Los envoltorios hacen más bonitos los regalos, pero producen una enorme cantidad de desperdicios, y eso que son usados durante muy poco tiempo. Pero existen diversas alternativas más sostenibles para presentar los obsequios navideños. Este artículo se refiere a la importancia de reducir el impacto de los envoltorios en los desechos generados durante estas fiestas y propone algunas ideas, como reutilizar papel, emplear envoltorios de tela, algunos incluso geolocalizables, y hasta prescindir de envoltorios sin perder encanto.
La Navidad es época de regalos y estos vienen, en general, envueltos. Algo en lo que por lo general casi nadie se detiene a pensar es en la cantidad de desechos que se generan solo en los envoltorios, un papel al que se presta atención durante unos pocos segundos (o minutos, a lo sumo) y luego se rompe y se tira. El llamado papel de regalo, además, contiene muchas tintas, por lo cual la contaminación que produce es mayor, a lo que hay que agregar la cinta adhesiva o el pegamento que se emplee.
A partir de estos datos, con el fin de vivir unas Navidades más verdes, existen diversas alternativas para envolver los obsequios con técnicas más sostenibles y con un impacto ambiental mucho menor.
Reutilizar papel para envolver los regalos
Una plataforma web permite crear envoltorios reutilizables y luego seguir su recorrido a través del mundo vía Internet
La manera más sencilla es la reutilización de papel. De esta forma, papeles que, de otra manera, acabarían en la basura (aunque sea en el cubo correspondiente de papel y cartón) tienen una nueva vida.
Para esto se pueden usar diversos tipos de papeles. El de revistas suele ser muy atractivo por su textura y sus colores, e incluso el de periódico le da al paquete un toque original. Si se toca mucho, mancha los dedos, pero lo cierto es que se manipula menos durante el proceso de envolver, entregar y desenvolver que cuando se lee.
Hay ciertos regalos que no hace falta envolver, porque se entregan en la bolsa de papel o cartón original de la tienda donde se han adquirido. Pero, en otras ocasiones, esa misma bolsa puede servir como presentación para otro producto, ya sea con su forma original (como bolsa) o aprovechando el papel o cartón del que está hecha para envolver otros productos. De este modo es posible obtener paquetes muy originales.
Envoltorios de tela, más sostenibles
Reutilizar el papel es bueno, pero es casi seguro que, después de descubierto el regalo, el envoltorio irá al cubo de la basura. Existen alternativas para que eso no suceda.
La más difundida es la de emplear piezas de tela o fabricar bolsas de tela. Con un poco de tela es posible confeccionar una bolsa de forma muy sencilla: basta con doblarla sobre sí misma y coser las uniones excepto en una parte, la cual funcionará como boca o abertura.
En Japón existe la tradición del Furoshiki, que es precisamente un trozo de tela cuadrangular utilizado para envolver y transportar tanto regalos como objetos personales. Esta costumbre fue dejada de lado en las últimas décadas por la proliferación de las bolsas de plástico. En 2006, la entonces ministra de Medio Ambiente de ese país, Yuriko Koike, propuso dar una vueta de tuerca al concepto y presentó el Mottainai Furoshiki. La palabra japonesa mottainai se refiere a la vergüenza que se siente cuando se desaprovecha algo sin haber utilizado todo su potencial, como suele pasar con los envoltorios. El Furoshiki incluye diferentes técnicas para envolver los más variados objetos, algunas de las cuales se pueden apreciar en esta imagen.
Envoltorios reutilizables y geolocalizables
Lo mejor del uso de tela como envoltorio es que luego ese retazo o bolsa no se desecha, sino que se puede reutilizar. Basada en este concepto, la asociación Tarpuna, una cooperativa de iniciativas sostenibles, desarrolló InfinitLoop (literalmente «BucleInfinito»), un proyecto que realiza envoltorios de tela para regalos.
Si el regalo se guarda o se esconde en algún sitio, se añade intriga y originalidad, y el envoltorio sería la casa entera
La mayor innovación es que estos envoltorios son geolocalizables. De este modo, la persona que recibe un regalo envuelto en un InfinitLoop lo usa luego para, a su vez, hacer un obsequio a otra persona, y se forma una cadena a la que se puede seguir la pista por Internet. ¿De qué manera? Cada persona usuaria del envoltorio tiene la misión de dejar constancia en la web del lugar del mundo por donde el paquete ha pasado. Como el envoltorio incluye un código QR, quien lo recibe puede, con un smartphone, conocer su recorrido anterior.
Para formar parte del proyecto InfinitLoop basta seguir las instrucciones detalladas en su plataforma. Por dos euros se accede al código QR que llega por correo electrónico y, tras imprimirlo y pegarlo o coserlo a la tela del envoltorio, permitirá luego seguir la geolocalización del producto a través de la web. Por supuesto, también se puede optar por un sistema más personal y, en lugar de comprar el código QR de InfinitLoop, colocar en el envoltorio una dirección de correo electrónico o de una página web e intentar un seguimiento más personal.
Una idea más, probablemente la más radical de todas: no usar ningún envoltorio. En principio, esto parece implicar una pérdida importante, pero si se le echa un poco de imaginación, se pueden encontrar alternativas.
Si el obsequio es ropa, una de las opciones es que la propia prenda sea el envoltorio. Si se regalan dos cosas, como podrían ser un jersey y un libro, colocar el primero de tal forma que parezca solo una manera de presentar el segundo. Si se envuelve con una cinta o un moño, resulta más fácil dar al conjunto el aspecto tradicional de regalo, y además lo hace más bonito.
Otro modo de evitar el envoltorio es esconder o guardar el obsequio en algún sitio poco visible de la casa. En el momento de darlo, se entrega un papel en el que indica dónde lo debe buscar (“el segundo cajón del armario“, “junto al televisor“, “detrás de la cortina“, etc.). De esta forma, se gana originalidad y se añade un punto de intriga y suspense. El envoltorio sería, en este caso, toda la casa.