La utilización de la vitrocerámica es una posibilidad que debes plantearte instalar en la cocina de tu vivienda cuando pretendes gastar menos luz, ya que este equipo dirige el calor directamente hacia los pucheros o sartenes sin desperdiciar energía. Si te decantas por emplear esta tecnología has de tener presente que es necesario usar unos recipientes apropiados, que son aquellos fabricados de material ferromagnético, con fondo plano, liso y grueso.
Dentro de los tipos de vitrocerámica que puedes encontrar en el mercado la más interesante es la de inducción porque gracias a su sistema de sensores detecta si hay o no recipiente sobre su superficie. En caso de no haberlos, no funciona. Con este sistema puedes economizar hasta un 45% del consumo eléctrico de la cocina.
El modelo de inducción calienta dos veces más rápido que una placa vitrocerámica convencional. Son capaces de detectar la forma y tamaño del recipiente y se puede elegir la temperatura exacta de cocción. Además, el tiempo de cocción es muy reducido tardando muy poco en conseguir la temperatura deseada.
Esta vitrocerámica facilita la limpieza por su superficie lisa y porque al permanecer fría los posibles desbordamientos no se incrustan bastando pasar sobre ella un paño húmedo. A la hora de decantarte por esta opción tampoco has de desdeñar su seguridad. Con ella, se evitan posibles quemaduras y no existe ningún riesgo de explosión fortuita al no utilizarse combustibles.