El perro, como las personas, no es inmune a las infecciones intestinales ni a los desórdenes gástricos. Los parásitos intestinales y las inflamaciones del aparato digestivo son algunas de las dolencias que conviene vigilar en nuestra mascota. Unos consejos sencillos ayudan a prevenir estas molestas infecciones caninas.
Gusanos y tenias: unos molestos visitantes en el intestino del perro
Lombrices y tenias son dos tipos de parásitos intestinales frecuentes en los perros. La diferencia fundamental entre estos gusanos radica en su forma.
Ofrecer al perro alimentos de buena calidad es esencial para cuidar de su salud intestinalMientras que las lombrices son gusanos redondos, con la forma de un cordón, la tenia es un tipo de gusano plano más parecido a una cinta.
A pesar de su distinta fisonomía, los dos son malignos parásitos intestinales que llegan al aparato digestivo de nuestra mascota con una misma intención: alimentarse de lo que el perro ingiere. Y ambos tienen, asimismo, efectos nocivos similares en el cuerpo del perro al que infectan: entre otros, provocan una pérdida de peso en el can.
El organismo de una mascota infectada reacciona con virulencia a estos visitantes de su intestino. Entre las señales que pueden avisar de que nuestro perro aloja parásitos figuran las diarreas y los vómitos. En otras ocasiones, nuestra mascota puede padecer molestas flatulencias o problemas de estreñimiento. Lombrices y tenias provocan, a la vez, una pérdida de salud generalizada en el animal.
La prevención en los perros: esencial para evitar los gusanos
Estos nocivos huéspedes, lombrices y tenias, conocen varios caminos para ocupar sin permiso el intestino de nuestra mascota. Los parásitos intestinales infectan al perro cuando este entra en contacto con las heces de otros animales previamente contagiados. Hay que vigilar que el can no se acerque o ingiera los excrementos de otros durante sus paseos al aire libre.
Ingerir alimentos crudos es otra vía de riesgo para una mascota, cuando la ración de comida se ha contaminado con lombrices, tenias o sus larvas. Para una larva, es más sencillo pasar desapercibida y entrar en el cuerpo de nuestro perro. Si el alimento no se ha cocinado, la probabilidad de supervivencia del parásito es mayor. La llegada de las lombrices y tenias al intestino del perro seguirá, en este caso, el mismo camino que realice la vianda contaminada que lo aloja.
La mejor opción para evitar infecciones por parásitos es prevenir el contagio con gusanos intestinales. Por este motivo, ofrecer a nuestro amigo alimentos de buena calidad es esencial para cuidar de su salud intestinal. Hay que alejar a su perro de los espacios sucios que puedan estar infectados, no permitir que el can lama o tome alimentos de la calle y tratar de eliminar el contacto con animales que se sospeche que puedan estar infectados.
Ante cualquier síntoma o creencia de que el perro pueda estar infectado por parásitos internos, conviene realizar una pronta visita al veterinario.
Cuidados durante el embarazo de la perra
Los gusanos que una perra embarazada
aloja en su intestino pueden transmitirse a los cachorros durante la gestación y, después, durante la lactancia, a través de la leche materna. Esto explica la importancia de prevenir la infección, de forma especial, cuando nuestra perra espera cachorros, con el fin de evitar el daño que estos parásitos son capaces de provocar en las vulnerables crías de perro.
«La prevención es la mejor estrategia para evitar la infección por gusanos internos en una perra embarazada», apunta la veterinaria Diana Contreras. Para Contreras, es relevante aumentar los controles de parásitos antes de cruzar a la perra, y fortalecer la frecuencia del habitual tratamiento desparasitario, que ha de hacerse cada tres meses, con dosis extras.
La molesta inflamación del intestino del perro
No solo los gusanos parásitos pueden infectar el intestino de nuestro perro. Otros microorganismos externos, como las bacterias, e incluso algunos tipos de hongos, pueden acabar en el aparato digestivo del perro. El intestino del can responde a esta contaminación con una inflamación.
Algunos de los avisos que pueden alertar de una infección bacteriana son los vómitos y las diarreas anómalas. No es extraño que el perro experimente, a la vez, una pérdida de su apetito. Ante cualquier síntoma, se debe acudir al veterinario.
El hecho de que un perro coma menos de lo habitual o se muestre apático puede ser síntoma de que el animal ha enfermado.
El perro, como las personas, no es inmune a las infecciones intestinales
Pero el can en este estado no sabe decir qué le pasa, qué le duele. Por eso, hay que prestarle atención y aprender a leer su comportamiento. Es ahora cuando más hay que cuidar de su alimentación: hay que reforzarla e introducir algunos cambios en su dieta para lograr la pronta recuperación del animal enfermo.
Recuerde que lombrices y tenias son dos tipos de parásitos intestinales frecuentes en los perros: las lombrices son gusanos redondos, con la forma de un cordón, mientras que la tenia es plana.
Existen señales que pueden avisar de que nuestro perro aloja parásitos: diarreas y vómitos, flatulencias o problemas de estreñimiento.
Los nocivos huéspedes pueden infectar al perro cuando este entra en contacto con las heces de animales previamente contagiados: vigile que su amigo no se acerque o ingiera los excrementos de otros canes durante sus paseos al aire libre.
No olvide que tomar alimentos crudos es otra vía de riesgo para una mascota, cuando la ración de comida está contaminada por lombrices, tenias o sus larvas.
Ofrezca a su amigo alimentos de buena calidad: es esencial para cuidar de su salud intestinal.
Aleje a su perro de los espacios sucios que puedan estar infectados y trate de eliminar el contacto con animales que puedan alojar parásitos.
No permita que el can lama o tome alimentos de la calle.
Si planea cruzar a su perra, aumentar los controles de parásitos para evitar que la infección se transmita a los vulnerables cachorros.