El pasado 14 de agosto el fabricante de juguetes Mattel anunció la retirada voluntaria del mercado de 18,2 millones de artículos. La decisión se tomó tras detectar cantidades excesivas de plomo en la pintura de un coche comercializado por la marca y se hizo extensible a otros juguetes con imanes de gran potencia. El riesgo en estos últimos, según alertó la compañía, estaba en la posibilidad de que los imanes se desprendieran y, debido a su gran potencia, provocaran perforación intestinal al ser tragados. En España, la medida ha afectado a medio millón de unidades fabricadas en China y vendidas desde enero de 2002. Sin embargo, el Ministerio de Sanidad y Consumo asegura que las autoridades ponen “especial atención” en los productos infantiles. Desde las aduanas, por el contrario, se asegura que sólo el 2,2% de los juguetes que llegan de terceros países son sometidos a controles físicos.
Productos retirados
El pasado 1 de agosto se dio la primera voz de alarma: el fabricante Fisher Price anunció la retirada del mercado de 83 tipos de juguetes debido a que la pintura con la que estaban decorados tenía cantidades excesivas de plomo. En esta larga lista, se incluían algunos de los muñecos preferidos por los más pequeños, lo que supuso la retirada de casi un millón de productos vendidos en Estados Unidos. Al parecer, todos los artículos puestos en cuarentena habían sido fabricados en Filipinas, Malasia, Singapur e Indonesia y distribuidos en el país norteamericano entre los meses de mayo y agosto. Sin embargo, ese mismo día, Bruselas reconoció haber detectado algunos de estos juguetes, mientras la filial de Mattel en Reino Unido aseguró que todos los modelos afectados estaban aún en los almacenes y no habían llegado a las tiendas.
La lista completa de los artículos afectados puede consultarse en la página web de Mattel o en el teléfono 902 20 30 10
El momento fue aprovechado por Fisher Price para anunciar que mejoraría su sistema de control de calidad y la supervisión de sus proveedores, pero sólo 12 días después Mattel tuvo que dar explicaciones de nuevo al informar de la retirada voluntaria de 18,2 millones de juguetes, unos 510.000 en España. La producción afectada fue producida en China y comercializada en nuestro país entre mayo y julio de este año. La clave para identificarla es el rótulo “Made in China” que aparece en la base del juguete. En esta ocasión, los modelos retirados han sido 10.000 unidades del coche Sarge y una treintena de modelos de las marcas Polly Pocket, Doggie Day Care, y Barbie y su perrita Tanner. La lista completa de los artículos afectados puede consultarse en la página web de Mattel o en el teléfono 902 20 30 10. En este número la compañía se encarga de tomar los datos de cada cliente y dar las indicaciones precisas para proceder a la recogida del juguete a cambio de un vale o de otro juguete de valor equivalente.
La retirada de “Sarge” fue resultado de la investigación llevada a cabo por Mattel tras la retirada de productos del 1 de agosto. El control que se realizó entonces sobre el resto de juguetes concluyó que también este artículo contenía cantidades excesivas de plomo en la pintura. Según informó la compañía en un comunicado, el juguete fue producido por Early Light Industrial Co., Ltd (Early Light), uno de los proveedores de Mattel en China, que a su vez subcontrató la pintura a un proveedor no autorizado, Hong Li Da (HLD), también en China. Para tratar de subsanar el error, Mattel ha puesto en marcha un nuevo sistema de control que obliga a utilizar exclusivamente pinturas de proveedores homologados, incrementa los controles en la producción de las fábricas de los proveedores y realiza controles aleatorios “sin previo aviso”.
Mattel recibió al menos 596 alertas relativas antes de actuar, según FACUA
La segunda remesa de juguetes retirados fue vendida en España entre enero de 2002 y enero de 2007 e incluye a aquellos artículos que contienen imanes. En realidad, se trata de una ampliación de la retirada que Mattel llevó a cabo en noviembre del pasado año y que obligó a la compañía a elaborar un nuevo sistema de fijación de los elementos magnéticos. Según un comunicado emitido por la Federación de Consumidores en Acción (FACUA), Mattel recibió al menos 596 alertas relativas a desprendimientos de imanes de sus juguetes antes de anunciar la retirada de los mismos, por lo que la federación ha pedido la apertura de un expediente a la empresa “para evaluar la posible imposición de una sanción y requerirle el pago de los costes que suponga la movilización de los inspectores de las comunidades autónomas para retirar sus productos”. El principal riesgo de estos imanes, que se encuentran incrustados en las manos y en los pies de algunas muñecas, en la ropa plástica, en las extensiones de cabello y en otros accesorios, es la posibilidad de que se desprendan y sean tragados o aspirados por los pequeños. “Si más de un imán es tragado, los imanes se pueden atraer entre sí y causar perforación intestinal u obstrucción, lo cual puede ser mortal”, alerta FACUA. En total, en Estados Unidos se han producido tres casos de estas características.
Falta de controles
La retirada de tantos millones de juguetes ha provocado una preocupación lógica entre la población. Más aún cuando la cadena de juguetes Toys ‘R’ Us ha anunciado también la retirada de todos los baberos de vinilo fabricados en China. La medida está motivada por la detección, en dos baberos del fabricante Hamco, de niveles de plomo que superan los estándares de la juguetera. A pesar de que el Instituto Nacional del Consumo confirmó que los procedimientos de alerta preventiva y de protección de los consumidores funcionaron “adecuadamente y según lo establecido” en el caso de Mattel, la pregunta que muchas personas se hacen es cómo se permitió que tal cantidad de productos llegara al mercado sin que nadie se percate del riesgo que entrañan. Los Técnicos del Ministerio de Economía y Hacienda (GESTHA) han denunciado que sólo un 2,2% de las importaciones de juguetes procedentes de terceros países se sometieron a control físico en las aduanas españolas durante los siete primeros meses de este año, aunque la normativa comunitaria exige que al menos se realice un reconocimiento físico al 5% del cargamento.
Cuando se detecta un producto peligroso, la Comisión Europea informa a los países miembros
Cada lote de productos, especialmente cuando se trata de artículos dirigidos a la población infantil, debe estar sometido a tres tipos de controles: un control documental, en el que se comprueban los certificados u otros documentos que acompañan a la partida; un segundo control de identidad, que consiste en una inspección visual para corroborar la concordancia de los certificados con el artículo; y un análisis físico del envase o del propio producto, mediante pruebas de laboratorio en un puesto de inspección fronterizo. Según Gestha, hasta julio llegaron a nuestro país un total de 42.234 partidas de juguetes procedentes de países de fuera de la Unión Europea. De ellas, sólo 918 fueron controladas físicamente y otras 2.537 se sometieron a control documental. “Los filtros o protocolos de control y seguridad no son suficientes en las aduanas españolas, convirtiéndose a veces éstas en auténticos coladeros de mercancía de todo tipo de productos procedentes de terceros países”, alertan.
Desde el Ministerio de Sanidad y Consumo, por su parte, aseguran que las autoridades nacionales y autonómicas ponen “especial atención” en los productos infantiles y que las campañas nacionales de inspección de juguetes han aumentado desde 295 actuaciones en 2005 a 937 en 2007. “Concretamente -añaden-, el Centro de Investigación y Control de Calidad, dependiente del Instituto Nacional del Consumo, ha analizado el contenido en plomo de los juguetes inspeccionados y en ningún caso se ha encontrado este elemento”. Entre los análisis efectuados se han incluido juguetes de las marcas Mattel y Fisher Price, de los cuales el 79% cumplía todos los requisitos del etiquetado, estructura y composición. El 21% restante tenía problemas de etiquetado o de estructura, pero ninguno parecía contener plomo.
En el ámbito europeo, la red de alerta RAPEX ha recibido en lo que va de año notificación de 1.314 productos inseguros, de los que un 37,06% eran juguetes y artículos infantiles y más de la mitad (56,24%) procedían de países asiáticos. Esta red es un sistema de intercambio de información entre las autoridades de los Estados miembros encargadas del control del mercado. El procedimiento es sencillo: cuando se detecta un producto que puede suponer un riesgo para los consumidores, se informa a la Comisión Europea, que traslada el aviso a los Puntos de Contacto Nacionales de cada país de la UE. En el caso de España, se informa al Instituto Nacional del Consumo y a las comunidades autónomas para que adopten las medidas que consideren oportunas.
Normativa vigente
El Instituto Tecnológico del Juguete (AIJU) reconoce que, desde 1990, existen unas normas de seguridad de obligado cumplimiento para todos los juguetes comercializados en la Unión Europea. Estas normas están recogidas en el Real Decreto 880/1990, de 29 de junio, que exige, en primer lugar, que el envase incluya el marcado CE. Este distintivo indica que un producto cumple las obligaciones comunitarias respecto a diseño, fabricación, comercialización y puesta en servicio, pero tiene dos inconvenientes. El primero es que la responsabilidad de solicitar este marcado recae en el propio fabricante o su representante dentro de la UE, que declara así que el producto cumple las normas de seguridad exigidas. La segunda preocupación de las organizaciones de consumidores es la facilidad con la que esta marca se puede falsificar.
Por otro lado, el Real Decreto establece que cada envase o juguete debe contener la dirección del fabricante, de su representante autorizado o del importador, así como la edad mínima para la que está recomendado y si contiene piezas pequeñas. Además, los bordes, salientes, cuerdas, cables y fijaciones deben diseñarse sin que el contacto con ellos presente riesgos de lesiones corporales, y los materiales deben ser lo suficientemente resistentes como para no quemarse al quedar expuestos de manera accidental a una llama o chispa. En concreto, AIJU determina la necesidad de cuatro tipos de ensayos:
- Mecánicos. Analizan la existencia, entre otros, de sistemas de frenado, elementos susceptibles de ser tragados, bordes no cortantes, puntas o alambres no accesibles.
- Eléctricos. Inspeccionan los juguetes alimentados por una tensión inferior a 24 voltios para determinar si hay peligro de calentamiento cuando están funcionando.
- Químicos. Los materiales de cada juguete son sometidos a un tratamiento que representa el comportamiento del organismo cuando se chupan o ingieren.
- Prueba de inflamabilidad. Determina el índice de inflamabilidad de muñecas, peluches o disfraces cuando están sometidos a una pequeña fuente de calor.
Otras normas que se tienen en cuenta son la Directiva 88/378/CEE, de 3 de mayo, que establece los requisitos de seguridad que deben cumplir los juguetes cuando llegan al consumidor; la norma EN 71-1, que recoge las especificaciones técnicas de cada juguete; y la norma EN 50088, que hace referencia a los juguetes eléctricos. Además, desde la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes exigen que la información de los envases sea “lo más amplia posible” y que en los puntos de venta haya personal cualificado que oriente en las compras.
Cómo reconocer que un juguete es seguro
La primera medida a la hora de comprar un juguete es que éste se elija de acuerdo a la edad y la capacidad intelectual del niño o niña que va a jugar con él. No obstante, existen otra serie de pistas para reconocer que un juguete es seguro:
- Los juguetes ideados para usar en el agua deben reducir al mínimo el riesgo de hundimiento y garantizar la estabilidad de los niños y niñas.
- Los juguetes concebidos como un espacio cerrado al que se puede entrar, deben tener una salida fácil de abrir desde el interior.
- Es necesario incluir un sistema de frenado en todos los juguetes que confieren movilidad.
- Las piezas de los juguetes destinados a menores de 3 años tienen que tener dimensiones suficientes para evitar que puedan ser tragadas.
- Los envases y accesorios no deben presentar ningún riesgo de estrangulamiento.
- Los juegos y juguetes de química no deben contener sustancias o preparados que al mezclarse puedan explotar, inflamables o explosivas, entre otras.
- Las indicaciones del envase tienen que estar en castellano para que sean legibles.
- Los juguetes que puedan resultar peligrosos para menores de 3 años tienen que llevar la inscripción “No es conveniente para niños menores de treinta y seis meses”.
- Los juguetes que tengan las mismas funciones que aparatos o instalaciones destinados a personas adultas deben llevar la inscripción “¡Atención! Utilícese bajo la vigilancia de adultos”.