Los esquejes son, junto con la siembra de semillas, el acodo y la división de los ejemplares, una de las técnicas básicas para multiplicar plantas. Para garantizar el éxito de la reproducción, se debe elegir un ejemplar joven y sano. Además, hay que conocer cuál es la época del año más recomendable para realizar el esqueje: finales de verano o principios de otoño para las plantas herbáceas, otoño para las leñosas y primavera o verano para las plantas de maceta.
Técnica adecuada según el tipo de planta
La técnica de reproducción de ejemplares a través de esquejes no es similar para todas las plantas ni se debe poner en práctica en la misma época del año. En las plantas herbáceas, los esquejes se deben realizar a finales de verano o principios de otoño. Esta última estación es también la época adecuada para las leñosas, mientras que las plantas de maceta se multiplican mejor en primavera o en verano.
Otro aspecto muy importante es el fragmento de la planta (hoja, tallo o rama) a partir del cual se obtiene un ejemplar idéntico a la planta madre. Para que el resultado sea un éxito, se debe escoger un ejemplar joven y sano, que no haya sido atacado por las plagas y no tenga deformaciones.
Un esqueje de hoja requiere cortar ésta desde su inserción. Tras dejar secar las heridas, se planta en un sustrato de turba y arena, mezcladas a partes iguales. Las primeras hojas de la nueva planta brotan al cabo de un mes. Este método se puede utilizar con las begonias de follaje decorativo, con la saintpaulia (violeta africana) o con la crassula.
La mayoría de las plantas se reproducen con facilidad por medio de fragmentos de tallo
La mayoría de las plantas se reproducen con facilidad por medio de fragmentos de tallo. Si son esquejes terminales del tallo principal o tallos laterales, se cortan a 5 cm del extremo, de modo que tengan de cuatro a cinco hojas. El corte debe ser oblicuo y por debajo de la yema foliar (engrosamiento). Los esquejes no deben tener flores. Después, se planta en un sustrato ligero o se coloca en un recipiente de vidrio con agua. En cuanto las raíces se hayan desarrollado lo suficiente, se planta en un mantillo para trasplante. Ficus, pasiflora, cyperus, coleo, etc.
Respecto a los esquejes de rama, el método consiste en cortar ramas de seis a ocho centímetros, que contengan de una a tres yemas, y colocarlas en una mezcla de arena y turba. Es preferible mantener un ambiente muy húmedo y cálido, para favorecer el arraigo. En cuanto se formen las raíces y el brote, se trasplanta el retoño a un mantillo para plantas verdes. Con este método se pueden multiplicar las ramas de aglaonema, dieffenbachia y dracaena.
Los esquejes, al igual que los ejemplares recién plantados y las plantas pequeñas, necesitan riegos frecuentes y ligeros que les permitan mantener una humedad ambiental constante. También necesitan más calor y humedad que las plantas de las que provienen, por lo que se deben proteger contra la evaporación por medio de una campana de cristal o con una bolsa de plástico transparente tensada sobre un armazón que cubra todo el tiesto.
Además, se debe procurar no encharcar el sustrato, pero tampoco hay que dejar que se seque. Los esquejes herbáceos echan raíces pasadas las primeras 2 o 4 semanas. En cuanto broten las primeras hojas, se puede retirar de forma definitiva la protección del tiesto.