Una nueva ley que ultima el Gobierno central obligará a incorporar placas solares en las viviendas de nueva construcción. El borrador de la legislación, que podría entrar en vigor en un plazo de dos a tres años, está en manos de los instaladores de este tipo de equipos, que ya han empezado a organizar cursos específicos para mejorar la formación en el sector. La implantación de esta energía limpia permitirá calentar el agua sin costes ni emisiones, aunque los profesionales recuerdan que el gas seguirá presente en los hogares.
La primera versión de la normativa, que aún debe superar un largo proceso administrativo, llegó a la Confederación Nacional de Instaladores y Mantenedores al principio del verano. El colectivo todavía debate su contenido, pero ha logrado alcanzar un amplio consenso sobre uno de los puntos clave: la superficie mínima de los edificios que deberán cumplir la legislación. «Creemos que el límite estará en los 1.000 metros cuadrados. Es decir, en las viviendas que rebasen las tres plantas», explica el presidente de la agrupación, Aurelio Yarza. Si finalmente se mantiene esta cifra, añade el representante del sector, los edificios deberán incorporar como mínimo alrededor de 30 metros cuadrados de paneles solares para poder calentar el agua demandada por los residentes.
El inconveniente de esta iniciativa para los consumidores es que incrementará con toda seguridad el precio de las viviendas. «Somos conscientes de que el precio de un piso puede aumentar sobre 4.200 euros con la instalación de estos equipos, pero también se ahorra una cantidad importante en gas y disminuyen las emisiones», asegura Peli Melikua, director técnico de la empresa Etxea Instalaciones.
La implantación de esta energía limpia, sin embargo, no acabará con las instalaciones de gas en los edificios nuevos. «Los paneles tienen una producción diaria de entre 5 y 6 horas. Además, hay jornadas y zonas poco soleadas en las que se necesitará energía convencional con mayor frecuencia», detalla el especialista de Etxea. Con todo, tanto Melikua como Yarza aseguran que el desarrollo de los equipos permite ofrecer una «garantía mínima, aunque el sol sea algo imprevisible».
Experiencias anteriores
Esta iniciativa tiene, al menos, dos precedentes en España. Tanto Barcelona como Madrid cuentan con ordenanzas sobre «la captación de energía solar térmica» y exigen la instalación de equipos de estas características en edificios nuevos de viviendas, servicios públicos o empresas que usen «agua caliente sanitaria». En ambos casos, la normativa hace especial hincapié en las instalaciones con piscina y exige la colocación de «la mejor tecnología disponible».
Barcelona puede considerarse una de las capitales pioneras en la implantación de energía solar. El Ayuntamiento aprobó la normativa en el verano de 1999 e insistía en que tanto los edificios nuevos como los que fueran objeto de una reforma integral debían colocar los equipos. En Madrid, las construcciones deben incorporar un «esquema de la captación» desde el año pasado. Poco antes de la puesta en marcha de la legislación, se calculaba que el precio de un piso podía subir hasta un 10%.