La procesionaria del pino es la oruga responsable de muchas intoxicaciones en perros, que pueden llegar a causar úlceras, graves irritaciones orales e incluso la muerte. Esta oruga de pelos urticantes frecuenta nuestros bosques y jardines y debe su nombre, procesionaria del pino, a las largas filas que forman para desplazarse de un pino a otro, donde forman sus nidos.
El ciclo biológico de estas orugas comienza a finales de verano. En los últimos días de la primavera, las orugas comienzan una migración, para encontrar un lugar óptimo donde enterrarse en el suelo. Una vez allí, se transforman en crisálidas y después en mariposas.
Las espigas tienen forma de arpón, para adherirse a cualquier ser vivo que pase por su ladoCon los primeros calores de la primavera comienzan a estar activas y es cuando hay que vigilar su presencia por las zonas que frecuenta el perro.
Las larvas tienen la cabeza y piel de color negro, pelos rojizos por el dorso y son grises por los costados. Su revestimiento urticante las protege de los depredadores. Sus pelos están llenos de una sustancia muy irritante, que produce una fuerte reacción alérgica con sólo tocarlas.
Los perros son atraídos por las hileras de orugas, que les llama la atención por su forma y movimiento. Los perros tocan las orugas con las patas, mucosas y boca, entonces se quedan pegados los pelos de la oruga que son los que producen la irritación.
La reacción tras el contacto con la procesionaria del pino no se hace esperar: hipersalivación, lengua inflamada; con coloración roja o amoratada, ampollas con líquido. También pueden provocar úlceras, que producen pérdidas de trozos de lengua. Si las orugas se ingieren, pueden producir la muerte del animal.
Prevención contra las orugas
Para prevenir estos envenenamientos, se deberían de cortar y destruir las bolsas de las orugas durante el invierno. Con el inicio del calor hay que evitar pasear con el perro por zonas donde haya pinares y vigilar que no entre en contacto con las orugas. Si se produce una intoxicación , es recomendable acudir rápidamente al veterinario.
«La presentación de la sintomatología por contacto con orugas es siempre de urgencias para evitar males mayores y su tratamiento debe aplicarse cuanto antes, generalmente a base de corticoides y antihistamínicos , que suelen aplicarse por vía intravenosa» explica Manuel Lázaro, veterinario de la clínica Mirasierra en Madrid.
El peligro de las espigas para el perro
Además de la oruga procesionaria del pino, también hay que tener mucho cuidado con las espigas en el campo, porque pueden provocar graves problemas en los oídos del perro. Estas espigas pueden causar en los perros otitis muy graves, que les provocan fuertes dolores, ya que las espigas son ásperas, duras y pueden perforar el tímpano.
Las espigas tienen forma de arpón para adherirse a cualquier ser vivo que pase por su lado. De esta manera se pueden trasladar a un lugar adecuado para eclosionar. El pelo de los perros es idóneo para que las espigas queden enganchadas. Las espigas, una vez adheridas al pelaje del perro, tienen la cualidad de escalar. De esta forma se introducen en el oído.
Las razas más propensas a sufrir las afecciones producidas por las espigas son las que tienen las orejas largas y caídas, el pelo largo y un tamaño entre pequeño y mediano, como el Cocker Spaniel. Es decir, reúnen las condiciones apropiadas para que las espigas se enganchen con más facilidad al pelo largo y se introduzcan por el conducto auditivo.
La hora del aseo del perro es un buen momento para revisar sus oídos. Podemos fijarnos en si el acceso al conducto auditivo tiene un color rosado pálido, ya que este es un síntoma de buena salud.
Las espigas también pueden introducirse en la boca, los ojos, las patas, el abdomen y el tórax
Los síntomas que advierten que el animal padece otitis son la presencia anómala de cera en la zona del pabellón auditivo, así como la segregación de sustancias que desprenden un olor desagradable. La inflamación auditiva ocasiona dolor y molestias, que se traducirán en que el perro se rasque y sacuda las orejas con más insistencia de lo habitual.
Síntomas que provocan las espigas en el perro
Los síntomas que apuntan a que el perro tiene espigas en los oídos se concretan en que el animal se sacuda con fuerza la cabeza, camine con la cabeza inclinada y sufra molestias al rascarse las orejas.
Las espigas también pueden introducirse en: boca, ojos, patas, abdomen y tórax.
La forma de prevenir los estragos que provocan estas plantas es:
- Evitar pasear por zonas de vegetación espesa.
- Revisar el pelaje, orejas después de pasear por el campo.
- Afeitar las caras internas de las orejas y de las patas de los perros con pelo largo para evitar que las espigas se enganchen al pelaje con facilidad.
Tener especial cuidado con las orugas cuando empieza a subir la temperatura en primavera.
Procurar no pasear con el perro por zonas con pinos en la época de calor.
Una vez que el perro ha entrado en contacto con las orugas; las ha mordido o pisado, acudir al veterinario sin dilación.
Revisar bien al perro tras los paseos por zonas de vegetación espesa por si tuviera enganchadas espigas en las orejas, los espacios interdigitales, y en general por todo el pelaje.
Si se detecta que el perro tiene molestias en los oídos, si se rasca mucho las orejas o cabecea, es recomendable acudir al veterinario para que le pueda revisar a fondo.