El frío del invierno no es obstáculo para disfrutar de la piscina. Las cubiertas permiten darse un baño durante todo el año, incluso los días de lluvia, ya que protegen la instalación con diferentes sistemas de cierre que, además de crear un ambiente interior óptimo, evitan las caídas fortuitas al agua.
La clave está en el material de las cubiertas, que ha de ser resistente. El metacrilato y el vidrio de seguridad son muy empleados en las paredes, mientras que el policarbonato se reserva para el techo. Todos ellos garantizan una correcta visibilidad, con versiones translúcidas que crean ambientes más íntimos. En cuanto a la estructura, se sustenta sobre perfilería de aluminio reforzado para ganar estabilidad y solidez.
Personalizar la cubierta
En general, la instalación de una cubierta se traduce en un ahorro en los gastos de mantenimiento. El agua permanece limpia durante más tiempo al quedar protegida de la caída de tierra, hojas e insectos, cuando se ubica en una zona ajardinada. Asimismo, se ahorra energía y se favorece el baño en climas extremos, ya que la temperatura del agua gana hasta diez grados.
Las puertas correderas permiten regular el paso y la entrada de aire
Para conseguir estas condiciones, las cubiertas se fabrican a medida. En función de las características de la piscina, se opta por un diseño u otro. Las particularidades del vaso determinan las dimensiones o el sistema de apertura, que crea un recinto cerrado y aumenta la seguridad en el caso de los niños.
La apertura puede ser central o total e incluir ventanas de seguridad. Las puertas correderas son una buena opción para regular el paso y la entrada de aire. Hay cubiertas adaptadas a cada gusto o necesidad, con modelos sencillos o recargados. Se puede optar por cubiertas con dibujos o colores diferentes. Otra opción es construirlas alrededor de la piscina o dejando espacio suficiente para colocar sillas, mesas o hamacas.
Por otro lado, también se tienen en cuenta las características del terreno que bordea la instalación. Es importante asegurarse de que éste resistirá lo sistemas de fijación para que la cubierta no pierda estabilidad.
El sistema de cierre puede ser fijo o móvil. El primero impide que la instalación se abra por completo, mientras que el segundo permite una apertura total. Las paredes se desplazan hacia un lado o a los dos hasta dejar totalmente libre el techo. Se trata de sistemas telescópicos que descubren la piscina por completo, con posibilidad de cerrarse en cualquier momento cuando la climatología así lo exija. En este sentido, para facilitar el movimiento, algunos sistemas están motorizados y cuentan con mando a distancia para controlar el grado de apertura.