Nunca antes las puertas del armario donde se guardan los productos de limpieza habían tenido tanto trajín: detergentes, pastillas para el lavavajillas, lejías, limpiadores de maderas, limpiacristales, específicos para baños, suelos de terrazas… El catálogo para hacer frente al coronavirus mediante la higiene del hogar parece infinito. El confinamiento hace que este asunto y el lavado de la ropa para desinfectarla estén entre las conversaciones más recurrentes entre vecinos en la cita diaria de las 20:00 horas en los balcones. Y nadie duda de las propiedades desinfectantes de cada artículo de limpieza, pero ¡a qué precio! Calculadora en mano, para sumar el importe de los productos que cada español guarda en estos armarios, podríamos ver que la cantidad destinada a este menester es elevada. Por eso, conviene tener en cuenta una serie de consejos para aprovechar mejor los detergentes, así como para ahorrar hasta un 85 % de energía en la lavadora, al mismo tiempo que se explica por qué hay que usar los productos de limpieza antes de que caduquen.
La limpieza de la casa en clave de ahorro exige hacer un primer y sencillo ejercicio: revisar las fechas de los productos de limpieza porque —sí, lo ha adivinado— los detergentes también caducan. Acumular productos de limpieza bajo el fregadero más allá de sus fechas de uso recomendado hará que el detergente pierda sus propiedades. Incluso corremos el riesgo de que los envases plásticos que los contienen comiencen a degradarse y sus partículas modifiquen las fórmulas de los limpiadores.
Los productos de limpieza incluyen sus fechas de caducidad estampadas en los envases o escritas en sus etiquetas. Evite, por tanto, acumularlos sin necesidad o sucumbir a la tentación de las ofertas del tipo «dos por uno», que solo lograrán que el producto pierda efectividad, por lo que se necesitará más cantidad para la misma limpieza, o que acabe en la basura.
Hay productos, como el detergente líquido, que pueden durar desde seis meses hasta incluso un año una vez abierto el envase, siempre que se guarde en un lugar fresco y seco. Otros, como los limpiadores de suelos, son más longevos, pues estos artículos aguantan sin problema hasta dos años. Aunque si el jabón contiene productos antibacterianos, su vida útil puede reducirse hasta el año.
Poner la lavadora en frío y a plena carga
La lavadora es, después del frigorífico y del televisor, el electrodoméstico que consume más energía en casa. Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), este aparato es responsable del 8 % del gasto eléctrico doméstico. Y, por desgracia, no siempre es conocido cómo limpiar la ropa por menos dinero.
La clave no es solo escoger un electrodoméstico eficiente. «En contra de la creencia muy extendida, la principal clave del consumo energético de nuestra lavadora reside en el programa de lavado que elegimos. Si reducimos la temperatura de lavado, podemos disminuir hasta en un 85 % el consumo energético de una lavadora», asegura Paco Heras, biólogo y educador del Centro Nacional de Educación Ambiental (CENEAM).
¿Otra buena noticia para lavar en casa las prendas de vestir por menos dinero? Los detergentes actuales son mejores y más eficaces en agua fría, por lo que los programas de agua caliente son cada vez menos necesarios. Una recomendación genérica es reducir la temperatura de lavado de 40 ºC a 15 ºC: «Este simple gesto disminuye el consumo de energía, y las facturas, a la mitad», concluye el estudio ‘Índice de Eficiencia Energética en el Hogar‘ de la Fundación Gas Natural Fenosa. En resumen, para ahorrar energía y dinero con nuestra lavadora, conviene bajar la temperatura de lavado todo lo posible.
Exprimir la vida de los detergentes
Cuando el detergente está a punto de acabarse, siempre queda una cantidad remanente de producto en el fondo que suele acabar inutilizado en la basura. Pero existe un truco sencillo para evitarlo, y ahorrarse así unos euros al final de año.
Hay que hacerse con un envase vacío, agua templada y un cúter o tijera afilada. Después, toca vertir el agua en el envase del producto, cerrar la tapa y agitar con garbo. Se debe dejar reposar un minuto —para que la mezcla vuelva al fondo— y, luego, hay que recortar un pequeño triángulo en un lateral en el fondo del envase. Esta apertura servirá de embudo para verter la mezcla en otro envase más pequeño o en un vaso. ¡Y úsalo unas cuantas veces más en sus tareas de limpieza!