Se calcula que un estudiante permanece sentado casi el 80% del tiempo que pasa en la escuela. Una situación que se repite los cinco días de la semana, durante cerca de nueve meses, y que obliga a pensar en criterios ergonómicos a la hora de elegir el mobiliario. Igual que en una oficina. Lo deseable es que cada aula cuente con sillas y mesas ajustables a las dimensiones de cada alumno o que, al menos, los muebles eviten posturas inadecuadas que se mantienen durante un prolongado periodo de tiempo. Algunos aspectos a tener en cuenta en este sentido son el tamaño de la silla, la posición del respaldo y la altura de la mesa, que debe permitir que debajo quede espacio suficiente para las rodillas y las piernas. Además, los muebles no deben tener cantos vivos ni zonas cortantes y su estabilidad tiene que estar asegurada para soportar todo el peso del cuerpo.
Adaptado a cada edad
Durante la etapa escolar, los niños y niñas pasan buena parte del día sentados. Ya sea en la escuela, en la biblioteca o en casa, los estudiantes son uno de los grupos más sedentarios, en el sentido de no ejercitar el cuerpo durante la jornada. Sin embargo, casi en la misma medida, son uno de los sectores más olvidados. La homogeneidad es la principal característica del mobiliario escolar. Pese a que cada persona crece a un ritmo diferente, las escuelas suelen contar con sillas y mesas de dimensiones estándar a las que los estudiantes deben adaptarse. Miguel López Torres, del área de I+D del Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV), recuerda cómo el sistema escolar “agrupa en la misma aula a los niños que han nacido un mismo año, sin tener en cuenta las dimensiones corporales y dejando de lado el ideal de mesas y sillas ajustables”. Por ello, lamenta esta circunstancia e insiste en la importancia de que “cada niño cuente con una talla de mobiliario adaptada a su grado de desarrollo, es decir, en función de la distancia que existe entre el suelo y la parte de atrás de las rodillas. Sobre todo, cuando empiezan a dar el estirón”.
El aumento de la talla de los alumnos obliga a que las dimensiones de los muebles también aumenten.
El aumento de la talla de los alumnos obliga a que las dimensiones de los muebles también aumenten
Respecto a los materiales y colores empleados, Iñigo Pedruzo, de la empresa de mobiliario Mobidecor, con quince años de experiencia en el sector, reconoce que la evolución en este ámbito sí ha sido palpable, ya que, según explica, “antes todos los muebles eran metálicos y en color verde o crema, mientras que ahora se tiende al colorido y al mobiliario de madera, al constatarse que las estructuras metálicas se oxidan y quedan feas”. Desde Federico Giner, uno de los principales fabricantes de mobiliario escolar de España, un portavoz de la empresa confirma también los cambios tanto en los materiales como en la calidad de los acabados y apuesta porque “se tenga muy en cuenta el tipo de usuario al que el mobiliario va destinado”. “Por ejemplo, no haber en los muebles aristas cortantes, sino cantos redondeados, tampoco zonas donde los niños puedan meter los dedos y hacerse daño, y, en el caso de mobiliario para los más pequeños, las pinturas y las colas empleadas no deben ser tóxicas o peligrosas”, precisa.
Aplicación de criterios ergonómicos
La ergonomía es la asignatura pendiente del mobiliario en los centros de enseñanza. Más aún tras la introducción de los ordenadores en las aulas, donde han pasado de ser una herramienta de trabajo en la asignatura de informática a constituir un medio de enseñanza, simultáneo a los libros y otros materiales. El incremento de horas que un estudiante pasa delante del ordenador personal puede acarrear un aumento de los dolores de espalda si no se emplea el mobiliario adecuado o si los alumnos comparten el mismo monitor, lo que implica que uno de ellos o los dos no puedan mirar de frente, sino que tengan que girar el cuerpo para ver la pantalla. Un estudio del Instituto de Biomecánica de Valencia sobre esta situación destaca “la necesidad urgente de que la comunidad educativa (padres, profesores, administraciones públicas y gestores privados) actúe para mejorar la adecuación de los medios materiales que se utilizan en los centros de enseñanza, de modo que se garantice una introducción segura, sana, confortable y efectiva de los ordenadores y otros medios tecnológicos en las aulas”.
Por su parte, Miguel López Torres considera que, en este sentido, “queda mucho por hacer, aunque hay dos factores de esperanza: por un lado, el hecho de que diversos grupos de ergónomos están trabajando en el tema y, por otro, la existencia de un campo análogo muy desarrollado, que es el del mobiliario de oficina. Esto permitirá ir muy rápido si se dedican los recursos públicos que son necesarios”. El inadecuado diseño del mobiliario obliga a los estudiantes a permanecer durante horas en una mala postura, que se mantiene durante todo el curso escolar. “El cuerpo humano no está diseñado para la postura sedente, por lo que es muy difícil conseguir que la espalda no sufra en esta posición. Además, cuando se quiere forzar a las personas a que adopten posturas teóricamente más saludables, como las que tomamos cuando estamos de pie, lo más habitual es que se produzcan esfuerzos musculares pequeños pero sostenidos que causan fatiga y que llevan a abandonar tal postura por una de mayor relajación”, señala López Torres. Según explica, algunos centros de enseñanza han implantando mesas y sillas altas que alternan la postura sentada tradicional con la semisentada,
Algunos centros de enseñanza han implantando mesas y sillas altas que alternan la postura sentada tradicional con la semisentada
Desde Federico Giner subrayan que la ergonomía es “un aspecto fundamental a la hora de diseñar muebles destinados a un colectivo tan sensible como el escolar, puesto que los estudiantes pasan mucho tiempo sentados, atendiendo, escribiendo, etc”. Los muebles deben garantizar un adecuado nivel de comodidad y facilitar la adopción de posturas correctas durante el desarrollo de las tareas escolares. “No está claro qué causa el dolor de espalda de tipo inespecífico, pero parece que cuando la parte baja de la columna está curvada hacia fuera del cuerpo, en lugar de hacia dentro, los músculos y ligamentos que unen las vértebras se tensan y, si esta situación se mantiene, al final emiten señales nerviosas de dolor que son útiles para provocar el cambio de postura que evite problemas de degeneración de los discos intervertebrales. Ésta es la clave a la hora de estar sentado, se sea niño, joven, adulto o mayor: hay que cambiar de postura con frecuencia para que el cuerpo sea capaz de recuperarse de las situaciones anormales para las que no está diseñado”, agrega López Torres.
Recomendaciones
En la actualidad, no existe una normativa común que regule las características del mobiliario escolar, sino que cada comunidad autónoma cuenta con sus propias homologaciones y elabora los pliegos de condiciones que debe cumplir el mobiliario. Asimismo, la Norma europea ENV 1729, de sillas y mesas para centros de enseñanza, tiene carácter experimental y se encuentra en fase de revisión para cambiar las dimensiones e incluir el uso de ordenadores portátiles. Por ello, a la hora de fabricar mobiliario escolar, hay que fijarse en la homologación de la comunidad autónoma en la que se va a instalar. Además, algunos laboratorios de pruebas y centros de investigación, como el IBV, elaboran sus propias recomendaciones en cuanto a dimensiones, según detalla un responsable de Federico Giner:
EDAD | ALTURA DE LA SILLA | ALTURA DE LA MESA |
Hasta 6 años | 30 centímetros | 53 centímetros |
Entre 6 y 8 años | 37 centímetros | 60 centímetros |
Entre 9 y 11 años | 40 centímetros | 65 centímetros |
Entre 12 y 14 años | 43 centímetros | 70 centímetros |
A partir de 15 años | 46 centímetros | 75 ó 78 centímetros |
En cuanto a la silla, según el IBV, la altura correcta es la que permite al niño o niña “apoyar firmemente los dos pies en el suelo
“La altura correcta es la que permite al niño o niña apoyar firmemente los dos pies en el suelo”
Por su parte, la altura de la mesa, que depende de la altura de la silla, “debe ser la justa para poder apoyar sobre ella los antebrazos sin necesidad de encorvarse ni elevar los hombros”, y su profundidad tiene que permitir colocar “cómodamente” todos los elementos de trabajo, como cuadernos y libros. “Para uso intensivo de ordenador todavía no se han definido recomendaciones definitivas. Lo que parece seguro es que muchos de los consejos que se dan para las personas que trabajan delante de pantallas de visualización serán adaptadas al caso de los niños y jóvenes respecto a dimensiones corporales o tipo de tareas, ya que hay muchos puntos de contacto entre la oficina y el aula con ordenador”, adelanta Miguel López Torres.