Al interrumpir el uso de un mueble que se considere que está viejo o estropeado, conviene sopesar la posibilidad de restaurarlo. En este caso, al empezar con la tarea de restauración, hay que realizar un estudio previo de los desperfectos y daños, los materiales del mueble y las acciones y técnicas necesarias para su arreglo.
Preparar la superficie
Si el mueble está pintado o barnizado, es indispensable decapar toda la superficie para devolverle su aspecto original. Los tipos de decapantes más habituales se agrupan en químicos, térmicos y abrasivos. La elección de una u otra técnica de decapado depende de la superficie que se trabaje y de la experiencia de la persona que la aplique. Si la madera tiene relieves o molduras, la mejor opción es usar una lana de acero para llegar a las esquinas y recovecos.
Tras decapar, hay que desengrasar la superficie. Se aplica en todo el mueble un paño humedecido en disolvente, se enjuaga con agua y se deja secar.
A continuación, con un taco de lija de grano medio, se lija toda la superficie en el mismo sentido de las vetas de la madera para no formar rayas. Si la madera es muy porosa, se puede aplicar un tapaporos de pasta incolora. Éste también se utiliza para impermeabilizar el mueble y protegerlo contra los parásitos de la madera. Tras aplicarlo con una brocha ancha, se deja secar y se lija con una lana de acero de grano medio. Por último, se limpia el polvo con un paño suave o una brocha limpia.
Arreglar desperfectos
Si la madera tiene fisuras, éstas se deben rellenar con una pasta de madera, compuesta por polvos o harina de madera y resinas sintéticas, del mismo tinte que la pieza. Con una espátula se introduce en las fisuras y grietas. Conviene aplicar el producto de manera que rebase la zona que se quiera reparar para que, una vez seco, éste se lije -con papel de grano fino- y la pasta quede lisa.
Si la madera tiene fisuras, éstas se deben rellenar con una pasta de madera del mismo tinte que la pieza
Los pequeños rasguños se pueden cubrir con unos palos de goma, que se fundirán sobre la zona que se quiere retocar. Una vez endurecido, se retira el sobrante con un formón y se pule la zona.
Si se detectan marcas de quemaduras, solo hay que rascarlas con un cúter y rellenar el hueco con el procedimiento indicado con anterioridad.
En caso de que la madera tenga síntomas de estar infectada por la carcoma y el proceso esté en sus inicios, basta con inyectar líquido anticarcoma en cada uno de los agujeros del mueble y luego cerrarlos con una masilla especial. Otra opción es usar un spray anticarcoma. Si estos pequeños coleópteros han invadido todo el mueble, habrá que empaparlo por completo con el mismo líquido y envolverlo con un plástico durante varios días hasta que se seque y se puedan rellenar todos los orificios con una pasta para madera.
Cuando el mueble está chapado y se deteriora o despega en alguna de sus partes, hay que despegar mediante calor la capa de chapado, ya sea para volverla a encolar o para sustituirla por otra.
El paso final es teñir, encerar o barnizar el mueble. Si se opta por esto último, se aplica una primera capa de fondo diluida entre un 10% y un 20%. De este modo, no se verán las diferencias entre las zonas reparadas con pasta de madera y el resto. La capa final se aplica sin diluir, con una brocha plana en pasadas largas, en el mismo sentido de las vetas de la madera. Entre capa y capa hay que dejar pasar 48 horas para que se seque toda la superficie. Por último, se lija y se retira el polvo.
Si se quiere dar un color más oscuro a la madera, se emplean diversos tintes listos para aplicar antes de la capa de cera o barniz, que no tapan el veteado. El tinte elegido se distribuye con un pincel en pequeñas cantidades.
La cera puede ser liquida o sólida. Se aplica una vez que el tapaporos está seco, para evitar que penetre demasiado en la madera. La primera capa se puede aplicar con una muñeca de algodón, mientras que la segunda queda más brillante si se utiliza un pincel. Por último, se pule la superficie.