Cuando llegan las vacaciones y no hay amigos, familiares o vecinos a quienes encomendar la tarea de regar las plantas, son muchas las personas que se plantean el siguiente interrogante: ¿qué hacer con ellas? En estas ocasiones, hay que agudizar el ingenio e idear tácticas para que las plantas conserven su humedad y se mantengan vivas mientras se permanece fuera de casa. Hidrojardineras, riego por goteo, automático o por imbibición; desde los métodos más sencillos a los más sofisticados, solo hay que elegir el sistema que mejor se adapte a cada caso.
Riego por capilaridad
Una de las fórmulas indicadas para que a las plantas no les falte agua en ningún momento es el riego por vía capilar. En este caso, hay varios sistemas que permiten que la tierra permanezca húmeda durante un largo periodo de tiempo.
Una de estas técnicas consiste en colocar un gran paño de fieltro junto al fregadero de la cocina. Este debe estar lleno de agua, de modo que se pueda sumergir un extremo del fieltro. Sobre la tela que queda en la encimera se colocan las macetas y el agua subirá hasta el sustrato por capilaridad.
Otra opción es poner los tiestos en la bañera. Para ello, hay que tapar el desagüe y proteger el fondo con un plástico. A continuación, se colocan sobre este unos ladrillos o cualquier otro objeto que sirva de soporte a las plantas. Se llena la bañera de agua hasta cubrir unos cinco centímetros de altura y se ubican las macetas sobre los ladrillos. La capilaridad hará el resto.
Las hidrojardineras son una opción más sofisticada de riego por capilaridad
Una tercera solución pasa por colocar los tiestos alrededor de un cubo lleno de agua y conectar ambos recipientes con unas mechas de algodón o fieltro. El agua pasará por estas a la tierra.
Una alternativa más sofisticada de riego por capilaridad es el uso de hidrojardineras. Estos recipientes son una especie de maceteros con una rejilla separadora que forma el depósito del agua, unas mechas conductoras que se sumergen en este depósito, un tubo de llenado y otro con un respiradero en el que se indica el nivel del agua, que debe estar siempre en una posición intermedia, entre el mínimo y el máximo. Al igual que en los casos anteriores, el tejido se empapa y el agua sube al sustrato por capilaridad, lo que permite que las plantas tengan agua durante un mínimo de tres semanas.
Riego por imbibición
Para llevar a cabo el riego por imbibición de las plantas, se necesita un recipiente que pueda albergar todos los vegetales, un plástico y turba.
El proceso es sencillo. Hay que forrar el receptáculo con el plástico, llenarlo de turba y saturar esta última de agua. Por último, se entierran las macetas en el sustrato hasta el borde, de manera que la tierra pueda absorber la humedad de la turba.
Una forma sencilla y económica de realizar un sistema de riego por goteo casero radica en llenar de agua una botella de plástico, hacerle un pequeño agujero en el tapón con un alfiler y ponerla boca abajo sobre la planta para que reciba poco a poco la cantidad de líquido que necesite.
El único requisito para emplear este método es hacer pruebas para controlar durante cuánto tiempo se puede mantener húmeda la planta y, de este modo, usar una botella de mayor o menor capacidad.
Una variante de esta técnica consiste en enterrar la boquilla de la botella, quitarle la base y llenarla de agua para que la propia tierra tome el líquido a medida que lo necesite.