Hacer el Camino de Santiago es una aventura especial y, si se hace en buena compañía, con un perro, el viaje resulta mucho más satisfactorio. Los canes forman parte de la vida y la familia de muchas personas, que quieren compartir el Camino con ellos. Sin embargo, alojarse con perro en los albergues de la ruta Jacobea no es fácil. La mayoría de los alojamientos públicos no admiten perros. En el caso de los privados, su acceso es más fácil porque algunos ofertan estancias individuales, aunque también son más caros. Alimentación, alojamiento, documentación o salud son algunos de los aspectos que se deben tener en cuenta para disfrutar de un feliz Camino con nuestro amigo canino.
Los peregrinos que deseen dormir bajo techo con su perro deben informarse sobre los alojamientos que admiten animales en la ruta jacobea que seguirán y reservar con antelación. Es necesario planificar bien las etapas y tener claro dónde admitirán a nuestro perro. Para ello, antes de comenzar las rutas, habrá que contactar por teléfono o por correo electrónico con los establecimientos correspondientes. Las casas rurales y los albergues privados son las opciones más seguras para dormir bajo techo con el perro. La Guía del Camino de Santiago de EROSKI CONSUMER contiene amplia información sobre los albergues del Camino.
El Camino francés es el más transitado y, por tanto, cuenta con más opciones de alojamiento. Por esta ruta, hay alrededor de 300 albergues y más de la mitad son privados. Muchos alojamientos de este tipo, más caros, ofertan distintas modalidades de habitaciones, además de las salas comunes en litera, por lo que hay más posibilidades de que admitan perros. En este caso, los precios oscilan alrededor de 30 euros por noche, en una habitación para dos personas con el perro.
En los albergues públicos, donde se duerme de manera colectiva, es más difícil que se admitan perros. En los casos en los que se permite su acceso, se ofrecen estancias aparte, como garajes o cuadras. Frente a la posibilidad de no poder pasar la noche con sus perros en los albergues, algunos dueños optan por llevar una tienda de campaña para pernoctar con su perro.
En el año 2011, de los 183.366 peregrinos que recibieron la Compostela (documento acreditativo de haber hecho al menos los últimos 100 kilómetros del Camino a pie o los últimos 200 kilómetros en bicicleta), el 0,19% (341) recorrieron el Camino a caballo, el 16,33% en bicicleta y el 83,48%, a pie. Sin embargo, no hay datos de los peregrinos que decidieron ir acompañados por sus perros porque a los canes no se les considera ni un medio de transporte ni peregrinos.
Camino de Santiago con perro en albergues públicos y privados
Cada albergue tiene su propia política sobre admisión de animales, por lo que es importante la planificación de cada etapa. Es recomendable hablar previamente con los responsables de los albergues donde se dormirá para avisarles de la presencia del perro. De esta manera, se sabrán con antelación las condiciones en las que se podrá dormir con el perro.
«Sobre todo los peregrinos extranjeros se quejan por no poder acceder con el perro al albergue. Cuentan que en su país hay mucha más permisividad para acceder a lugares públicos con perro», señala Edita Núñez, hospitalera en el albergue público de O Cebreiro (Lugo), situado en el Camino Francés. En el caso del albergue privado A Reboleira, los perros pueden dormir en un garaje adyacente y no se necesita ningún permiso específico para que el perro pernocte.
Héctor Fonseca, peregrino que hizo el Camino con su perra Goa y autor de Camino de Santiago con perro, explica que «es muy importante planear bien cada etapa para tener un lugar donde dormir». «A la hora de comer -rememora-, unas veces lo hicimos en terraza, otras nos llevamos grandes desilusiones y, por supuesto, también topamos con personas muy amables que nos dejaron comer a resguardo de la lluvia».
Sin embargo, a pesar de las dificultades para hacer el Camino acompañado con su perra Goa, Héctor Fonseca subraya que peregrinar con su mascota fue «inolvidable» y forjó, «si cabe aún más, lazos entre ambos». «La primera vez que hice el Camino de Santiago lo tuve muy claro, esa experiencia tenía que repetirla con mi perra Goa», destaca. En cuanto a los trayectos, Héctor Fonseca explica que tanto para el trayecto de ida, hasta el punto de partida, como de de vuelta, desde Santiago de Compostela, tuvo que alquilar sendos coches.
Preparación física del perro antes del Camino
El entrenamiento previo al Camino es imprescindible para los perros que no están acostumbrados al ejercicio físico. El paseo de 15 minutos varias veces al día no es un entrenamiento suficiente. El perro tiene que estar acostumbrado a caminar distancias largas. Por otro lado, Mercedes Morán, de la clínica veterinaria Mimos, recomienda llevar a cabo un control cardiovascular del perro antes de comenzar el viaje para asegurarnos de que el corazón de nuestro perro está en forma.
Camino de Santiago con perro e hidratación
Además de tener en cuenta el alojamiento y los trayectos de ida y vuelta, para tener una feliz peregrinación, se deben tener en cuenta aspectos como la hidratación del perro o un botiquín para practicar primeros auxilios (con desinfectante, vaselina para las almohadillas, repelente de parásitos y mosquitos). El agua es fundamental para evitar golpes de calor y para que el perro resista sin problema las largas caminatas.
Lo adecuado es que, en los periodos de reposo, el perro tenga agua a su libre disposición. Se administra una hora antes de comenzar el ejercicio y, una vez que haya terminado la etapa, se puede ofrecer un vaso de agua cuando hayan transcurrido cinco minutos. No hay que permitir que beba a libre disposición hasta que no hayan pasado 30 minutos.
No hay recomendaciones particulares en el empleo de soluciones hipertónicas, pero podrían ser beneficiosas. «Durante el ejercicio se pierden electrolitos con la saliva (sobre todo sodio) y, con estas bebidas, colaboramos en la reposición del glucógeno muscular», explica Mercedes Morán.
La mejor época para aventurarse con perro en el Camino de Santiago coincide con los días en que las temperaturas no son extremas, como primavera, finales de verano y principios de otoño. La distancia recomendable que el perro puede recorrer a diario depende de su preparación física y del ritmo de cada etapa, que a su vez varía en función de la temperatura o el terreno. No obstante, es sencillo adivinar cuándo el perro necesita descansar, ya que caminará más lento y con más dificultad y se detendrá para sentarse o tumbarse. De todas maneras, el perro es un buen corredor y puede seguir sin problema el ritmo de su dueño, siempre que este recorra el camino a pie.
Las almohadillas del perro necesitan un cuidado especial
Las almohadillas deben estar bien hidratadas para evitar lesiones. Para mantenerlas en forma, al final de cada jornada del Camino, se pueden lavar con una solución jabonosa tibia, después secar y aplicar una crema hidratante o vaselina líquida. Tampoco está de más llevar una solución desinfectante por si el perro sufre alguna herida, así como productos antiparasitarios, repelente de insectos y algún antihistamínico.
La alimentación del perro en el Camino
El perro no tolera bien los cambios bruscos en su alimentación, que le pueden ocasionar problemas gastrointestinales. Una vez que el animal tiene una dieta que le sienta bien, no conviene introducir variaciones, a menos que sea por prescripción veterinaria. Por ello, durante el viaje, es conveniente mantener su dieta habitual. Si el animal está sano y en forma, en principio, no será necesario introducir suplementos vitamínicos. Pero en caso de hacerse, tendrá que ser el veterinario quien lo determine.
El alimento que el perro ingiera durante el Camino debe ser el mismo de siempre, pero con una ración mayor, que se reparta varias veces al día, recomienda Roberto Elices, veterinario y experto en nutrición canina. Según indica, «el perro es un caminador nato y puede seguir a su dueño sin problema, pero no es recomendable en absoluto hacer el recorrido en bicicleta con perro». Es un ejercicio físico muy duro para el perro, aunque esté entrenado para ello.
Las necesidades energéticas están determinadas por el peso, edad, temperatura y actividad que realice el perro. Sus necesidades energéticas diarias están aumentadas entre cinco y diez veces con respecto al mismo animal que no haga ejercicio. «La base de la ración tiene que ser la grasa, rica en ácidos grasos esenciales. Esto requiere acostumbrar al perro a estos elevados niveles para evitar alteraciones digestivas», explica Mercedes Morán.
Silvia Miguelez, veterinaria, explica que es importante comenzar las modificaciones en el tipo de alimento con un periodo mínimo de seis semanas antes de la etapa o de la temporada deportiva. Se recomiendan niveles de proteína moderados y de buena calidad. Vitaminas y minerales deben estar compensadas según el ejercicio que haga el perro para proteger las células del estrés oxidativo derivado del ejercicio. Hay alimentos específicos en el mercado para este fin.
Camino de Santiago con perro y «papeleos»
La documentación sobre nuestro perro no debe faltar en la mochila. Entre los documentos imprescindibles, figuran el certificado veterinario de salud y el documento acreditativo de la vacunación antirrábica. También conviene llevar el certificado de su identificación con microchip y la cartilla de vacunación al día. Para salir al extranjero, hay que informarse con tiempo suficiente, puesto que las normas de cada país son diferentes con respecto al permiso de entrada de nuevos animales. Algunos requieren la tarjeta sanitaria en orden, otros piden también un certificado veterinario y, los más exigentes, obligan a pasar una cuarentena en la frontera del país de destino.
La seguridad del perro es importante y durante la aventura del Camino puede haber más peligros que en la rutina diaria de la ciudad. El perro pasa mucho tiempo a la intemperie, hace más ejercicio, camina por zonas donde hay que tener especial cuidado con el tráfico de todo tipo de vehículos, incluidos los rurales (tractores, cosechadoras).
El perro debe ir en todo momento supervisado por sus dueños para evitar atropellos o encontronazos con otros animales y accidentes con personas. Los seguros para perros cubren este tipo de imprevistos y, en situaciones de más riesgo de imprevistos, es recomendable tener al perro asegurado.
Para contratar un seguro, conviene consultar en varias compañías aseguradoras las condiciones y precios para escoger la póliza que más se ajusta a nuestro bolsillo y necesidades. La tarifa media es de 70 euros anuales. Por otro lado, la mayoría de seguros para el hogar cuentan con la posibilidad de incluir la cobertura del perro. Algunas compañías ofrecen la opción de asegurar hasta dos perros.
Antes de comenzar la aventura del Camino, conviene hacer un chequeo al perro y tomar medidas contra enfermedades como la leishmaniosis. Sobre puede informar el veterinario, ante la posibilidad de administrar al perro la vacuna contra esta grave enfermedad, pero además hay que tomar otro tipo de medidas preventivas contra los insectos y los parásitos. Al finalizar el Camino, conviene hacer una revisión médica al perro para comprobar su estado de salud. Tras todo esto, con buena compañía y previsión, la experiencia de recorrer el Camino de Santiago con perro será muy satisfactoria. Les deseamos feliz Camino en compañía canina.