No es cuestión de fondo, sino de forma. Una biblioteca escolar puede ser la depositaria de un increíble y numeroso fondo de libros y otros materiales de información, pero si no es capaz de encontrar la forma de que estos contenidos sean apreciados, valorados y utilizados correctamente por los alumnos del centro, la biblioteca no tendrá razón de ser. Clubes de lectura, concursos, certámenes y otros proyectos o actividades desarrolladas en el entorno de la biblioteca pueden conseguir que ésta se convierta en uno de los mejores recursos formativos de un centro educativo.
La biblioteca del colegio «José García Fernández» de Luarca (Asturias) obsequió la pasada navidad a los padres de los alumnos con extraordinario regalo: una guía de lecturas recomendadas con la finalidad de potenciar el regalo de libros en la festividad de los Reyes. Por su parte, los estudiantes de otro centro educativo de Valladolid, cada vez que acaban la lectura de un libro de la biblioteca escolar, rellenan una breve ficha con su impresión y un comentario mediante el que recomiendan la lectura del mismo, animando de este modo a otros lectores. Éstas, y otras actividades y proyectos innovadores desarrollados por las bibliotecas escolares de centros educativos de nuestro país, reciben cada año su reconocimiento a través de los premios que se conceden en el Concurso Nacional de buenas prácticas para la dinamización e innovación de las bibliotecas escolares que convoca el Ministerio de Educación.
Y es que es fundamental que los centros educativos refuercen el papel que representa la biblioteca escolar en su dinámica de enseñanza-aprendizaje, transformándola de mero contenedor de libros para préstamo y lectura en una herramienta educativa efectiva como el aula. La misma Ley Orgánica de Educación (LOE) reconoce la importancia que se le deben otorgar a estos espacios, contemplando dentro de los fines fundamentales de la educación «la atención prioritaria que se prestará al uso de las bibliotecas escolares como factores que favorecen la calidad de la enseñanza».
Ideas para bibliotecas
Las actividades y proyectos deben estar destinados fundamentalmente a los alumnos, pero también a padres y profesores
Mejorar y actualizar las colecciones y su organización o incorporar las tecnologías de la información para facilitar la labor bibliotecaria son algunas de las actuaciones básicas que cualquier biblioteca escolar debe realizar para convertirse en una herramienta útil para la comunidad escolar. Igual de importante es que incluya dentro de su plan actividades y proyectos destinados a alumnos padres y profesores que consigan de manera directa y atractiva fomentar el placer por la lectura en las nuevas generaciones.
De los distintos proyectos ganadores en varias ediciones del Concurso Nacional de buenas prácticas para la dinamización e innovación de las bibliotecas y de otras actividades propuestas por diversos centros educativos, CONSUMER EROSKI ha seleccionado aquellas ideas genéricas fundamentales que cualquier biblioteca escolar puede poner en práctica:
De qué sirve tener una colección cada vez más amplia si no se informa sobre ella
Informar: si no saben qué pueden leer, no leerán. ¿De qué sirve tener una colección cada vez más amplia si no se informa sobre ella? Para hacerlo las bibliotecas cuentan con un buen número de recursos: elaborar guías trimestrales con las novedades que se han incorporado y una breve reseña, utilizar un tablón para listar los fondos que se incorporan, mantener a los padres y profesores informados de las lecturas recomendables para los alumnos de cada edad o colocar en un expositor en la biblioteca aquellos los títulos más leídos por edades en forma de un «top ten», son algunas ideas para que la falta de información no sea la causa de que los alumnos no lean.
Celebrar: cualquier ocasión es buena para celebrarla con libros. Por qué no recopilar todos los títulos de un autor cuando se cumpla una fecha significativa en su biografía, elaborar una hoja informativa y distribuirla entre los alumnos para animarles a conocerlo; o celebrar el aniversario de un acontecimiento con literatura, por ejemplo, siete décadas de la II Guerra Mundial a través de los libros que hablan de ella.
Hacerles participes de la biblioteca ayuda a que se identifiquen con ella y su actividad
Implicar a los alumnos: hacerles participes de la biblioteca ayuda a que se identifiquen con ella y su actividad. Una idea puede ser formar ayudantes de biblioteca que aprendan a ejercer la labor bibliotecaria. También se les puede hacer partícipes convirtiéndolos en críticos literarios a través de una hoja de opiniones que se incluya en los títulos; creando un buzón de sugerencias donde puedan recomendar lecturas que pueden ser interesantes para los demás alumnos, o haciéndoles traer su libro favorito y explicárselo a sus compañeros.
Implicar a las familias: en el entorno del hogar debe existir una predisposición hacia la lectura para crear el hábito lector en los niños, la familia debe ser un actor activo de los proyectos bibliotecarios. El carné de lectura familiar es una buen recurso para ello, en él la familia debe marcar cada mes las lecturas realizadas con los hijos en casa o en las bibliotecas externas y al finalizarlo recibirán un diploma. Otra forma de implicarse es a través de la participación en clubes o sesiones especificas organizadas por las bibliotecas, como «club de las mamas lectoras», «la semana de los padres bibliotecarios», etc.
Hacerles merecedores de un obsequio o diploma reconocedor de su esfuerzo es una de las mejores maneras de incentivar a los alumnos
Concursos y premios: hacerles merecedores de un obsequio o diploma reconocedor de su esfuerzo es una de las mejores maneras de incentivar a los alumnos. Un concurso gráfico para crear una mascota para la biblioteca, realizar un concurso de pistas literarias, colocando citas de libros en tablones que los alumnos deben identificar, o un premio al que sea capaz de encontrar la mayor bibliografía sobre un tema son algunas opciones que también pueden ser calificativas en la evaluación del profesor de determinadas asignaturas.
Relacionarse: tener un buen canal de comunicación establecido con distintas entidades puede ayudar a mejorar y activar una biblioteca. Esto se puede conseguir contactando con fundaciones o asociaciones relacionadas con la literatura para estar informado de cualquier novedad en ese ámbito y poder estar actualizado, o estableciendo acuerdos con editoriales, librerías u otras bibliotecas que resulten beneficiosos para el destinatario final: el alumno.