La experiencia de convivir con un perro, si se plantea de manera correcta y responsable, resulta muy satisfactoria, por lo que hay familias que deciden ampliar la familia canina. Sin embargo, hay que tener cuidado con cómo se introduce en casa el nuevo perro para evitar problemas que hagan fracasar la experiencia.
Tener dos perros en casa puede resultar positivo si se pasa muchas horas fuera del hogar. Dos animales se harán compañía, no se aburrirán, ni se sentirán solos. Para que todo salga bien, hay que seguir ciertas pautas.
Si el perro está bien socializado, podrá asimilar mejor que otro le robe protagonismoEl primer paso es conocer cómo se relaciona el perro con otros congéneres. Y el segundo, instaurar y respetar una jerarquía correcta entre los animales, para que la convivencia sea fluida. Si los perros están bien educados, sabrán que todas las personas del entorno familiar, incluidos los niños, son dominantes con respecto a él. Es decir, el perro debe ocupar el último lugar en la jerarquía familiar.
Sentimiento de culpabilidad
Los perros tienen un gran instinto para detectar los estados de humor de sus dueños. Si captan que con la llegada del nuevo perro están angustiados, se traducirá en un rechazo del recién llegado. Los dueños pueden verse más afectados que el propio perro por la llegada del nuevo miembro de la familia. Hay casos en que se presenta un sentimiento de culpabilidad por creer que se deja relegado al animal que ya vivía en casa. Los dueños se estresan, están nerviosos, y esa situación no es la más adecuada para crear un ambiente relajado, que ayude a la adaptación de la familia y del recién llegado a la nueva situación.
La importancia de la socialización
Si el perro está bien socializado, podrá asimilar mejor que otro le robe protagonismo. Para que así sea, ha tenido que aprender desde cachorro a jugar con otros congéneres, salir a la calle y compartir juguetes, como la pelota. Si está acostumbrado a que otros perros vengan de visita a su casa, se tumben en su cama, beban de su plato y se relacionen con sus dueños, habrá mucho camino recorrido para lograr una buena aceptación del nuevo perro.
Si se va a elegir determinada raza de perro para convivir con otro en casa, hay que informarse bien, para optar por la más adecuada, porque las hay que no aceptan de buen grado la convivencia con otros animales. Aunque no se trata de una norma fija, suele ocurrir que la convivencia entre perros de distinto sexo sea más sencilla.
Los perros son animales sociales por naturaleza, un factor que contribuye a que la acogida del nuevo perro sea positiva. Desde el punto de vista genético los perros están preparados para convivir y compartir espacio con otros congéneres. Este instinto lo ha heredado del lobo, que convive en manadas de entre 4 y 40 individuos.
Los problemas en la convivencia pueden surgir cuando:
- los dueños no dan prioridad al animal dominante y no respetan la jerarquía correcta para que la convivencia sea fluida.
- Las hembras suelen tardar más en establecer su jerarquía y puede haber más conflictos entre ellas.
- Si el individuo dominante no respeta la sumisión del otro perro o si el que está debajo en la escala jerárquica no acepta su posición y busca el enfrentamiento por todo.
Competición por el cariño
El nuevo perro tiene que encontrar en casa una posición estable y cómoda en su nuevo hogar. Es lógico que los perros compitan para ganarse el cariño de sus dueños. Las peleas ocurrirán, casi siempre, en presencia de los dueños, porque son los jefes de la manada.
Aunque no se trata de una norma fija, suele ocurrir que la convivencia entre perros de distinto sexo sea más sencillaSi se produzcan estas situaciones no hay que intervenir. En el caso en que uno de ellos resulte el vencedor, esa pelea o no se repetirá, o lo hará en raras ocasiones y con mucha menos intensidad.
La mayoría de los enfrentamientos de los perros se trata de una mera declaración de intenciones , en las que la sangre no llega al río. Se dicen entre ellos:»mira que dientes más grandes tengo y qué fuerte soy, no te acerques, ni me comas el terreno, o te las verás conmigo».
Un error común entre los propietarios de varios perros es el de intentar que haya igualdad entre ellos. Lo que hay que hacer es lo contrario, es decir dejar que se consolide la escala jerárquica y respetarla. Lo que sí puede resultar preocupante son las peleas serias. Si son habituales y la situación no se calma, se puede consultar a un especialista en comportamiento canino.
Se pueden tener en cuenta ciertas pautas para favorecer la entrada con buen pie del perro en la familia:
- El primer contacto entre los dos perros debe ser fuera del domicilio; en un parque o en la calle.
- Hay que dejar a los animales tiempo y tranquilidad para que se exploren, jueguen o compartan algún juguete. Los dueños pueden vigilar la situación, pero sin intervenir.
- Cuando han tenido tiempo de conocerse, llega el momento de ir a casa, con los dos animales sujetos con la correa. Los dueños no deben mostrar un interés especial por ninguno de los dos.
- Intentar que los dos perros traspasen la entrada a la casa al tiempo, para que el más mayor no se muestre demasiado dominante.
- Dejar tiempo al recién llegado para que inspeccione su nuevo hogar con tranquilidad.
- Los primeros días hay que procurar que coman por separado y que ninguno toque el alimento de otro.
Hay que tener cuidado con las excesivas muestras de cariño con el perro nuevo en presencia del veterano y viceversa. De esta manera, mantendremos los celos a raya.
En definitiva, sobre todo al principio, hay que tener mucho cuidado para sentar unas correctas bases para que la convivencia se desarrolle sin problemas.