Gracias a la multitud de recursos que ofrece Internet, con un simple golpe de ratón los estudiantes pueden “elaborar” en pocos minutos un trabajo académico realizando el mínimo esfuerzo. “Copiar y pegar” o simplemente imprimir desde la Web se ha convertido en una práctica habitual entre los estudiantes de todos los niveles, desde primaria hasta la universidad, lo que impide que adquieran las habilidades para las que se destinan los trabajos encargados.
Imagen: CONSUMER EROSKI
A Miguel, estudiante de 1º de Bachillerato, le han mandado para el lunes elaborar una reseña sobre La Celestina. Se sienta delante del ordenador y teclea en Google «La Celestina», inmediatamente obtiene 162.000 referencias a esta obra. La primera de ellas, en Wikipedia, ya le ofrece una extensa exposición, donde se aborda el género, la estructura, los personajes, incluso, al final, puede encontrar una serie de enlaces al tema, entre ellos, un link directo a monografías.com, donde Miguel puede descargarse directamente en Word una reseña de 13 páginas completas de esta obra literaria. Para concretar más, visita elrincondelvago.com, y en su búsqueda en la sección de trabajos, aparecen nada más y nada menos que 145 trabajos dedicados a la obra, entre los que podrá elegir, desde una breve reseña de tres páginas, a una más extensa de hasta veinte. La operación es sencilla, con un simple copia y pega, Miguel tendrá en pocos minutos el trabajo hecho. El que lo descubran o no, dependerá ahora de su habilidad.
Internet se ha convertido en la tabla de salvación de muchos estudiantes
Internet se ha convertido en la tabla de salvación para muchos estudiantes que por falta de tiempo, pereza o simplemente comodidad utilizan sus recursos, de manera indebida, para elaborar sus trabajos escolares o universitarios. Elrincondelvago.com, monografias.com, loseskakeados.com o apuntes21, se han convertido en sitios obligados de búsqueda para estos estudiantes, que lejos de utilizar Internet como fuente inagotable de información para elaborar sus trabajos, lo utilizan para copiar o plagiar íntegramente o en parte la información. «Internet, bien utilizado, es un recurso importantísimo para los estudiantes. Si antes para buscar bibliografía o información sobre un tema determinado el alumno debía «perder el tiempo» desplazándose a una biblioteca, ahora, con un simple clic desde casa, puede acceder a todos estos recursos. El problema radica en que no saben utilizarlos adecuadamente», señala Dolores Atalaya, profesora de 5º y 6º de primaria, con más de 30 años de experiencia docente, habituada a encontrarse, con «demasiada frecuencia», trabajos de alumnos «en los que con un simple vistazo se detecta que la autoría no es suya».
Aunque con los más habilidosos puede ser más complicado, muchas veces la simple perspicacia de un profesor es suficiente para detectarlos, sobre todo cuando se trata de alumnos de primaria o secundaria. Así lo confirma Berta Voces, profesora de primaria: «A estas edades es muy fácil detectar los trabajos copiados de Internet, muchos de los niños no se molestan ni en pasar el texto a un documento nuevo, simplemente lo imprimen de la red y lo presentan; asimismo, es frecuente encontrar varios trabajos exactamente iguales, ya que no son capaces de personalizarlos ni adaptarlos a su lenguaje».
Muchos estudiantes se delatan simplemente con el estilo de redacción o el vocabulario empleado
Muchos estudiantes se delatan simplemente con el estilo de redacción o el vocabulario empleado, que se percibe fácilmente que está por encima del que debería tener. Simples incoherencias en los textos, párrafos que no tienen que ver unos con otros o referencias a algo que no se incluye en el texto son otras de las pistas para descubrir un texto plagiado de Internet. «Muchas veces, la rapidez con la que se realiza el copiado, lleva a que en el texto se mantengan incluso elementos de la página Web de donde se ha descargado el trabajo, incluidos los hipervínculos, que delatan enseguida al estudiante», comenta Blanca Romero, profesora de Derecho Mercantil de la Universidad de Cádiz. «Mis alumnos, que son de primer curso, son muy inocentes, son capaces de copiar una resolución de Ley de la Web y adjudicársela como propia, creyéndose que los profesores no vamos a darnos cuenta», añade Romero, que especifica que, en caso de duda, «siempre se puede hacer una pregunta sobre el texto al alumno, que rápidamente quedará en evidencia si lo ha copiado».
Sin embargo, hay estudiantes menos inocentes que se «esfuerzan» en ocultar el origen de sus trabajos. En estos casos, una de las formas más sencillas para descubrir este tipo de prácticas es simplemente introducir una frase exacta del trabajo en un buscador de Internet, inmediatamente aparecerá cualquier referencia coincidente con dicho trabajo.
Al copiar el alumno deja de adquirir las habilidades para las que están destinados los trabajos académicos
Pero más importante que detectar los trabajos plagiados o copiados es evitar que el estudiante lleve a cabo esta práctica. Porque lo pillen o no, el daño estará hecho. Ya que el problema no sólo radica en que los estudiantes se habitúen a una práctica deshonesta, sino que al hacerlo, el alumno deja de adquirir las habilidades para las que están destinados los trabajos académicos, como la capacidad de síntesis, la comprensión lectora o simplemente aprender a redactar. «Al acostumbrarse desde muy pequeños a copiar los trabajos, y no realizar el más mínimo esfuerzo, los alumnos llegan a cursos superiores sin haber adquirido estas habilidades fundamentales en el aprendizaje, lo que dificulta en gran medida la actividad docente del profesor», apunta Dolores Atalaya. Encargar trabajos cada vez más especializados, enseñar a los alumnos a citar las fuentes y a usar debidamente la información consultada en la red y, por supuesto, avisarlos de que el profesor es capaz de detectar si se ha copiado o no, son algunas de las propuestas para evitar el plagio que proponen los profesores consultados.
Desde el año 2003, en algunos países como Estados Unidos, Francia o Reino Unido, se está extendiendo el uso de software especializado en detectar los plagios académicos, sobre todo a nivel universitario. Programas como Turnitin, Eve2, Wcopyfind, Compilatio o My DropBox, son capaces de rastrear en millones de páginas Web, y en algunos casos en bases de datos de otros trabajos académicos, para verificar en pocos minutos si el trabajo entregado por un alumno ha sido copiado o no. En España, por ahora, en este sentido sólo está disponible la aplicación Antiplagio de Educared, un software gratuito que permite localizar e identificar documentos plagiados a partir del análisis de diferentes fuentes.
Como apuntan Rubén Comas y Jaume Sureda en su artículo Ciber-plagio Académico. Una aproximación al estado de los conocimientos, publicado en la revista Textos de la CiberSociedad, las conclusiones de aquellos autores que han analizado la utilidad y eficacia de este tipo de programas apuntan a que “el mero hecho de contar con software antiplagio, y que este hecho sea conocido por los alumnos, es suficiente para ahuyentar a muchos estudiantes de cometer plagio”. Aunque también añaden “que el software antiplagio no es infalible y deja de detectar muchos casos de plagio, y es que, primeramente, los alumnos siempre descubren caminos para burlar los controles tecnológicos, y en segundo lugar, el tamaño y la velocidad de expansión de Internet hace prácticamente imposible controlar todo cuanto se puede encontrar online”.