Tener una mala letra puede llegar a frustrar a un alumno de tal manera, que intente evitar en la medida de lo posible todas las tareas que implican realizar actividades de escritura. Pero la reeducación es posible. El tipo de papel que se utiliza, la forma de coger el lápiz o la postura que se adopta son algunos de los aspectos que pueden provocar la falta de destreza y habilidad al escribir. Si se trabaja sobre ellos, se puede mejorar la letra y conseguir que resulte legible y armoniosa.
Destrezas caligráficas
¿Cómo es una buena letra? Los especialistas en caligrafía y grafología señalan que lo principal que caracteriza a una escritura adecuada es la legibilidad. Este término se traduce en linealidad, claridad, limpieza y corrección en los trazos. Para algunos estudiantes, conseguir escribir bien es una tarea fácil. Sin embargo, otros tienen menos destreza psicomotriz y, por lo tanto, menor habilidad para lograr una escritura correcta.
Los estudiantes con mala letra tardan más tiempo en completar las tareas escritas
A menudo, los estudiantes desisten en el esfuerzo por lograr una buena letra porque no lo consideran un aspecto esencial en su educación, desconocen que no es tan solo una cuestión de imagen. En general, los alumnos que no han adquirido la destreza suficiente para escribir con armonía tardan por término medio más tiempo que sus compañeros en completar las tareas escritas y los apuntes de clase e intentan evitar las actividades que implican realizar esta acción.
Por eso, si un niño escribe mal después de superar los primeros años de Primaria, cuando se empieza a desarrollar una escritura correcta y regular, es necesario reeducarle para intentar solucionar los posibles problemas que provoca esta falta de habilidad. Estos son algunos de los principales aspectos relacionados con la escritura en los que se debe incidir para lograr esta reeducación o para evitar dificultades durante el aprendizaje.
Utilizar un tipo de papel adecuado
Para lograr una buena caligrafía en los inicios de la escritura, de modo que se distribuya bien y de forma ordenada y proporcionada en el espacio, se utiliza con frecuencia algún tipo de papel pautado, ya sea en cuadrícula o rayado horizontal. Como afirma Pilar Besumán, experta en grafología, «en el papel liso el niño no es capaz de escribir con orden, la pauta permite obtener una letra equilibrada».
El papel pautado sirve al estudiante para escribir de forma más uniforme
Hay discordancia entre los especialistas sobre cuál es el mejor formato de pauta de aprendizaje. Algunos apuntan que el papel cuadriculado cuenta con más límites de referencia para ajustar bien el ancho y alto de las letras. Sin embargo, otros expertos, como Fernando Carratalá, doctor en Filología Hispánica, señalan que con el papel pautado en líneas se logra mayor uniformidad en el movimiento gráfico, ya que el rayado vertical puede distorsionar la atención. Ya sea de un tipo u otro, lo importante de la pauta es que sirve al estudiante para escribir de forma más uniforme, ya que el papel le marca tanto la línea sobre la que descansa la escritura, como los límites superior e inferior que no debe superar. Hay que intentar que el alumno conozca esta norma para que la aplique cuando realiza las tareas de escritura.
Coger bien el lápiz
La forma de sujetar el instrumento de escritura es esencial para que el resultado sea el deseado. Si el estudiante ha adquirido un mal hábito en este sentido, es imprescindible que se le corrija antes de seguir con otros ejercicios, ya que cuanto mas avance con una mala postura, más difícil será la reeducación.
El lápiz se debe coger entre los dedos pulgar y corazón y sobre él se coloca, a modo de pinza, el dedo índice
El lápiz se debe coger entre los dedos pulgar y corazón y sobre él se coloca, a modo de pinza, el dedo índice, sin presionar demasiado. El punto de agarre no debe situarse ni muy arriba ni muy abajo (a unos 12 mm de la punta), tiene que quedar de forma que se pueda desplazar la mano por el papel de forma fácil y cómoda. La mano que sujeta el lápiz debe estar relajada, puesto que si se contrae demasiado se puede cambiar de forma inconsciente la postura idónea o ejercer una presión demasiado fuerte sobre el papel. Para que el alumno se habitúe a una posición correcta es aconsejable que escriba despacio, a un ritmo adecuado pero pausado, que le permitirá mantener el lápiz en su sitio.
Colocar bien el papel
La colocación adecuada del papel sobre el que se va a escribir difiere si el alumno es diestro o zurdo. Quienes escriben con la mano derecha deben inclinar ligeramente el papel hacia la izquierda y los zurdos, hacia la derecha. Una inclinación excesiva o la ausencia de esta pueden favorecer una letra menos clara y legible porque impide que la escritura se mantenga siempre dentro de la línea de visión.
El referente para colocar el papel es la diagonal que forma el tablero de la mesa
Un truco para lograr la posición idónea que apunta Fernando Carratalá es tomar como referente la diagonal que forma el tablero de la mesa donde se escribe y colocar el papel en este mismo sentido. Por otra parte, mientras se escribe, es necesario sujetar el papel con la mano contraria, de forma firme pero sin presionar demasiado.
Sentarse de forma correcta
Una de las principales causas de la distorsión de la escritura es la postura inadecuada del estudiante. Fernando Carratalá señala que el tronco debe estar recto, «ligeramente inclinado hacia delante y con la cabeza en la misma línea del tronco». Este especialista apunta también que los codos deben permanecer sobre la mesa y ambos pies apoyados en el suelo. En cuanto a la cabeza, debe colocarse a una distancia aproximada de 20-25 cm del papel.
Cuando se escribe, los codos deben permanecer sobre la mesa y ambos pies apoyados en el suelo
Para que se pueda adoptar esta postura, es necesario que la silla y la mesa donde se va a desarrollar la tarea de escritura sean adecuadas. Marisa Ramón, del departamento de Orientación Educativa y Psicopedagógica de Alcobendas (Madrid), resalta que la silla debe contar con respaldo para que el niño pueda apoyar la espalda y la mesa no tiene que ser «ni demasiado alta ni demasiado baja, para evitar tensiones en los hombros o posturas forzadas».
Cuidar el tamaño, la alineación, inclinación y espaciado
La buena escritura cuenta con una imagen proporcionada entre todas las grafías. Pilar Besumán apunta que para obtener una letra equilibrada grafológicamente «es necesario que la parte alta y baja de las letras midan el doble que la zona central». Cuando se utiliza papel pautado, la norma que debe seguirse es que las mayúsculas ocupen desde la línea base del renglón hasta la parte superior y las minúsculas, la mitad del espacio que las mayúsculas.
La proporción de las grafías debe ir acompañada de una buena alineación e inclinación de las letras y un espaciado correcto entre palabras y renglones. Cuidar estos aspectos es sinónimo de uniformidad y, por tanto, de legibilidad.