Poner demasiados deberes puede rebajar la eficacia de la enseñanza y dificultar el aprendizaje de los alumnos, según una investigación desarrollada por dos profesores de la Universidad de Penn State (Pensilvania, EE.UU.).
Para David P. Baker y Gerald K. LeTendre, la mayoría de los profesores en todo el mundo no hacen un uso eficaz de las tareas. En su opinión, los ejercicios de matemáticas o ciencias deben tener lugar en las escuelas y no en las casas. Estos expertos señalan que los padres de clases más altas, con un nivel alto de estudios y que tienen mayor comunicación con los profesores, son más capaces de ayudar a sus hijos con los deberes. Sin embargo, para los de las clases menos pudientes y con una pobre educación, las tareas pueden convertirse en un quebradero de cabeza.
En este último caso, «el aumento de cargas probablemente tensará las relaciones dentro de la familia, generando más desigualdad y erosionando la calidad de la educación», afirma Baker, profesor de Educación y Sociología en dicha universidad.
Las conclusiones de estos expertos aparecen recogidas en un libro titulado «Diferencias Nacionales, Semejanzas Globales: Cultura Mundial y el Futuro de la Educación». Según este libro, los países cuyos estudiantes presentan calificaciones más altas, como Japón, la República Checa y Dinamarca, tienen profesores que ponen pocas tareas. En cambio, en aquellos con puntuaciones más bajas, como Tailandia, Grecia o Irán, los docentes mandan más trabajo para casa.
Baker advierte de que si las escuelas esperan que cada familia refuerce el proceso de aprendizaje del niño en casa, deben darse cuenta de que cuando éstas no se implican en esta tarea, la calidad de la educación que reciben los estudiantes no es la misma, lo que puede perjudicar a sus calificaciones.