para cada material.
La gran ventaja de un corcho es su gran versatilidad, porque permite colgar en él cosas muy variadas. Desde fotos y dibujos hasta cartas, tarjetas postales, collares, pulseras o exámenes con buenas calificaciones de los niños (que a menudo se exhiben sostenidos por un imán en la puerta del frigorífico). Y también es posible exponer allí objetos pequeños, como estampillas, monedas extranjeras, medallas, muñecos o muchos otros que formen parte de una colección.
Por otro lado, colocar el corcho en la pared es tan sencillo como colgar un cuadro, o incluso más, debido a que por lo general estos paneles son bastante ligeros. Es decir, para este trabajo no son necesarios clavos ni escarpias, sino que bastará con pequeños “cuelga-fáciles”.