Un grupo de sismólogos del Consejo Central para la Gestión de Desastres del Gobierno de Japón ha estudiado la evolución de los terremotos en este país, afectado sobremanera por los movimientos sísmicos, y ha concluido que existe un alto porcentaje de posibilidades (superior al 70%) de que en Tokio y sus alrededores se produzca un seísmo de 7 grados en la escala Richter en los próximos 30 años.
Para llegar a esta conclusión, estos expertos estudiaron 18 tipos de terremotos que podrían afectar a la capital nipona en el futuro, siendo el peor de los escenarios un seísmo de 6,9 grados de magnitud en el oeste de Tokio a las 18:00 horas. A juicio de Emilio Carreño, responsable del Centro Nacional de Información Sísmica en España, esta alerta, a pesar de no ser frecuente, no sorprende en Japón, donde los terremotos de gran magnitud, por encima de 7 grados, suceden en un periodo más breve de tiempo, entre 30 y 50 años, que los que tienen lugar en la Península Ibérica, cada 200 años. No obstante, para Carreño estas estimaciones responden a una «previsión conservadora», que en sismología se supone para el peor de los casos posibles.
A pesar de que Japón es un país que ha sido constantemente sacudido por fuertes terremotos, su población se encuentra muy poco preparada para hacer frente a estos fenómenos naturales. Así, según una encuesta del periódico económico «Nihon Keizai Shimburn», un 67,7% de los japoneses no está preparado para afrontar las consecuencias inmediatas de un terremoto y apenas un 30% dispone del «kit» de emergencia necesario para estas situaciones de riesgo (compuesto por víveres, medicinas, lámparas y mantas) para los tres días posteriores a la sacudida.