Los encuentros entre perros no siempre son pacíficos. Puede haber conflictos, casi siempre, debido a su sentido de la territorialidad. Esta circunstancia genera estrés en los dueños que, en ocasiones, ven cómo las salidas a la calle se pueden convertir en batallas campales cada vez que aparece otro perro. Aunque el animal sea obediente y tranquilo con las personas, puede mostrarse agresivo frente a otros perros. Averigüemos por qué y cómo solucionarlo.
Las peleas entre canes son peligrosas porque pueden provocar heridas de gravedad. Hay que evitar por todos los medios las mordeduras. Por ello, si el perro es peleón con otros animales, se le debe llevar atado y con bozal. Además, no es aconsejable dejar jugar al perro si no estamos seguros de que el otro animal es dócil y de que nuestro perro no le atacará. Si los paseos con el perro se convierten en un continuo conflicto con otros perros, hay que plantearse acudir a un adiestrador canino.
No es normal que, aunque el perro esté sujeto con la correa, se lance a perseguir a otro perro que pasa por su lado y le ladre, gruña o enseñe los dientes. La relación del perro con sus congéneres está normalizada cuando se registran: olisqueos, movimientos corporales que transmiten información (con las orejas o la cola) o juegos, pero no intimidación o intento de agresión por sistema.
Las peleas con otros perros pueden ocurrir porque el animal es muy territorial, es decir, interpreta que otro perro ha invadido su espacio y amenaza su liderazgo cuando se acerca demasiado. La reacción es intimidar al intruso: ladra, gruñe, enseña los dientes y hace un amago de ataque. En la mayoría de los casos, la riña queda en una amenaza que se traduce en: «No te acerques más o te las verás conmigo». Los enfrentamientos también se pueden desencadenar porque hay una perra en celo por la zona y los machos compiten por cortejarla. En otros casos, si el perro retado responde con una agresión y los dueños no pueden controlar la situación, son posibles heridas de gravedad.
En un grupo de perros pueden ocurrir peleas y enfrentamientos por rivalidad jerárquica. Por ello, los dueños deben dejar muy claro que ellos son los líderes de la manada. En ocasiones, el perro gruñe, enseña los dientes y ladra, pero ello no implica que ataque, solo advierte de que está enfadado y hace un despliegue de sus armas para amenazar.
Peleas con perros y problemas de socialización
Un perro que no está bien socializado puede desarrollar problemas de relación con otros congéneres. Es posible que no se haya relacionado lo suficiente con otros perros en su etapa de cachorro. Otro causa puede ser que se le haya separado de su madre y hermanos demasiado pronto y no haya tenido tiempo de aprender las normas básicas de relación con sus congéneres.
Peleas entre perro y mordeduras graves
Un perro puede resultar herido de gravedad por mordeduras. En este caso hay que acudir al veterinario, pero antes, podemos practicar algunos primeros auxilios:
- Limpiar las heridas con suero, agua o soluciones yodadas.
- Cubrir la zona afectada con gasas o paños limpios.
- Para evitar que el animal nos muerda, si está asustado, es aconsejable poner el bozal.
- La fiebre, inflamaciones o estados de depresión, entre las 24 y 48 horas posteriores a la agresión, son normales.
Las hemorragias causadas por las mordeduras son muy espectaculares y los primeros en ponerse nerviosos son los propietarios. Por este motivo, hay que mantener la cabeza fría para actuar con coherencia. Tenemos que transmitir tranquilidad al animal que está dolorido y asustado, si no queremos empeorar la situación.
La hemorragia puede ser considerable. En este caso, intentaremos detenerla mientras se presiona con la mano, una gasa o un paño. Si no se sabe hacer bien un torniquete, es mejor no arriesgarse, porque se puede causar gangrena.
Las complicaciones más graves asociadas a este tipo de lesiones son: las laceraciones musculares, los abscesos, las fracturas y las perforaciones de pulmón o de órganos abdominales como intestino, hígado o bazo.
En la mayoría de los casos, la riña queda en una amenaza, que se traduce en: «No te acerques más o te las verás conmigo»
En el caso de que las heridas se localicen en el cuello, cerca de la columna vertebral, o si el perro no se puede mover solo, hay que evitar movimientos bruscos. Para desplazarlo, se puede improvisar una camilla con una manta, aunque es mejor hacerlo con algo rígido y plano. Cuando el animal está inconsciente o en shock, hay que intentar mantener su cabeza levantada y no doblar o comprimir el cuello. En cualquier caso, no hay que olvidar acudir al veterinario, porque las lesiones internas pueden ser mucho más graves que las externas.
- Si el perro se enzarza en peleas con facilidad, llevarle con bozal y sujeto con la correa.
- Si la relación con otros animales se convierte en un problema y la hora del paseo, en peleas continuas con otros perros, consultar con un adiestrador canino.
- En caso de heridas durante una pelea, acudir al veterinario. Este tipo de heridas pueden ser profundas y tienen riesgo de infectarse si no se curan bien.