Cojera, dificultad para levantarse o subir escaleras, ¿ha notado estos síntomas en su perro? Le recomendamos que acuda al veterinario porque puede ser displasia. La más habitual en los perros es la de cadera, pero también hay bastantes casos de displasia de codo. Esta enfermedad consiste en una anomalía en la formación de la articulación y ocurre, sobre todo, en las razas de tamaño grande. A menudo, la displasia es una afección de origen genético, aunque también pueden influir otros factores como el tipo de alimentación.
Displasia en cachorros
La etapa de desarrollo del cachorro es fundamental para prevenir esta enfermedad en razas de tamaño grande y, más aún, si el perro tiene predisposición genética a padecerla.
La selección genética es una de las mejores soluciones para reducir la incidencia de la displasia canina
Para prevenir la displasia, se debe evitar la obesidad del cachorro, así como su crecimiento demasiado rápido o la práctica de ejercicio físico excesivo.
No es recomendable la ingesta de alimentos muy energéticos, es decir, con niveles altos de proteína o calcio, porque produce un crecimiento rápido del cachorro de raza grande. Si el cachorro tiene un peso corporal excesivo, la articulación de la cadera o el codo se desgasta antes, lo que facilita el desarrollo de la displasia o, lo que es lo mismo, la alteración en la articulación. De esta forma, el ejercicio moderado, que permita un correcto desarrollo de la musculatura, junto con una dieta que no sea muy energética, permiten que el cachorro se desarrolle a un ritmo adecuado entre los 3 y los 10 meses de edad.
Displasia canina, síntomas y prevención
La selección genética es una de las soluciones para reducir la incidencia de la displasia canina. Es mucho más probable que perros con displasia tengan cachorros que también desarrollen la enfermedad. Aunque un perro que no tenga antecedentes de displasia en su familia también puede padecerla.
Los síntomas que pueden alertar de que el perro padece displasia son:
- Cojera más o menos grave y notable de las patas traseras.
- Dolor al tocar la zona.
- Dificultad para levantarse.
- Forma de caminar peculiar, porque se colocan los talones más juntos de lo habitual.
El diagnóstico de la displasia siempre se lleva a cabo mediante una radiografía. La enfermedad se puede tratar de varias maneras que tienen como resultado y objetivo lograr una buena calidad de vida para el perro. Entre ellas, destacan:
- Dieta estricta y ausencia de ejercicio físico excesivo para evitar la artrosis por sobrecarga de las articulaciones.
- Tratamiento médico, que consiste en el uso de antiinflamatorios con el fin de evitar el dolor. También se pueden usar medicamentos que protegen el cartílago de la articulación y carecen de efectos secundarios.
- Técnicas quirúrgicas que se utilizan para corregir la alteración de las articulaciones solo en animales jóvenes y que no estén muy afectados por la enfermedad.
- La «artroplastia de cadera» es una técnica que se aplica con animales mayores y que consiste en eliminar el cuello y la cabeza del fémur para evitar el dolor.
- La implantación de la «prótesis total de cadera» es la técnica con mejores resultados y consiste en sustituir las partes dañadas de la articulación por una prótesis metálica. Es una técnica complicada y que implica un importante desembolso económico, pero con ella se obtienen resultados satisfactorios en casos de displasias muy graves.
Displasia canina de codo
La displasia de codo es causante de una alteración en la formación del hueso de los perros en fase de desarrollo, que afecta a los cartílagos en crecimiento. Se registra una deformación de la articulación y se desarrolla la artrosis.
Los primeros síntomas de la displasia son: cojera, inactividad y dificultad para incorporarse o bajar escaleras. Ante estos síntomas, es recomendable acudir al veterinario. Las razas de perro a las que más afecta la displasia de codo son: Pastor Alemán, Rottweiler, Labrador y Golden Retriever. Por sexo, los machos son más propensos que las hembras a padecer la displasia de codo.
La displasia de codo tiene muchas similitudes con la de cadera. En ambos casos es un trastorno degenerativo que afecta a la articulación. Por ello, la displasia de codo también afecta principalmente a razas caninas de gran tamaño. La enfermedad se manifiesta cuando el perro es joven, entre 4 y 8 meses de edad, a menudo es de origen genético y su desarrollo también depende de factores como la alimentación o el tipo de ejercicio que haga el perro.
La prevención de la displasia canina
Una buena forma de prevenir la displasia consiste en seguir una alimentación adecuada, que no tenga un exceso de vitaminas y minerales.
Cuando la enfermedad se desarrolla, lo importante es aportar al perro un buen nivel de calidad de vida
Se debe favorecer el crecimiento lento y no acelerado del perro. Para ello, el animal debe tomar un pienso adecuado para razas grandes, que sea de buena calidad.
Respecto al ejercicio, debe ser moderado durante la fase de crecimiento del perro para evitar traumatismos en las articulaciones, entre otras causas, debido a los saltos. Una vez que la enfermedad se desarrolla, lo importante es aportar al perro un buen nivel de calidad de vida.
Ofrecer al perro un pienso de calidad, que no tenga un exceso de vitaminas y minerales, sobre todo si es una raza de tamaño grande.
Procurar que el perro haga ejercicio de carácter moderado durante su crecimiento.
Cuando se detectan síntomas como cojera o dificultades motrices, acudir al veterinario.
Si el perro tiene antecedentes familiares de displasia, vigilar los posibles síntomas.