Las pérgolas son unos elementos decorativos en forma de arcos, generalmente confeccionados de madera o metal, muy empleados para dividir los jardines en pequeñas zonas.
Debido a su forma en arco son también muy utilizadas en los caminos de acceso a las casas, para poder caminar bajo ellas, como si de una especie de arco del triunfo se tratara. Una de sus grandes ventajas es que pueden servir de soporte a plantas trepadoras y enredaderas, como la hiedra, con las que también se puede tratar de decorar la fachada de la casa, sobre todo si es de piedra, ya que consigue un interesante contraste entre un elemento natural y otro árido y rocoso, y logra integrar su vivienda con la vegetación adyacente del jardín.
Si quiere emplazar la pérgola para que proporcione sombra ha de colocarla en un lugar con orientación sur y soleado a lo largo de las tardes veraniegas. Si su tamaño no es demasiado grande es recomendable el empleo de un toldo o plantar algún árbol de frondosa copa a su lado.
Algunas pérgolas disponen en sus laterales de jardineras, en las que se pueden cultivar ejemplares de crecimiento moderado, para evitar que invadan el jardín o crezcan tan tupidas que impidan totalmente el paso de los rayos del sol. También se pueden ubicar en ellas las enredaderas que se enrollarán a la estructura del arco.
Las pérgolas irregulares, con un arco de gran tamaño, amplían visualmente el tamaño del patio si se emplazan en un lugar cercano a la casa.